A veces no nos percatamos de lo afortunados que somos de vivir en este tiempo, e incluso no nos damos cuenta del asombroso efecto de la sangre derramada por Jesús en la cruz, la cual nos abre un sinnúmero de oportunidades y beneficios que a veces sin querer despreciamos y que en definitiva desaprovechamos.
En los tiempos del antiguo testamento, la presencia de Dios no era algo tan común como lo es hoy, los hombres no podían simplemente cerrar sus ojos y elevar su corazón como lo hacemos ahora, sino que tenían que ir a un lugar específico y en un tiempo específico, por lo general sucedía una vez al año, para cada motivo en específico, ya que Dios había establecido las fechas de esa manera e incluso las había establecido como fiestas para que nadie se perdiera de ellas.
Que interesante pensar que el mero hecho de ir a ver a Dios era motivo de fiesta, es decir, hacían fiesta en obediencia a lo que Dios había establecido, pero también el corazón de los hombres se alegraba de poder ir a ver a su Dios, serle obedientes y festejar su favor, aún antes de recibirlo, ya que tenían certeza de lo que recibirían.
Imagine como serían los preparativos para ir a la ciudad donde se encontraba el templo, era un viaje que preparaban con meses de anticipación, tenían que tenerlo todo listo, alimentos, vestimentas y lo mas importante, las ofrendas para Dios, por tanto cada vez que se subía al templo era una ocasión especial, y todo lo mejor que había en las casas y en las vidas de las personas era preparado para el encuentro con su Dios.
Otro de los motivos para subir a la ciudad y a la presencia de Dios era la expiación de los pecados, por tanto las personas tenían que ser muy conscientes del pecado que hubo en sus vidas durante todo ese año y preparar una ofrenda para expiar su pecado, según la ley, tenía que ser un animar sin defecto, con una edad específica y lo mejor que hubiera entre los rebaños de cada familia, me puedo imaginar que en cada casa hubiera animales que fueran criados con el único y específico objetivo de ser sacrificados, es decir, cada ofrenda era preparada durante todo el año, para que pudiera ser verdaderamente agradable a Dios.
Además las personas no podían ir directamente a la presencia de Dios, sino que lo hacían por medio de un Sumo Sacerdote quien iba delante de Dios poniendo en riesgo su vida, ya que si por algún motivo había suciedad física o pecado en su vida, el efecto de estar en presencia de Dios los mataría inmediatamente, por tanto, no cada vez que las personas subieran a donde estaba el templo habría garantía de que Dios recibiera sus ofrendas o perdonara sus pecados, ya que si el Sumo Sacerdote moría, simplemente se hacía un caos, y no le sé decir si tenían Sacerdotes de repuesto, pero el mero hecho de que aquel hombre designado para ir delante de Dios muriera, ya causaba un atraso en todo y la verdad ignoro cuales eran las instrucciones de parte de Dios para esos casos.
Que interesante es el pensar que las personass se preparaban mas para las cosas de Dios cuando no era común ni frecuente el hecho de ir a verlo y cuando todo era por medio de un intermediario, no lo cree?, hoy en día tenemos esa oportunidad de ir a la presencia de Dios en cualquier momento y a veces no respetamos siquiera su día de reposo y ni que decir de las fiestas de guardar.
Lamentablemente a veces vamos a la iglesia los domingos o los sábados según sea el caso y ni siquiera vamos preparados, en la mayoría de las ocasiones no llevamos nada en las manos ni nada que ofrecer a aquel que llamamos “nuestro Dios” y a quien decimos amar tanto, y sobre todo no vamos en las condiciones como para presentarnos delante de Él, y esto simplemente porque no pone nuestra vida en riesgo como lo hacía en aquellos tiempos.
La cita de hoy habla de Elcana, esposo de Ana, quien era estéril y habla de como iban una vez cada vez que había convocación a ver a su Dios y Ana tuvo que esperar a esa esporádica ocasión para presentarse delante de Dios y pedir un hijo para que le sirviera.
Imagínelo!, probablemente tuvo que esperar todo un año para ir delante de Dios y pedirle algo, a diferencia de hoy en día que lo hacemos a cada momento y sin la consciencia que estamos ante el Rey de Reyes y Señor de Señores, y no solo eso, sino que hizo un ofrecimiento acerca de ese hijo que pedía, ofreció entregarlo al templo en el tiempo que fuera destetado (a la edad de 3 años) para que fuera instruido en las cosas del Señor.
Cuantas veces vamos nosotros delante de Dios a pedir cosas sin preparación alguna, llenamos los silencios incómodos ante el Dios que decimos amar pero que en realidad no conocemos con palabras que en realidad no tienen una intención detrás de ellas y no solo eso, sino la mayoría de las veces no somos siquiera capaces de tomar un verdadero tiempo para dar gracias, menos para cumplir aquello que ofrecimos como ofrenda de gratitud ante lo recibido.
El día de reposo es aquel día que Dios diseño para que pudiéramos adorarle y demostrarle lo que hay en nuestro corazón para Él, es el día en que todo se trata de Él y por tanto tenemos 6 días en nuestra semana para prepararnos, sin embargo, hacemos todo lo contrario, solemos hacer de nuestra visita al Dios todopoderoso un evento que se trata solo de nosotros, al que llegamos sin preparación y sin plan y del cual desafortunadamente no sabemos y no tenemos la mas remota idea de su importancia y su alcance en términos de bendición y favor de Dios.
Piense en esto, que haría si no pudiera ir a la presencia de Dios como lo hace ahora, que haría si tuviera que esperar a fechas específicas para recibir perdón o poner una súplica delante de Dios?, que tremendo, no?, es justo al darnos cuenta de eso, el saber lo afortunados que somos y como es que la sangre de Cristo nos da acceso a Dios sin todos los requisitos del antiguo testamento, pero no nos lo dio para que lo ignoremos, sino para que hagamos como Él espera, que nuestra visita sea frecuente y con consciencia del Dios poderoso al que visitamos.