Hace unas semanas platicaba con un buen amigo y le contaba todo lo que tenía que hacer y lo que traía entre manos y simplemente me paró en seco y me dijo “tu responsabilidad es escuchar la voz de Dios y generar material que enseñe a los demás”, cuando lo dijo, me dejó helado, pues fue como un balde de agua fría, en menos de un segundo me hizo darme cuenta que estaba yo muy afanado haciendo cosas que no solo Dios no me había pedido, sino cosas que ni siquiera le había consultado a Dios, sin embargo todas esas cosas que me tenían tan afanado parecían “buenas” y según yo, estaba haciendo lo correcto.

Tras pensarlo un largo rato, recordé un libro acerca del cual estoy enseñando que habla sobre la visión que Dios tiene para nosotros (el título del libro es Chazown), y hablaba de que cuando descubriéramos cual era esa visión que Dios planeó para nuestra vida, pasarían 2 cosas, por un lado nos llenaríamos de nuevas actividades y aprenderíamos a diferenciar aquellas actividades que nos llevan y que están alineadas con nuestra visión y las que no, para que simplemente aprendamos a dejar de lado aquello que no y nos mantengamos atentos a la voz de Dios.

Ahora bien, el secreto de todo, es escuchar la famosa voz de Dios y creo que es ahí donde muchos patinan, he pasado las últimas semanas platicando con tantas y tantas personas que ansían escuchar la voz de Dios para seguir adelante, pero he descubierto que a su vez, aquellas personas que esperan escuchar esa voz tienen varios comunes denominadores:

Primeramente, la mayoría de las personas esperan escuchar algo al respecto de sus propias vidas, aquello de lo que esperan escuchar, normalmente es una meta a corto plazo, y por último, están detenidas y no avanzan pues esperan la respuesta de Dios para poder volver a arrancar, en otras palabras, todas las cosas que hacen, son completamente contrarias al carácter de Dios, ya que Dios no nos habla sobre nosotros, nos habla sobre su Reino, sobre su gloria y como encajamos nosotros en ellos, nos habla de cosas que nos llevan a la eternidad y el movimiento es uno de los requisitos para que se manifieste su voz en nosotros, como lo sé?, sencillo, es lo que les pasó a todos los hombres en la Biblia.

Es justo ahí donde la fe deja de ser un sentimiento y se convierte en una decisión y en un acto racional, es decir, donde dejamos de creer aquello que “queremos” o aquello que “anhelamos” y empezamos a creer en quien es Dios, en lo que ha hablado a nosotros y en como todo eso hace un sentido perfecto con su palabra, ya que empezamos a entender su propósito que nos lleva a eternidad y dejamos de preocuparnos por cosas triviales.

Ahora bien, la pregunta del millón es, que haremos con aquello que Dios nos hable?, pues he conocido a cientos, si no es que a miles de personas que Dios les habla y luego buscan algo nuevo que escuchar, he visto a tantas personas que se dedican a aprender de Dios y se engordan de conocimiento y no les sirve de nada, pues no hacen nada con aquello que aprenden, sus vidas no mejoran, sus familias no cambian, todo sigue igual, solo piensan que ahora son mejores “hijos de Dios” porque saben mas de Él, lo nota?, es por eso que el movimiento es un requisito para escuchar la voz de Dios, para que esa voz y esa nueva fe no nos engorde y que esa fe no nos deje estancados, para que podamos entender a ese Dios que avanza que es creador de un universo que se expande como lo deberíamos de hacer nosotros de modo que nos alineáramos a Dios y al modo como Él hace las cosas, no lo cree?

Por tanto hay que entender un par de cosas, la fe, no es algo que podamos sentir, la fe es algo que decidimos creer, por tanto podemos creer en cualquier cosa que queramos, pero si queremos tener fe en Dios tenemos que conocer a Dios y tomar su palabra como fundamento de nuestra fe, si no, sólo estaremos perdiendo nuestro tiempo, segundo, la fe en Dios se trata de Dios, por tanto tiene sus mismas características, si Dios se mantiene en movimiento, nuestra fe nos tiene que mantener en movimiento, nos tiene que llevar a reflejar a Dios y por último el hacer cosas “buenas” nomás porque sí, no es fe, ni tiene que ver con Dios, por buenas que parezcan.

Por tanto, tenemos que respetar el orden de Dios para poder alinearnos con Dios, es decir, no podemos hacer cosas sin consultarle alegando las hacemos por fe, pues si no le hemos consultado, no tenemos un fundamento para tal fe, pero a su vez, si Dios nos habla y no hacemos nada, esa fe es tal como lo dice la cita de hoy, muerta, es decir, es inválida, nula e inefectiva, ya que solo decimos que creemos en algo que no estamos dispuestos a hacer, o que estamos esperando que Dios en persona baje del cielo a animarnos a hacer o tal vez hasta rogarnos.

Una persona de fe es admirable, pues hay seguridad en sus pasos, existe en su mirada la certeza de que vive bajo la instrucción de Dios y que no se mueve por iniciativa propia y lo mejor de todo, el éxito es una garantía en todo aquello que hace en su vida, ya que es Dios quien rige sus pasos y es Dios quien premia su obediencia, el fracaso es solo una referencia en la vida de quienes le rodean para que pueda serles de ejemplo.

Por tanto, le quiero invitar a que medite en su fe, realmente es fe?, o mas bien cree en lo que espera y quiere de Dios y esta sentado esperando que Dios le hable?, el movimiento del que le hablo para que su fe pueda ser como la Biblia lo describe, tiene que ser que cuando menos esté usted leyendo de la palabra y perseverando en aquello que Dios espera de usted, y que no pueda prácticamente dejar de leer la palabra para salir corriendo a poner en práctica todo aquello que acaba de aprender.

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