La vida se compone de una constante toma de decisiones y los resultados de las mismas, es decir, podemos tomar buenas o malas decisiones y las consecuencias de estas, serán aquello que viviremos a diario.
A veces no lo dimensionamos, pero una decisión puede afectar el hecho de que nos levantemos a la hora que programamos el despertador o 5 minutos mas tarde, el desayunar ligero, o simplemente no desayunar porque ya no tenemos tiempo por esos 5 minutos extra en la cama y así sucesivamente y sin realmente estar conscientes de ello, vivimos todos los días los resultados de nuestras decisiones.
Nuestro proceso de toma de decisiones es casi automático, muchas veces ni cuenta nos damos, simplemente lo hacemos y simplemente reaccionamos a nuestro entorno, con el tiempo vamos adoptando hábitos entorno a nuestras decisiones, es decir, tomamos decisiones repetitivas basados en hábitos que nos llevan a resultados conocidos, esto hace mas fácil nuestro proceso, ya que por lo general somos seres de hábito y no nos gustan la sorpresas.
A pesar de hacer decisiones casi sin razonarlas, tenemos la capacidad de programar nuestras decisiones y planearlas, de manera que tengamos un ejercicio de pensamiento mas consciente y tengamos mas dominio sobre nuestro diario acontecer, el detalle es que cada vez mas solemos tomar decisiones instintivas basadas en lo que sentimos y no decisiones razonadas en lo que pensamos o en lo que consideramos correcto tras un detenido análisis.
Es por eso, que a pesar de decir que amamos a Dios, muchas de las cosas que hacemos y muchas cosas que decidimos no incluimos a ese Dios al que decimos amar, porque simplemente está fuera de nuestro patrón de pensamiento, incluso hay quienes suelen creer que con hacer una rápida oración por las mañanas y poner en sus manos nuestro día, Él va a intervenir en todo lo que nos pase, cuando no es así.
Dios ante todo es un caballero, nos dio libre albedrío, es decir la capacidad y la libertad de decidir por nosotros mismos y jamás se tratará de imponer en nuestras vidas si no lo invitamos y si no lo decidimos así, pero contrario a lo que hacemos normalmente, Dios necesita que hagamos un ejercicio constante de toma de decisiones conscientes, ya que esa es la diferencia entre la tierra y el Reino de los Cielos, la consciencia con la que hacemos las cosas.
La cita de hoy trata sobre el pueblo de Israel que vivía gobernado por Dios, es decir por una Teocracia en la que Dios decidía y el pueblo obedecía y por ende era bendecido a causa de su obediencia, tal como esta escrito, si lo vemos así estaban en la mejor de las situaciones, ya que para poderlos gobernar, Dios tenía que hablarles a diario.
Mas los Israelitas veían como los otros pueblos eran gobernados por un Rey y como ese Rey hablaba por ellos y lejos de sentirse privilegiados por estar gobernados por su Dios, anhelaron lo que los otros pueblos tenían y fueron donde el profeta Samuel a pedirle un Rey.
La consecuencia de esta decisión es mas que conocida, Dios les dio un Rey de acuerdo a su corazón, un Rey inmaduro y berrinchudo, que gobernó basado en sus caprichos al grado que en poco tiempo Dios tuvo que ungir un nuevo Rey (David) al cual Saúl el Rey se dedicó a perseguir y acosar por años en vez de gobernar atento a la voz de Dios.
Que interesante pensar que alguien como los Israelitas encontrándose en la mejor de las condiciones se tomara la libertad no solo de opinar, sino de exigir un Rey para poderse comparar al resto de los pueblos, y todo esto, porque a pesar de ser gobernados por Dios, éste no formaba parte de sus vidas cotidianas, sus pensamientos y sus acciones no estaban gobernadas por Dios y probablemente ni siquiera fuera parte de ellos, por tal las consecuencias de sus pensamientos y decisiones los llevaron a una situación precaria.
Ayer mi amigo el Pastor Omar me recordaba que el querer independizarse de Dios tiene como consecuencia la esclavitud, y es uno de los comentarios mas sabios y ciertos que he escuchado, note como el pueblo de Israel pasó de ser un pueblo próspero a un pueblo con incertidumbre a causa de la inmadurez de su Rey.
Tal como sucede con los Israelitas, sucede con nosotros, cuando independizamos aun los pequeños e irrelevantes detalles de nuestra vida del Dios que decimos amar, es cuando quedamos a merced de las consecuencias de nuestras decisiones, es cuando las deudas, las enfermedades, las relaciones dañadas y no se cuantas cosas aparecen, ya que tenemos la opción de vivir una vida gloriosa de acuerdo al Dios que nos gobierna o tan efímera y volátil como las decisiones que tomamos.
Es por eso que nos es tan importante el conocer la palabra de Dios, ya que ésta nos confrontará con nuestros actos y pensamientos del día a día y nos ayudará a tener un ejercicio de pensamiento consciente en el cual tengamos que tomar decisiones de acuerdo a lo que sentimos o lo que Dios quiere para nosotros que tiene una gran recompensa en lo cotidiano y en lo eterno.
El día de hoy pongo delante de usted la decisión mas importante de su vida, que prefiere? ser gobernado por un Dios que nos ha demostrado por miles de años su amor?, o prefiere ser gobernado como el resto de las personas por aquello que siente, por aquello que piensa que es bueno y por aquello que le acomoda de momento?