Hay muchas cosas que pueden afectar nuestra vida espiritual y nuestro caminar con Dios y sabe, el pasado es una de ellas, considero en mi personal opinión, que el pasado está entre las cosas mas peligrosas que nos pueden suceder, ya que en el, esta el freno que nos impide seguir adelante y cumplir con nuestro propósito.

Es así de sencillo, he conocido a cientos de personas que han sido sanadas por Dios y arrebatadas de las garras del alcoholismo y las drogas, pero pocas de ellas han sido arrebatadas de su pasado, si lo nota, la mayoría de las personas que tienen un pasado de alcohol o drogas, hablan constantemente de quienes eran y del tipo de vida que llevaban, pero en realidad muy pocas de ellas le pueden decir quienes son el día de hoy, es decir, a pesar de haber sido sanadas de su vicio, perdieron su identidad y la dejaron en el pasado.

He estado meditando en esto, el pasado es como la leche, ambos parecen sanos y son de alimento a nuestro cuerpo o nuestra alma, pero ambos tienen un factor en común, son altamente adictivos y quien cae en sus garras difícilmente se libera de ellos.

La leche tiene un alto contenido en azúcares y lactosa (creo que azúcares y lactosa son lo mismo), los cuales sin que nos demos cuenta, nos pueden hacer dependientes y habemos quienes preferimos un vaso de leche fresca a un vaso de agua en ocasiones, debido al efecto que las sustancias contenidas en ella nos provocan y que el agua por sana y buena que sea, jamás nos provocará, de hecho, he leído que la adicción a la leche se encuentra en los mismos niveles de peligrosidad que la adicción al tabaco y el alcohol, la leche ciertamente fue indispensable para nuestro crecimiento, pero llega un punto donde lejos de hacernos crecer, nos engorda y atrofia nuestro cuerpo, igual que el pasado.

Por su lado el pasado, nos “alimenta” con recuerdos ya sea buenos o sean malos y sin que nos demos cuenta, nos envolvemos en ese pasado y empezamos a repasar esas experiencias en nuestra mente y en nuestro corazón de manera que sin darnos cuenta, casi de manera imperceptible, dejamos de avanzar y dejamos de crecer y lo peor es que para cuando es notorio en nosotros, es muy difícil salir de ahí.

El problema con el pasado es que nos roba identidad, es decir muchas personas dicen tener los fundamentos de quienes son en su pasado y esto probablemente sea cierto, pero aún y con todo esto, no saben exactamente quienes son hoy y quienes pretenden llegar a ser mañana y es justo ahí que está lo peligroso, al perder las metas del mañana por estar atorados en el ayer.

Es curioso pensar en esto, ya que cuando Dios nos creó, nos creó sin pasado, si se da cuenta, Adán y Eva no recibieron información de cual fue el motivo por el cual fueron creados y que pasó previo a su era, Dios los creó con un futuro y con un objetivo, pero no permitió que el pasado les impidiera avanzar, es por eso que cuando los envía a la tierra los envía con miras e instrucciones que miran hacia el futuro, les dice “multiplíquense y gobiernen la tierra”, mas delante Dios en raras ocasiones habla del pasado con los hombres, lo único que repite constantemente es “yo soy el Dios de Abraham, Isaac y Jacob” y esto no con nostalgia o un propósito de pasado, sino haciendo hincapié en la promesa futura que puso en ellos tres de prosperidad y por la cual las siguientes generaciones se regirían, pero siempre viendo hacia el futuro y jamás viendo hacia atrás.

Por último, y al ver que el pasado es uno de los peores enemigos del hombre, Dios envió a su Hijo, a Jesús para que todo aquel que en Él creyera, viviera bajo el efecto de su sangre y su pasado (y con el los pecados cometidos) fuera borrado de manera que jamás tuviéramos la necesidad de voltear hacia atrás.

Es por eso que la Biblia nos habla todo el tiempo de quien podemos ser y de lo que podemos alcanzar, para que mantengamos nuestra vista siempre hacia el frente y nunca tengamos necesidad de ver hacia atrás.

En ocasiones, nuestras oraciones están tan llenas de incredulidad y de falta de fe, porque en realidad aunque anhelamos que Dios nos responda, no creemos que lo hará, de modo que cuando Dios responde aún aquello que no creemos que hará, de pronto nos quedamos sin motivos de oración y tenemos la falsa creencia de que tenemos que ser agradecidos y empezamos a redundar en el pasado y oramos y damos gracias por algo que no sabemos ni como pasó y dejamos de avanzar.

La Biblia nos habla de dar de gracia aquello que recibimos de gracia, eso quiere decir que si pretendemos ser agradecidos, es nuestro deber el sembrar en otros lo mismo que recibimos, pero siempre viendo hacia adelante y siempre esperando en lo futuro.

Es por eso que me encanta la cita de hoy, no puedo dejar de estar mas de acuerdo con Pablo el Apóstol al comparar la vida con una carrera, en donde el pasado no tiene cabida y solo lo que está hacia adelante cuenta, piense en esto, aún la mujer de Lot al ser rescatada de Sodoma y Gomorrah fue convertida en estatua de sal solo por ver hacia atrás y lo que dejaba, el pasado la atrapó y jamás vio las cosas que Dios tenía preparada para ella.

Cuando Jesús vino nos dio libertad y la principal libertad que obtenemos por medio de su sacrificio, es el ser libres de nuestro pasado y sus efectos, es por ello que en esta mañana le invito a que tome un tiempo y medite sobre lo que le platico y si por alguna razón trae algo de su pasado arrastrando con usted, déjelo de lado, para que pueda como Pablo olvidar lo que está atrás y extenderse hacia adelante y lo que viene.

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2 Comentarios

  1. Alma Ponce

    Gloria a Dios!!! Una vez más Hno. René, gracias por esta Palabra de Dios… Estoy atravesando por un proceso de separación (vivía en unión libre con una persona que nunca quiso someterse al orden de Dios y casarse conmigo y al final tuve que tomar yo la decisión de dejarlo) y como usted dice yo seguía atada a los recuerdos, gracias infinitas a mi Padre Celestial, pues acabo de liberarme de ese pasado que me ataba. Hno. René, puede usted creer que me sentía «obligada» a vivir esos recuerdos??? que error!!! si al despojarme de ellos estaba mi bendición!!! Me siento muy bien Hno. René y se que voy a estar mejor… Que mi Padre lo bendiga abundantemente y sea para El toda la honra y la gloria….. Aleluya!!!

  2. Alma Ponce

    Sigo al pendiente de todas sus publicaciones, lo que acabo de comprender ha hecho que me sienta diferente, sé que Dios está obrando en mi vida de manera impresionante y me siento muy importante por ello, porque a través de todo lo que estoy viviendo estoy sintiendo el amor de Dios… Gracias Padre!!! Estoy llorando Hno. pero de felicidad… gracias, gracias!