Nuestras alma, es aquella parte en nosotros que concentra todos nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, es decir lo que pensamos y lo que sentimos es 100% almático, a menos que haya una intervención del Espíritu Santo.

Muchas personas tienen la idea de que el Espíritu Santo se manifiesta por medio de sentimientos y que cuando sentimos algo que es bueno o algo que es malo es el Espíritu Santo hablándonos, pero si no tenemos cuidado, podemos confundirnos y cometer graves errores.

Lo primero que tenemos que entender, es que todas las personas nacemos muertas en espíritu, es decir no tenemos espíritu y por tanto no somos siquiera hijos de Dios, sino simples criaturas de Dios, y no es hasta que decidimos nacer de nuevo  y confesar a Jesús como el Señor y Salvador de nuestras vidas que recibimos ese espíritu que cumple con una sola función, el escuchar la voz de Dios, la cual tiene el poder no de cambiar, sino de transformar nuestras vidas y el efecto de nuestras acciones, ya que dejamos de hacer las cosas como simples criaturas, y las hacemos como Hijos de Dios.

A partir del momento que decidimos nacer de nuevo (lo cual es una decisión que cada persona debe de tomar en lo individual) el espíritu que Dios pone en nosotros empieza a hacer su efecto, y debe de ser nuestro objetivo que nuestro espíritu sea quien domine a nuestra alma, es decir que lo que escuchamos de parte de Dios llegue a ser mas fuerte que nuestros pensamientos y sobre todo que nuestros sentimientos.

Es por eso que cosas como el amor es una decisión, ya que de acuerdo a nuestra alma, el amor es un sentimiento, pero de acuerdo al Espíritu de Dios es una decisión, aunque usted no lo crea, son 2 tipos de amor diferentes, uno efímero y pasajero y uno duradero y auténtico acompañado de razón y avalado por Dios.

En otras palabras, necesitamos aprender a someter lo que pensamos y lo que sentimos a la voz de Dios, que a final de cuentas no nos llevará a otro lado que a la palabra de Dios, que es el parámetro que usamos para diferenciar entre lo que pensamos y sentimos y aquello que Dios nos habla.

En términos terrenales, eso suena como un abuso por parte de Dios hacia nuestro libre albedrío, pero en realidad no lo es, lo que sucede al hacer así, es que por medio de nuestro espíritu somos expuestos todo el tiempo a la verdad y la Biblia confiesa que la verdad es lo que nos hace libres, por tanto el escuchar la voz de Dios y anteponerla a lo que pensamos y sentimos, solo nos hará mas libres cada vez.

No me deja de maravillar como es que Dios actúa tan distinto de como funcionan las cosas en la tierra, y entre mas claro me queda esto, mas claro me queda el hecho de que no somos parte de este mundo, pero sin querer o tal vez con intención nos fuimos dejando dominar por el mundo y fuimos corrompiendo nuestra alma.

Una de las consecuencias de corromper nuestra alma es el pensar que Dios y sus asuntos son algo místico y misterioso, siendo que es todo lo contrario, con Dios no hay misterios, ni verdades ocultas, quien piense así nunca ha estado verdaderamente en la presencia transformadora de Dios y nunca ha sido expuesto a la palabra de Dios que es clara y específica, por tanto el uso constante de nuestro espíritu, es lo que hace que nuestra alma corrompida sane y empiece a prosperar.

Hay quienes creen que por ir a la iglesia y “ser buenos” nos pone en condición de recibir bendición y es cuando no sucede así que muchos patinan y dudan, pero de acuerdo a la cita de hoy, el bien estar y el éxito de todo lo que hagamos, no depende del favor de Dios, sino depende de la calidad y la estatura de nuestra alma, en otras palabras, lo mucho o lo poco que estemos acostumbrados a escuchar la voz de Dios y obedecerla.

Si por alguna razón usted siente que no es bendecido, o por alguna razón siente que Dios se ha quedado corto con usted, debería de consultar el estado de su alma, a lo mejor esta no ha estado lo suficientemente expuesta al efecto del Espíritu de Dios, o a lo mejor nunca había usted tomado la decisión de nacer de nuevo, por tanto a lo mejor solo tiene que hacer usted “esa oración” y permitir que la voz de Dios prospere su alma para que tenga usted éxito en todo lo que haga, que le parece?

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