Ayer platicaba con una buena amiga acerca de las relaciones, de como las cosas han cambiado y como hemos incluso cambiado los roles y el papel de lo que hace cada quien.

Platicábamos acerca de que se ha perdido la costumbre de cortejar a las mujeres y de lo emocionante que es como hombre el buscar a como de lugar el conquistar el corazón de una mujer y la increíble sensación que se deriva de arrancarle una sonrisa o una mirada con intención a una mujer, todo eso son cosas que han pasado al cajón de las cosas a “la antigüita” y que ya no se usan.

Lejos de hacer las cosas como antes, ahora quienes toman las decisiones y la iniciativa son las mujeres, y están dispuestas a hacer lo que sea con tal de conquistar al hombre que se han propuesto y tienen todo tipo de estrategias para lograrlo, ahora las relaciones se dan en un par de encuentros y a veces no es siquiera necesario el conocer bien a la persona para cuando una relación ya comenzó y ya se terminó, ya que a causa del mismo orden alterado de las cosas, las relaciones duran cada vez menos y se han convertido en algo desechable.

Obviamente no puedo generalizar, pero estará usted de acuerdo en que esto que le cuento es una tendencia y es una costumbre que está creciendo más y más cada día y el sentido de conquistar a una mujer se está perdiendo.

Si meditamos en ello, la relaciones de pareja no son la única cosa que estamos haciendo al revés, la manera en la que tenemos nuestra relación con Dios está sufriendo el mismo efecto, hemos aprendido a hacer las cosas por la vía rápida y ya no estamos dispuestos a conocer al Dios al que decimos que amamos y no estamos dispuestos a esperar que el efecto de esa relación se dé, de hecho, a veces no nos interesa tener una relación con Dios, lo único que nos interesa son los beneficios de la relación, la bendición y podemos llegar al extremo de renegar si es que no sucede tal como lo queremos.

De esto último si puedo hablar con toda confianza, me consta y estoy completamente convencido de que a las personas les interesa mas la bendición que tener una relación con Dios, es verdaderamente preocupante que a diario me encuentro con personas que nunca han escuchado la voz de Dios y que no tienen la mas mínima idea de como hacerlo, pero eso si, dicen amar a Dios con todo su corazón, cuando la realidad es otra.

Y esto que le cuento no es malo, es simplemente parte de una cultura, estamos en una era donde nos interesan los beneficios pero no el pagar el precio, así como en las relaciones de pareja, nos interesa el sentirnos bien, nos interesa el llenar nuestros vacíos y a veces sin darnos cuenta, la persona no es importante, solo su efecto, tal como nos sucede con Dios.

Lo más irónico del asunto es que las cosas son exactamente al revés, las personas persiguen la bendición, la anhelan y a veces son capaces de hacer cosas inauditas con tal de conseguirla, cuando la Biblia nos promete que si hacemos las cosas adecuadamente, no tendremos que perseguir la bendición, ni perseverar en ella, todo lo contrario, la bendición nos perseguirá a nosotros, será el efecto de Dios quien nos persiga si ponemos nuestros ojos en Él y apuntamos nuestro corazón hacia su voluntad.

La cita de hoy es mi favorita en toda la Biblia, ya que es la que expresa el estilo de vida que Dios pretende para nosotros y el mejor termómetro de nuestra relación con Él, cuando entramos a un lugar y detrás nuestro viene el efecto de Dios.

Cuando pienso en ello, recuerdo a la mujer del flujo de sangre, ella no sanó porque Jesús orara por ella o le impusiera manos, ella llegó por detrás de Él y recibió el favor que seguía a Jesús, era como si hubiera olido el rastro de perfume que dejaba al caminar, y con ello logró transformar su vida al grado que su situación quedó grabada en la Biblia.

Que interesante no?, cuando hacemos las cosas bien y en el orden adecuado, los resultados son distintos, cuando nos esforzamos como hombres y luchamos por conquistar el corazón de una mujer, podemos encontrar una compañera para toda la vida, pero si lo hacemos al revés, corremos el riesgo de ser víctimas de una relación desechable, con Dios nos pasa igual, si perseguimos la bendición y anhelamos el efecto de Dios, mas que a Dios mismo, probablemente obtengamos lo que buscamos, pero será efímero, siendo que si nos dedicamos a conocer a Dios, a escuchar su voz y a vivir de manera que la bendición y el favor de Dios nos sigan, cada una de estas bendiciones se quedará en nuestra vida de manera permanente e incluso la podremos heredar hasta la segunda y tercera generación de acuerdo a lo que promete la Biblia.

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4 Comentarios

  1. Veronica Cedano

    cuanta verdad hay en todo esto, lleno de la sabidurìa de Dios, y es vdd cuanto tiempo podemos perder en entender cual es el proposito y el orden divino de las cosas para dejar de nosotros mismos buscar la bendiciòn en lugar de que ella nos alcance como resultado de nuestra verdadera relaciòn con Dios, bendiciones abundantes a tu vida Rene, que el Señor te siga usando màs todavìa, amen amen !!!!

  2. Melina

    Todo un caballero René!..
    FA-BU-LO-SO!!!!
    bendiciones!!!

  3. veronica

    Me encanto el salmo de hoy muy profundo.
    pienso que es una reflexion hermosa