Tener fe no es solo creer en algo, tener fe es un estilo de vida, y con esto no me refiero a que de la noche a la mañana sonriamos y pretendamos que Dios todo lo arregle, sino a que tomemos consciencia del proceso por el cual Dios nos quiere llevar.

Una de las cosas que he aprendido a lo largo de mi caminar en Cristo, es a identificar en donde es que la mano de Dios está interviniendo y en donde no, es decir, muchas personas se describen a sí mismas como “en un proceso” parte de Dios, pero en realidad no entienden ese proceso y lo peor del asunto, no aprenden nada del proceso, y pareciera que en realidad solo están soportando una situación, para que llegue el tiempo en el que Dios haga eso que esperan, mas como una recompensa a su paciencia y resistencia que por su oración y su relación con Él.

Es justamente por eso que soy un aguerrido enemigo de la famosa frase de “Dios por algo hace las cosas”, porque las personas simplemente se conforman con ese “por algo” pero no están dispuestas si quiera a que les sea revelado y a entenderlo, pasan por procesos imaginarios que nunca suceden, porque nunca aprenden nada y nunca son transformadas.

Se que lo que le digo suena duro, pero le tengo que ser honesto, son demasiadas las personas que dicen tener fe allá afuera y son demasiadas personas que dicen estar en medio de un proceso por parte de Dios y ninguna de ellas sabe cuando empezó, ni cuando termina ese proceso, y mucho menos aprenden nada de el, todo se resume a una prueba de resistencia con un Dios que pareciera disfrutar de hacer pasar malos ratos a sus hijos.

La Biblia es muy clara, y además es repetitiva, y no porque a Dios se le hayan agotado las ideas, sino porque nos deja bien claro como es el modo en el que Dios hace las cosas y podamos identificar cuando es que en realidad interviene en nuestras vidas.

Una de las cosas que tenemos que tener mas que claras al pretender pasar por un proceso por parte de Dios, es que Dios no tiene ni va a cambiar nada en nuestras vidas, ni nos tiene que cambiar a nosotros, ya que eso significaría admitir que se equivocó al crearnos y que nos tiene que cambiar por otros, lo que Dios hace es tomar lo que hay en nuestras vidas y en nosotros y lo transforma, no en vano lo dejó muy claro a lo largo de la Biblia llamándose a si mismo alfarero y a nosotros barro, donde el barro no es cambiado, ni desechado, sino es pasado por un proceso para ser transformado en un vaso que de honra.

Es por eso que tenemos que tener mucho cuidado cuando abrimos nuestras bocas y nos decimos en medio de un proceso, porque si de ese proceso no resulta una acción y no se ve ese resultado provocado por la transformación, entonces solo estuvimos aguantando un mal rato, pero no fue Dios quien nos tuvo ahí.

Y se lo voy a explicar de esta manera, vea a los Israelitas, habitaban en la tierra que Dios les prometió y les llevó en calidad de invitados especiales a la tierra de Egipto en los tiempos de la sequía y de la hambruna, José hijo de Jacob fungía mano derecha del Faraón y les asignó tierras y provisiones especiales, todo era de lo mejor para el pueblo de Dios, aún en las situaciones mas difíciles, pero sabe, después de un tiempo los Israelitas aprendieron a temer mas al Faraón que a Dios, de manera que dejaron de ser gobernados por Dios y empezaron a ser gobernados por el Faraón, hasta que se convirtieron en sus esclavos y esto por un período de mas de 400 años!, como pasó?, creo que ni ellos se dieron cuenta, pero si lo trasladáramos a los tiempos actuales, le aseguro que no faltaría aquel que quiere hacer gala de su fe inexistente y diría “Dios por algo hace las cosas”, no lo cree?

Después de un largo período de tiempo, la gente volvió su corazón a Dios, ya que estaba cansada de vivir sin Él y vivir las consecuencias de su ausencia, por tanto empezó a clamar (vaya! les tomó solo 400 años!) y fue cuando Dios decidió atender su oración y sus súplicas, todo lo que tenían que hacer era volver su corazón hacia Él.

Creo que usted conoce la historia, y he aquí donde radica la diferencia de la cual le hablo, cuando Dios tomó cartas en el asunto, primeramente lo hizo de manera que nadie dudara que era Él quien liberaba a su pueblo, haciendo gala de su poder y se su gloria, y luego, empezó el verdadero “por algo hace las cosas”, ya que Dios no podía darse el lujo de que el pueblo volviera a ser libre y se sometiera a otro pueblo casi casi sin darse cuenta como lo hizo con los Egipcios, tenía que transformarlos de esclavos pasivos en conquistadores activos, y así hizo, durante 40 años transformó sus entendimientos, adiestró sus manos y les dio una nueva identidad, con esta fueron y tomaron la tierra prometida, la cual como era de esperarse estaba ocupada por otros pueblos.

Nota la diferencia?, los Israelitas pasaron 400 años siendo esclavos soportando las consecuencias de su falta de acción y no fue sino hasta que Dios los rescató que empezaron a entender como son las cosas con Él y fueron transformados de esclavos pasivos a guerreros conquistadores activos.

Es por eso que tiene usted que hacer un alto y analizar si verdaderamente se encuentra usted en un proceso por parte de Dios o si simplemente se está convirtiendo en esclavo de sus situaciones y está aprendiendo a tolerar su situación en espera de un Dios al que aún ni siquiera invoca, o si está como los Israelitas, consciente de cada paso del proceso, aprendiendo algo nuevo de parte de Dios cada día y con la consciencia de que ese proceso le va a transformar para una acción que le lleve a dar gloria a Dios por medio del cumplimiento del propósito para el cual fuimos creados.

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Un comentario

  1. Juana de Jesus Aceves

    ¡ Dios Dios¡ cuantas veces he soportado supuestos procesos, hermano me ha quitado las escamas de los ojos no miraba, creo que debo ponerme en acción y analizar si estoy en un proceso o en una esclavitud, gracias mi hermano lo amó en Cristo. Bendiciones.