Una de las cosas que mas claras me quedan, es que así como Dios es omnipresente, así lo son sus efectos, por tanto, sólo tenemos que hacer un alto en el camino y buscarle para llenar nuestra vida de beneficios, nuestro éxito está asegurado, no importa donde estemos, ni lo que estemos haciendo, si nuestro corazón está alineado con el de Él, no habrá nada que se pueda interponer entre sus beneficios y nosotros.
Esto que le cuento es algo que he tenido oportunidad de comprobar en innumerables ocasiones, no me atrevería siquiera a contarlas, pero sabe, en muchas de estas ocasiones, lejos de sentirme bendecido, me he sentido rescatado, tengo que confesar que he tenido la necesidad de recurrir a garantías bíblicas como aquella de que un hijo de Dios no será avergonzado, para poder salir avante y sabe por qué, es sencillo de responder, porque a pesar de que Dios está conmigo en donde yo esté, puede llegar a ser que yo no esté donde Él necesita o quiere que yo esté en ese momento.
Dios le pudo haber dado un hijo en cualquier lugar del mundo a Abraham, no se requería que estuviera en un lugar específico para podérselo dar, ya que se necesitaba el poder de Dios y no otro factor para poder hacer el milagro, pero sabe, el que Abraham tuviera un hijo tenía un propósito y un significado mucho mas allá de contestar las plegarias de Abraham y de Sara.
Dios sacó a Abraham de su tierra y de en medio de los suyos porque quería fundar un pueblo y a su vez quería redimir el pecado de sus hijos, la tierra donde Dios envió a Abraham era la misma tierra en donde Canaan hijo de Cam hijo de Noé se estableció y vivió a causa de su destierro y maldición por causa del pecado de su Padre Cam, la cual fue la misma tierra que posteriormente fue llamada “la tierra prometida”.
Que interesante, a donde fue enviado aquel que nació como consecuencia de un pecado, fue el mismo lugar a donde nacería el primero que sería parte del pueblo que Dios fundaría y llamaría suyo.
Por tanto, no era el hecho de que Dios le diera un hijo de Abraham lo importante, sino que Dios diera vida y fundara un pueblo en el lugar que había sido maldecido a causa del pecado, Dios tenía un propósito mucho mayor y estoy convencido que Abraham entendía esto y es por ello que fue obediente y no tuvo reparo en moverse.
Es en este punto cuando tengo que hacer hincapié en el hecho de que nuestra relación con Dios no puede ser otra cosa que un tremendo acto de consciencia, es decir, no podemos ir por la vida sospechando o conformándonos con la mediocre idea de que Dios “por algo” hace las cosas, sino con el entendimiento que Dios tiene un propósito en todo lo que hace y que no tiene problema con compartirlo con nosotros, sólo tenemos que lograr quitar nuestra mirada de nosotros mismos y elevarla al nivel de Dios.
Tengo el gusto de liderear un grupo en el cual estamos leyendo un libro que trata acerca de descubrir la visión específica que Dios tiene para cada uno de nosotros y era precisamente anoche donde veíamos con gran asombro como cada uno de los hechos que impactaron nuestro pasado, cada uno de nuestros valores y cada uno de nuestros talentos y dones están alineados hacia un mismo propósito, y es justo cuando podemos ver esa alineación y el conscientizarnos que ninguno de esos hechos fueron casualidad, sino estaban perfectamente planeados, que podemos ver hacia el futuro y tomar mejores decisiones alineadas al plan de Dios.
A raíz de que entendí todo lo que le cuento, me di cuenta que el lugar en donde me encuentro tiene una gran importancia dentro del plan de Dios, cada vez que me mudo de ciudad (cosa que sucede cada 2 a 3 años), lo primero que investigo es el significado del nombre de la ciudad y lo relaciono con todo lo que Dios ha venido haciendo en el pasado y eso me permite tener una visión mas clara de lo que puede suceder en un futuro cercano, pero lo mas importante es que trato de no moverme a lugares a los que Dios no me ha dicho que lo haga de modo que siempre haya un propósito en cada momento y cada lugar que esté.
El resultado ha sido inmejorable, esa consciencia de estar en el lugar donde Dios quiere que esté me ha llevado a viajar por todo el mundo y a cumplir todo tipo de propósitos para Él, y a vivir una vida llena de hechos asombrosos y personas que impactan y benefician mi vida todo el tiempo.
Por tanto le quiero invitar a que se pregunte usted mismo y posteriormente le pregunte a Dios que es lo que está haciendo en el lugar donde se encuentra ahora mismo y si es el lugar que Dios quiere para usted, a lo mejor aquello que ha estado orando y pidiendo no sucede porque no está en el lugar correcto con el propósito correcto, y sólo tiene que moverse para Dios derrame su favor sobre usted.
Cabe aclarar que no siempre es un lugar físico del cual Dios habla, a veces puede tener que ver con una postura emocional o de carácter, que a final de cuentas nos lleva a un lugar físico donde un propósito se cumple.