Escuchar la voz de Dios, esa frase se ha convertido en el centro de mis enseñanzas de las pasadas semanas y estoy completamente convencido que es todo en lo que nos tenemos que enfocar para poder tener una fe adecuada, eso y nada mas, no necesitamos otra cosa y nada puede sustituir este simple, sencillo pero esencial elemento de nuestra fe.

El problema radica en que muchas personas dicen tener problemas para escuchar la voz de Dios, e incluso aseguran que nunca la han escuchado, mientras que otras, alucinan que lo hacen todo el tiempo pero a su vez, Dios no les ha dicho nada relevante y nada transcendente que cambie sus vidas de manera radical como Él es y como Él hace las cosas.

Escuchar la voz de Dios no es una cuestión de favor, ni de gracia, es una cuestión de supervivencia en un principio y luego una vida que va en aumento hasta convertirse en gloriosa y que refleja a Dios en todo lo que es, lo que hace y como los demás la perciben, simplemente así.

Es interesante como cada quien tiene su propio concepto acerca de escuchar la voz de Dios y en realidad pocos consultan a Dios como acerca de qué les quiere o de qué les va a hablar, pero eso si, todos quieren que les hable y mejor si es acerca de aquello que están preguntando para poder hacer las cosas con paso firme y sin miedo a equivocarse, le suena conocido?

La verdad  es que Dios nos habla todo el tiempo y no deja de hacerlo nunca, sólo es cuestión de guardar silencio y nos daremos cuenta que escucharemos su voz de manera fácil y nos sorprenderemos de todo aquello que tiene para decirnos y del sentido que hace en nuestra vida todo lo que nos dice, y luego hasta nos preguntaremos, cómo es que no lo había escuchado antes?

El problema radica en que normalmente tenemos una relación con Dios que gira en torno a nosotros y no a Dios y pareciera que es Dios quien tiene que servirnos a nosotros y no nosotros a Dios, se ha percatado?, es por eso que nos es tan difícil escuchar su voz, ya que normalmente esperamos escuchar cosas relacionadas a nosotros ó a nuestras situaciones y es por eso que ignoramos todo lo demás que Dios nos pueda querer decir por importante que sea.

Otras personas esperan la voz de Dios para poder moverse y dar el siguiente paso en su vida y sabe, como nunca escuchan la famosa voz, no sucede nada, y se quedan estáticos esperando a que Dios baje en persona para decirles que hacer.

El capítulo 9 del Evangelio según San Juan es uno de esos libros que me retan una y otra y otra vez cada vez que lo leo, porque no importa cuantas veces lo haya leído, siempre tengo algo nuevo que aprender de el y siempre hay algo que me demuestra que aun me faltan algunas cosas por hacer en mi fe, y cosas por aprender, y sabe por qué?, es simple, porque aún no he aprendido a escuchar y a obedecer sin cuestionar.

Muchas veces recibimos cosas de Dios, otras las leemos, y muchas otras nos las dice alguien más y lo primero que hacemos es preguntar porqué, pero pocas veces simplemente obedecemos sólo porque sabemos que la instrucción viene de Dios directamente.

La cita de hoy es un claro ejemplo de ello, el ciego no sabía lo que Jesús y sus discípulos habían hablado acerca de el y no tenía idea de lo que Jesús iba a hacer, pero confiaba en aquella voz que aunque no conocía le era cómoda y de confianza y decidió creer mas allá de lo que estaba acostumbrado, ya que no era común que un desconocido se acercara a el para hacerle bien, por tanto hizo cuanto le pidieron que hiciera.

Tener fe no significa creer en que Dios hará lo que pedimos, tener fe es creer en que existe lo sobrenatural y que existe un Dios que es todopoderoso, y entendámoslo de esta manera, el ciego creyó en Jesús, al grado que cuando le pidió que fuera al estanque a lavarse, no dudó un sólo instante, y sin poder ver se levantó y caminó como si pudiera ver, el pasaje no habla de duda, el pasaje no habla de necesidad de ayuda, el pasaje habla de obediencia y de fe, el ciego escuchó la voz de Jesús y creyó en ella y la obedeció, el milagro no sucedió cuando pudo ver, sino cuando la venda de su corazón cayó y supo que era Dios mismo quien estaba haciendo algo por el, y que el creer eso, cambiaría toda su vida.

Muchas veces tenemos puestos los ojos en los milagros que esperamos y no nos damos cuenta que el verdadero milagro es que creamos, es que le demos el crédito a Dios de que es todopoderoso y verdaderamente sabe lo que es mejor para nosotros, y que no tiene porqué darnos explicaciones, solo tiene que decirnos que hacer para que el verdadero milagro suceda en nuestro corazón.

Si me permite decirlo, no fue Jesús quien hizo el milagro, sino fue el ciego, ya que sin la disposición de obedecer, no habría sucedido absolutamente nada.

Es por tanto que para que cualquier milagro suceda en su vida, lo primero que necesita es escuchar la voz de Dios, una vez que esto suceda, la bola está en nuestro lado de la cancha el creer y el obedecer son lo que hará que el milagro se materialice tan pronto como hagamos nuestra parte, como ve?

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *