Todos hemos escuchado en alguna ocasión el que Jesús vino a esta tierra a ponernos el ejemplo de como habríamos de vivir, pero creo que no a muchas personas les queda del todo claro como que en específico es a lo que se refería Jesús y exactamente de qué es lo que nos puso ejemplo.

Para entender esto, primeramente tenemos que entender quien es Dios y que diferencia hay entre cada una de sus personalidades.

Cuando Dios habló al principio de los tiempos, habló siempre en plural y dijo «hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra», con esto se refería a que Dios es tres personas en una y nosotros también lo somos, es por ello que somos cuerpo, alma y espíritu y los 3 son independientes pero funcionan juntos a la vez.

Como sabemos nuestro cuerpo es nuestro ser físico, nuestra alma es la que contiene nuestros pensamientos y nuestros sentimientos y nuestro espíritu es la parte de nosotros que se comunica con Dios, la cual perdieron Adán y Eva al pecar y que solo recuperamos por medio del nacer de nuevo de acuerdo a las instrucciones de Jesús.

Dios a su vez es Padre, Hijo y Espíritu, el Padre es aquel que es soberano, aquel que gobierna, aquel que es amante del orden, el que nos disciplina y del cual depende todo, el Hijo, es la expresión del amor de Dios, es la parte de Dios que nos ama al grado de darlo todo por nosotros y la parte que no está dispuesta a que ninguno de nosotros nos perdamos, y por último pero no menos importante, está el Espíritu Santo quien es la personalidad que tiene el poder, quien hace los milagros, a quien debemos los prodigios y que es la parte que interactúa con nosotros, es la parte de Dios que se comunica con nosotros y nos comparte de su poder una vez que recibimos el espíritu por medio del nacer de nuevo.

En la antigüedad, los hombres necesitaban de un intermediario entre Dios y ellos, era por eso que Dios siempre asignaba un profeta para hablar con los hombres y un Sumo Sacerdote para que intercediera por sus pecados, es decir, la muerte espiritual del hombre le separó de Dios y le impidió escuchar su voz directamente por miles de años, esto lo entendemos desde el Edén, ya que Adán y Eva vivían en la constante presencia de Dios, nunca se alejaban de Él, pero cuando pecaron, murieron en espíritu y dejaron de percibir la presencia de Dios tal cual sucede el día de hoy y por ello tuvieron miedo de Dios cuando se acercó, todo el conocimiento de Dios y su intimidad con Él se perdieron en el momento que murieron en espíritu.

Cuando Jesús vino a la tierra, fue obediente primeramente a los hombres y pasó por todos sus mandamientos y requisitos y cuando cumplió al grado de llegar a ser lo mas alto que un hombre podría llegar a ser, paso a obedecer a Dios y decidió cumplir con el propósito para el cual fue creado, y fue entonces que la presencia de el Espíritu Santo se hizo presente, y a partir de ahí caminaron juntos.

Jesús como tal no tenía poder alguno, ya que vino a la tierra en calidad de hombre y no de Dios, pero Él no era muerto en espíritu como los hombres de aquella época, era por eso que el Espíritu Santo y Él eran uno, y así nos puso ejemplo de como caminar y como vivir esa nueva vida de poder que Él pondría en nuestras manos.

Es mi personal opinión que no podemos decir que tenemos una relación con Dios si no estamos conscientes de su presencia constante en nuestra vida, es por eso que citas como el Salmo 139:1-18 me emocionan tanto, David el Rey sabía bien esto y por eso sabía que lo glorioso de su reinado y lo cotidiano de su vida dependían solamente de la conciencia de la presencia de Dios.

Ahora bien, tenemos que aprender a entender cual de las 3 personalidades de Dios es la que se hace presente en nuestras vidas, si lo observamos, en los tiempos Bíblicos, el hombre caminaba de la mano del Padre, su trabajo era aprender a establecer un Reino sobre la tierra y todo lo que pasaba en sus vidas era consecuencia de su obediencia o su desobediencia, luego, sucedió que vino Jesús, quien nos dejó muy claro que su lugar estaba a la diestra del Padre, por lo que nos dejaría un consolador, el Espíritu Santo.

Esto que le comento es sumamente importante y sabe, no a todos les queda claro, ya que  todos tratamos de tener una relación con el Padre o con el Hijo, porque es con quien podemos relacionarnos de acuerdo a lo que vemos y leemos en la Biblia, pero del Espíritu Santo no escuchamos mucho y nunca vimos que nadie haya hablado con Él.

Con esto no le quiero decir que si usted ora al Padre o al Hijo esté haciendo mal, al final de cuentas son la misma persona, pero es el Espíritu Santo quien habita entre nosotros y de quien depende nuestra relación con Dios.

Jesús entendía esto y en su calidad de hombre vino a mostrárnoslo, por ello vivía en una constante consciencia de la presencia del Espíritu Santo, ya que de esa manera estaría siempre listo para usar de su poder.

Alguien equivocadamente en algún momento lo imaginó de otra manera y luego nos enseño que tenemos que llenar toda una serie de requisitos y que cualquier acto de pecado nos alejará de Dios de manera que no podemos ser instrumentos suyos a menos que cumplamos con todos estos requisitos que en realidad nadie sabe de que se tratan.

El único requisito que tenemos es la santidad, y la santidad no significa ser tan buenos que casi casi levitemos sobre una nube, sino que tengamos un corazón apartado para Dios, si decidimos tomar en cuenta que Dios es omnipresente, nos será mas fácil el aspirar a esa santidad, ya que el permitirnos vivir en la consciencia de la presencia de Dios nos evitará de pecar aún de pensamiento, esto no es automático, pero es un proceso fácil de llevar a cabo si lo hacemos de manera consciente.

Es por eso que Jesús no tuvo que hacer absolutamente nada para sanar a la mujer del flujo de sangre, el puro hecho de vivir con la consciencia de la presencia del Espíritu Santo en Él, le mantenía en calidad de instrumento, de manera que cuando el Espíritu Santo consideró necesario sanar a la mujer lo hizo por medio de Jesús sin siquiera consultarle.

Esto mismo es algo que sucede día a día entre nosotros, estoy mas que convencido que diariamente somos portadores de la gloria manifestada por el Espíritu Santo, y que probablemente muchos de nosotros incluso sanemos a otros sin siquiera pretenderlo, pero una de las manifestaciones mas comunes es cuando ese mismo Espíritu Santo pone en nosotros palabras que hablan al corazón y al entendimiento de otros aclarando sus dudas, sanando sus heridas o simplemente consolándoles.

Recuerde que nuestro papel es ser imitadores de Jesús y que fue el mismo Jesús quien nos prometió que las mismas cosas que Él hizo y aún más, haríamos nosotros por medio del Espíritu Santo y porque Él iría e interceder por nosotros ante el Padre.

El día de hoy le quiero invitar de manera muy especial a que cambie su manera de pensar con respecto a Dios, obviamente Él quiere manifestarse en su vida y obviamente quiere bendecirle, pero la mayor bendición que podemos recibir en nuestra vida es el ser instrumento suyo, lejos de solo recibir favores de los cuales no sabremos ser agradecidos luego, no lo cree?

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Un comentario

  1. Muy interesante el tema, bien desarrollado.
    Lo comparti en familia y nos ayudo a comprender muy bien este tema, causo interes en todos, que ahora empezaremos a leer este devocional, gracias y muchas bendiciones.