En los pasados días por alguna extraña razón varias personas se han acercado a mi y me han hecho las mismas preguntas: cuanto tiempo oras? y acerca de que oras?

Esto me ha hecho meditar largo tiempo acerca del tema, ya que en realidad no es importante cuanto tiempo ore, pero si es importante acerca de que ore, pues de eso es de lo que depende mi vida en fe.

Conforme he aprendido a vivir una vida en Cristo, me he dado cuenta como lo mencionaba en el devocional de ayer que hay reglas y promesas que cubren nuestras necesidades básicas, es decir, si actuamos en justicia y en obediencia, las cosas básicas estarán siempre cubiertas y no tendremos porqué preocuparnos por ellas, eso quita una gran parte de la carga de oración de cosas que en realidad no la requieren, y nos dan espacio para orar por cosas que realmente son importantes (ojo, esto no quiere decir que quienes oran por las cosas básicas estén mal, pero que tienen la oportunidad de aplicar este principio, para mayor referencia pueden consultar el devocional de ayer).

Al pensar en esto, no pude evitar el recordar el tiempo donde oraba apasionadamente acerca de un tema y un par de días después hacía exactamente lo mismo por otro tema completamente distinto y probablemente incongruente con el tema del día anterior, ya que muchas veces oraba en reacción a las situaciones o bien oraba de acuerdo a mis sentimientos y eso es una cosa muy peligrosa, pues corremos el riesgo de no recibir ni una ni otra cosa y desilusionarnos.

Le ha sucedido esto?, el que ore por una cosa que no recibe y luego poco tiempo después ore por otra cosa completamente distinta y que probablemente tampoco recibirá?, no puedo contarle cuantas veces me encontré en esa situación y cuanto tiempo valioso desperdicié en hablar con Dios de algo que no era relevante.

Por qué sucede esto?, es sencillo, todo redunda en el hecho de no tener una visión y no saber hacia donde vamos en nuestra relación con Dios y en nuestra vida en general, es decir no tenemos una zanahoria frente a nosotros la cual perseguir y acerca de la cual se traten todos los hechos en nuestra vida para que lleguemos mas pronto a nuestro destino.

La cita de hoy contiene una palabra que describe muy bien mi condición pasada y la de muchas personas estoy seguro, esa es la palabra “desenfrenar”, y nos habla de esa actitud que tenemos ante cualquier cosa que nos pudiera beneficiar ó nos emociona y en la que participamos apasionadamente y así como nos sumamos, así mismo nos desanimamos y nos desalentamos y dejamos de hacerlo, de hecho en muchas ocasiones ni siquiera consideramos las implicaciones que alguna actividad o alguna creencia tienen, simplemente nos sumamos por el gran anhelo que tenemos de ser bendecidos o de que el favor de Dios se refleje en nosotros.

Dios sabe esto y es por eso que nos puso muchos ejemplos de ello en la Biblia, uno de los que mas me emociona (y cuando digo emociona, lo digo en serio) es el de José el soñador, a quien Dios le dio una visión es decir un propósito en el cual perseverar, que fue el ser el consentido y el que aún sus hermanos se habrían de inclinar delante de el, desde ese momento su vida no fue igual, porque primeramente había una promesa y esa promesa venía de Dios, por tanto era cierta y todo lo que tenía que hacer era perseverar y tener la mejor vida que pudiera entre tanto.

Fue por eso que siempre se esforzó por ser el consentido sin importar el lugar donde se encontrara o la condición que le rodeara, fue el consentido en casa de su Padre, fue el esclavo consentido de Potifar, fue el preso consentido en la cárcel y estaba a cargo de los otros presos y por último fue el segundo a bordo y consentido del Faraón, en otras palabras la visión que Dios le dio le dio una guía de hacia donde debían de enfocarse sus esfuerzos y siempre supo que llegaría el día que su sueño se vería realizado, por tanto fue fiel todo el tiempo hasta que sucedió.

Esto que le sucedió a José no es un caso aislado y no es algo que suceda solo con las personas “especiales” y “cercanas” a Dios, esto es para usted y para mi, todo lo que tenemos que hacer es el cambiar nuestra oración en vez de pedir y pensar solo en lo pequeño y en lo cotidiano, debemos de perseverar en que Dios nos muestre cual es su visión para nosotros y una vez que nos la de, actuar en consecuencia, y esforzarnos para que todo lo que hagamos tenga una relación con esa visión, en poco tiempo se dará cuenta que aquellas oraciones desesperadas y sin sentido irán desapareciendo y que cada cosa que le suceda e incluso cada oportunidad que se le presente tendrá una relación directa con esta visión.

Es entonces cuando la cantidad de tiempo que ora dejará de ser importante, sino que aprenderá a orar confiado sabiendo que su oración es agradable a Dios ya que va dirigida a su propósito y tendrá la garantía de una respuesta, como ve?, que prefiere?, seguir desenfrenado o seguir una visión?

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Un comentario

  1. Lala

    Es para mí!
    Lo tomo, me lo
    Unto, lo como, me lo
    Pongo!!!!!