Últimamente he adoptado la costumbre de escuchar detalladamente cada palabra que sale de la boca de mis interlocutores, sabe, es sumamente interesante el tratar de entender lo que piensan mientras hablan, y he descubierto que mis conversaciones son mas efectivas cuando lo hago así.
De hecho no pierdo oportunidad para hacer alguna broma o un chiste usando sus propias palabras, si noto que dejaron algo inconcluso o algo no quedó claro en lo que dijeron, al grado que después de unas horas o al paso de los días las personas con las que convivo, tienden a hablar con mas consciencia y con mas cuidado, tratando de evitar en caer en uno de mis chistes.
Y no lo digo con la intención de criticar a nadie, es algo que alguna vez aprendí y como le decía, me es sumamente efectivo el tratar de entender lo que las personas piensan mientras hablan, no es que pretenda yo corregir al mundo, para nada.
Todo esto se lo comento, porque normalmente solemos hablar de lo que pasa en nuestro interior y de acuerdo a como nos sentimos, la mayoría de las cosas que hablamos son relacionadas con nuestros sentimientos y sabe, normalmente ni nosotros mismos entendemos lo que sentimos y no tenemos control sobre lo que sale de nuestras bocas.
Es precisamente por esto que le cuento que cuando estamos alterados solemos decir cosas fuertes y en ocasiones hirientes, y no reaccionamos sobre las consecuencias que pueden tener nuestras palabras o bien solemos comprometernos a cualquier cosa con tal de obtener algo que queremos mucho y no nos damos cuenta que en realidad no estamos dispuestos a honrar nuestras palabras con nuestros actos.
Es por eso que muchas oraciones no son contestadas, me he percatado que muchas personas suelen orar conforme a lo que sienten y a veces suelen orar mas en contra de otras personas o en contra de situaciones en vez de usar su tiempo para bendecir, o bien usan su tiempo de oración para pedir, pedir y pedir y ante la duda de recibir aquello que piden, se comprometen a cosas que quisieran hacer o dar a cambio de lo recibido, como si con ello pudieran negociar con Dios y acelerar la llegada de aquello que piden.
El hablar basados en nuestros sentimientos, nos lleva a una práctica de hablar sin consciencia, ya que nuestros sentimientos son efímeros y no solemos guardar memoria de ellos, por tanto las palabras que usamos para expresarlos también pueden ser olvidadas, de hecho me he llegado a percatar de personas que suelen ser sumamente ofensivas con los demás cuando están enojadas y luego no entienden porqué las personas están enojadas con ellas, ya que al pasar el sentimiento de enojo, pasó la intención de sus palabras y olvidaron la razón y la intensidad de las mismas, incluso llegan a tachar a sus interlocutores de exagerados y sentidos, le ha sucedido?
Una de las cosas que las personas no entienden, es que nuestras emociones acortan el alcance de nuestra visión, cuando sentimos, solo vemos a unos cuantos metros, a unos cuantos días (meses si mucho) y solo contemplamos a algunas cuantas personas, siendo que Dios nos da un espíritu que prolonga nuestra visión, nuestro entendimiento y nuestra capacidad de planear y de cumplir aquello planeamos y con lo que soñamos.
Es por ello que Dios nos llama a ser espirituales, y con esto cabe aclarar que ser espiritual tiene que ver con escuchar y obedecer al Espíritu, mientras que nuestros sentimientos y nuestros pensamientos tienen que ver con nuestra alma, y como sabemos, lo almático es efímero mientras lo espiritual es eterno.
La cita de hoy nos habla acerca de lo que pasa con nuestras palabras, cuando nuestras palabras vienen de nuestra alma y son fundamentadas en nuestros sentimientos, suelen convertirse en una red que entorpece nuestros pasos y acortan nuestro alcance, mas nos da la oportunidad de ponernos en contacto con nuestro espíritu y contrarrestar este efecto.
La Biblia es un libro que una y otra vez nos llama a la consciencia, es decir, nos invita a que todas nuestras palabras sean sabias y fundamentadas, y para esto no tenemos que haber leído a los autores del mundo y tener muchos años de edad, por el contrario, solo tenemos que asegurar conocer la palabra, tenerla presente en todo lo que hacemos y no abrir la boca a menos que nuestro espíritu esté detrás de cada palabra que salga de ella.
En esta mañana le quiero invitar a que reflexione sobre lo que dice, sobre lo que habla y cuantas veces ha caído en las redes de sus propias palabras, decida no volver a hacerlo y decida vivir una vida plena que le lleve a la eternidad, con declaraciones que aseguren no solo su bienestar, sino las respuestas constantes de Dios y la plena seguridad de que cuanto pida le será dado.
Entréguele su vida a Dios, permita que Él transforme su vida, si su vida esta mal no hay nada demasiado malo que Él no pueda arreglar, si su vida esta bien no hay límites para lo excelente que puede ser con Él, solo es cuestión que decida entregarle TODO, todo cuanto usted es, todo cuanto tiene y el hará obras maravillosas en su vida, cosas que sobrepasan todo entendimiento, cosas que ojo no vío, ni oído escucho, ATREVASÉ!