La cita de hoy es una de esas citas que cada vez que la leo revoluciona mi vida, es una de esas citas que me hace meditar acerca de la seriedad de mi compromiso con Dios y que me hace pensar si realmente estoy dispuesto a hacer todo lo que digo cuando oro o cuando pido algo.

El problema con la mayoría de las personas es que no tienen una dimensión real de quien es Dios, recurren de constante a Él, pero solo lo ven y lo conocen en términos de sus problemas y en términos de sus necesidades, es decir, Dios no es mas que alguien que se amolda a sus problemas y a sus deseos y pareciera que su tamaño y su poder lo hacen también.

Me emociona el hecho de que la cita de hoy mencione al Reino de los Cielos como un tesoro, ya que nadie de nosotros sabría que hacer con un tesoro, es decir, todos sabemos que un tesoro vale mucho y nos abre muchas posibilidades, pero en realidad nadie sabe cuanto vale un tesoro, así es el Reino y así es el Dios quien gobierna sobre ese Reino, por tanto cada vez que nos olvidamos de éste “pequeño” detalle, hacemos de un Dios grande, algo pequeño y pasajero, tal como nuestra necesidad.

La cita de hoy es un reto, ya que si lo pensamos detenidamente, el hombre de la parábola podría simplemente robar el tesoro, al fin y al cabo nadie mas sabe que está ahí, y probablemente nadie mas lo ha visto, pero se da cuenta que el tesoro vale mas de lo que podría haber tenido jamás en su vida, por ello, va y vende lo que tiene, para comprar el tesoro y con ello poderse decir el legal propietario del tesoro y luego hacer uso del tesoro y enriquecer el terreno que compró.

En otras palabras Jesús es ese tesoro para nosotros, y fue el mismo Jesús quien nos dijo que hay que pagar un precio, el cual significa crucificar nuestra antigua manera de vivir, para entrar en las dimensiones del Reino, y es aquí donde muchas personas patinan, pues las frases “pagar un precio”, “tomar nuestra cruz” y muchas similares parecieran sacrificios, pero es precisamente porque no han visto el tesoro que no dimensionan el significado de esas frases.

Hace unos años salió la famosa película “el Diario de una Princesa”, en donde una chica común de Nueva York resulta ser la Princesa heredera de la corona de un país europeo y se resistía en dejar sus hábitos comunes por las costumbres reales y sus beneficios, siendo que lo correcto, lo formal y lo justo, no eran aburridos y hubo momentos donde la Princesa prefirió su vida común a la vida real, y todo por un simple y sencillo desconocimiento, y no fue sino hasta que conoció el tesoro real que había en la vida que le ofrecían que se atrevió a vivir esa oportunidad única.

Así nos sucede a nosotros, a veces tenemos vidas de las que nosotros mismos no estamos convencidos, y aún así preferimos vivir de esa manera a la manera que Dios nos ofrece, argumentando que no estamos dispuestos a ser “religiosos” y que pretendemos tener una relación con Dios “a nuestra manera”, sin entender el tesoro, sin entender que las épocas de sufrimiento, de incertidumbre y de necesidad pasarán ante adoptar el estilo de vida que nos es puesto enfrente.

Para muchos es difícil de entender, pero no es sino hasta que nos atrevemos a leer la Biblia que entendemos el potencial de la vida que Jesús nos ofrece, no es hasta entonces que toma la forma de tesoro y hasta entonces que nos atrevemos a dejar de ser quienes somos, para transformarnos en quienes siempre habíamos tenido que ser, y entramos en la dimensión del Reino.

Sé que para muchas personas esto suena como un cuento de hadas, pero le aseguro, que solo les tomaría un momento en intimidad con Dios y cuestionar esto que le cuento para que Él le de un recorrido por ese asombroso tesoro y le de la pauta para ir corriendo a vender lo que tiene y lo que es para comprar el terreno de la intimidad verdadera con Dios.

La cita de hoy es una de mis favoritas y es una cita que me recuerda cada día aquellas cosas que  hay en mi vida que no encajan con ese Reino de los Cielos de manera que cada día tengo la oportunidad de ir y dejar atrás otro aspecto de mi vida e intercambiarlo por otra característica mas del Reino, le puedo decir que cada día soy una persona mas plena y cada día veo mas ese plan que Dios siempre tuvo para mi, y sabe, esto que le cuento no es para personas “especiales”, es para todo aquel que se atreva a decirse Hijo de Dios y esté dispuesto a vivir como tal.

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