Una de las cosas que mas me fascina de mi relación con Dios es darme cuenta día a día que Dios no puede ser burlado y que a veces somos nosotros los que nos hacemos tontos haciéndonos creer a nosotros mismos que las cosas entre nosotros y Dios están “bien” y que si por algún motivo no recibimos aquello que pedimos a Dios es porque “Dios por algo hace las cosas” o porque “debe de tener algo mejor para nosotros”.

Cuando hago mención de que Dios no puede ser burlado, no crea que me refiero a personas que se quieren pasar de listas con Dios, al menos intencionalmente, sino mas bien me refiero a las personas que piensan o creen que las cosas en el Reino de los Cielos son iguales a aquí en la tierra y que si hacemos las cosas “bien” de acuerdo a lo que sabemos y entendemos de acuerdo a lo natural, será igual de agradable a Dios y Él lo debería de tomar en cuenta.

Muchas personas creen que para ser bendecidas o para recibir el favor de Dios, necesitamos ser “buenos”, y lamentablemente cada persona tiene su propia versión de lo que “bueno” significa, y por lo general se tiene el falso concepto de que bueno es aquello que nos causa placer o nos evita dolor, y muchas personas miden lo “buenas” que son, por medio de lo que los demás pudieran ver en ellas.

Es interesante pensar en la vista como una medida, ya que la Biblia todo el tiempo nos previene de la vista, y sabe por qué es?, es sencillo, ya que la vista alimenta nuestra alma y nuestra alma a su vez está contenida en nuestro corazón y nuestro corazón es engañoso (Jeremías 17:9).

Es por eso que muchas personas basan su relación con Dios en lo que sienten, cuando sienten “bonito”, es cuando creen que todo está bien entre Dios y ellas, siendo que ese sentimiento viene del mismo corazón engañoso que se alimenta de la vista.

Entonces?, que no dice la Biblia que Dios quiere que le entreguemos nuestro corazón?, como quiere que sepamos si le es agradable nuestro corazón si no lo podemos sentir?

Lo que Dios anhela, lo que Dios espera, es que le entreguemos nuestro corazón, es decir, que tengamos una relación con Él que vaya mas allá de lo que sentimos y mas allá de lo que entendemos, solo así podremos entender el famoso Reino de los Cielos, pero si dejamos que nuestra alma intervenga (nuestros pensamientos y nuestros sentimientos), no podremos mas que tener una fe limitada y una fe que se alimenta por vista.

Es por eso que cuando leemos citas como “la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1), lo primero que hacemos instintivamente es cerrar los ojos (como si pudiera ser una evidencia de fe al no ver) y en nuestra mente visualizamos eso que “no se ve” y tomamos como fe lo que en realidad es esperanza.

La verdad es que en el Reino de los Cielos las cosas funcionan de manera distinta y hace sentido, las cosas que le son agradables a Dios, no son cosas que Él pueda ver, sino cosas que Él pueda oler, y es un principio interesante porque si lo pensamos y lo aterrizamos a lo natural, pudiéramos ver un platillo que no es agradable a la vista y podríamos decidir no consumirlo, pero al olerlo, por feo que se viera, y su olor fuera agradable, probablemente cambiaríamos de opinión.

Una de las cosas que hago todo el tiempo, es compartir fotos de lo que estoy a punto de comerme con mis amigos y conocidos en Facebook y creo que no hay ocasión que lo haga que no piense “si Facebbok transmitiera olores, se darían cuenta que tan rico es en realidad esto”.

La palabra de Dios nos dice que nuestro conocimiento de quien es Dios y la obediencia a su voluntad, la cual nos dejó por escrito son como un olor fragante delante de Él, es decir, la obediencia a veces no es importante que sea vista por los demás, ya que la obediencia es una desición, hay personas que cumplen con lo requerido, pero no lo hacen con un corazón obediente, lo hacen con un corazón que “llena un requisito” y aún haciendo lo correcto a veces no es agradable a Dios, piense en Caín y Abel, ambos llevaron ofrenda delante de Dios pero a Dios solo agradó la ofrenda de Abel, ya que esta fue escogida con amor.

Es por eso que la Biblia habla tanto en contra de las cosas que se ven, y habla tanto en favor de las cosas que vienen de la obediencia y que suben delante de Dios como olor fragante, es decir, Dios huele nuestra verdadera intención, y como sucede con un alimento o con un lugar, un olor delata lo verdadero, no existe posibilidad alguna de que algo huela mal y tenga un sabor agradable, pero si de que algo se vea agradable y tenga mal sabor.

Es por eso que podemos entender que las cosas son diferentes en la tierra y en el Reino de los Cielos, en la tierra nos regimos por lo que vemos, en el Reino de los Cielos las cosas son regidas por el conocimiento y la obediencia a la voluntad de Dios, en otras palabras, cuando rendimos delante de Dios lo que pensamos y lo que sentimos y lo reemplazamos con lo que Dios verdaderamente quiere y lo dejamos fluir en fragancia agradable.

Hoy es domingo, es día de reposo y día separado para Dios, hay quienes toman este día y van a la iglesia porque Dios así lo quiere, y sabe, el ir a calentar una silla o una banca por un rato no es agradable a Dios en lo absoluto, pero si lo hace usted con la verdadera intención de obedecer y agradar a Dios, lo que viene desde dentro suyo con esa actitud llegará directo al olfato de Dios y le aseguro que con ello Dios le tendrá siempre presente en su mente para bendecirle, hace sentido y vale la pena intentarlo, no cree?

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