Hay un pensamiento que ha estado dando vueltas en mi mente y en mi corazón las últimas semanas y se lo quiero compartir:

Las personas no conocen de Dios porque abren la Biblia, y en vez de buscar a Dios en ella, suelen tratar de encontrarse a si mismas y al no encontrarse, se aburren y dejan de leer.

Nos encontramos en una época en la que todo gira en torno a nosotros, los medios publicitarios dejaron de vendernos productos que necesitamos y crean necesidades en nosotros para que compremos los productos que ellos necesitan que les compremos y nos hacen creer todo el tiempo que se trata de nosotros, los medios sociales nos han otorgado un espacio en el cual podemos ser nosotros, para que expresemos libremente lo que pensamos, lo que sentimos y lo que quiera que sea que venga de nuestro interior y en el cual nadie mas tiene derecho a opinar, ya que nadie mas vive nuestra realidad.

Cada vez mas las cosas parecieran tratarse de nosotros, siendo que en realidad solo estamos poniendo nuestra información allá afuera, para que alguien la compre y venga y trate de hacernos creer que necesitamos algo y luego se lo compremos, así de sencillo.

Algo que muchos pensarían es que cuando todo se trata de nosotros, deberíamos de ser fortalecidos en nuestra autoestima y en nuestra seguridad, cuando en realidad es exactamente al revés, no puedo dejar de pensar con horror en países como Estados Unidos en donde las demandas por “daños morales” son una de las cosas mas cotidianas que existen, es decir, cualquiera puede dañar a una persona al grado que es prácticamente irreversible y por ello el que la daño deberá pagar sumas estratosféricas de  dinero para resarcir el daño, como si el dinero fuera la solución a todo.

Que interesante pensar que el dinero es la solución a todo, que interesante que aun los daños morales pueden ser aliviados con dinero, siendo que en realidad pocos entienden que es un daño moral y que la Biblia nos habla del efecto del dinero y el amor a el en nuestras vidas.

El que todo gire en torno a nosotros nos hace vulnerables y desacelera nuestro crecimiento en todos los sentidos, cuando todo gira en derredor nuestro, y nos sentimos incómodos, entendemos que hay algo de lo que nos rodea lo que ocasiona nuestra incomodidad y que nuestro entorno es el que tiene que cambiar, para que nuestra situación cambie.

Cada vez mas y mas veo eso en las personas, cada vez mas me encuentro con quienes aseguran que los otros tienen que cambiar y las cosas tienen que suceder diferente para que su vida pueda cambiar, y mas ahora en esta época donde tenemos mas acceso a mas lugares y a mas cosas, las personas cada vez mas creen que cambiando de ciudad y de entorno, su situación será diferente, sin darse cuenta que el común denominador de sus problemas son ellos mismos, por tanto no importa en que parte del mundo estén y en que ciudad vivan, sus problemas los seguirán ya que los traen puestos día a día.

Las personas sueñan a diario con un “nuevo comienzo”, con una “segunda oportunidad” y sienten que en ese nuevo comienzo o en esa nueva oportunidad esta la solución a lo que les pasa y lo que les incomoda, y créame, no es así, yo por mi trabajo he tenido que mudarme cada 2 o 3 años a diferentes ciudades y cada vez que me mudo hay “n” cantidad de cosas que me prometo que serán diferentes y no lo son, porque el problema está en mi y no en el entorno, afortunadamente hace años que me di cuenta de ello y hace tiempo empecé a trabajar en cada una de esas cosas que soñaba que cambiarían así nomas porque sí.

Ayer platicaba con un grupo de personas acerca de como percibimos nosotros las cosas y como Dios lo hace, y es asombrosamente distinto y opuesto, ya que a pesar de tener una naturaleza espiritual nos comportamos como seres terrenales y pretendemos que lo que para nuestro corazón es natural (lo espiritual) se resuelva del modo terrenal y con un efecto espiritual.

Es decir, tenemos la capacidad de creer en milagros, porque del lugar que venimos, son una cosa cotidiana, pero no entendemos que en la tierra las cosas no suceden de esa manera, a menos que nosotros las provoquemos, así como lo lee, a menos que nosotros las provoquemos.

Lejos de que el ambiente alrededor nuestro nos afecte, es nuestro deber el afectar a nuestro ambiente y a nuestro derredor, es decir somos nosotros el factor de cambio y no dependemos que nuestro entorno cambie para nosotros poder hacerlo, Dios nos equipó con todo lo necesario para hacerlo así, y con ello impactar a la tierra, al resto de las personas a nuestro alrededor y establecer con ello el Reino de Dios en esta tierra.

La cita de hoy es una cita que me fascina, ya que marca el comienzo de una era, Abraham es uno de los personajes mas famosos de la Biblia y todos conocemos lo que Dios hizo en su vida, pero sabe, lo que Dios hizo en el es algo que ya había tratado de hacer una vez por medio de los hombres, ya Dios había hablado con Taré Padre de Abraham para decirle se fuera a vivir a Canaan, y este emprendió el viaje y a mitad de camino decidió que era mas cómodo vivir en Harán y se estableció ahí y dice la Biblia que murió, de modo que Dios tomó a la siguiente generación y trabajó con ella, habló lo mismo a Abraham y éste decidió hacer la diferencia, decidió no morir como su Padre hizo, sino con su actitud, lejos de morir multiplicó sus generaciones al grado que el día de hoy aun podemos entendernos como parte de la promesa de Dios a Abraham.

Todo lo que Abraham tenía que hacer fue darse cuenta que en el y en su obediencia se encontraba el factor de cambio y a diferencia de su Padre de quienes pocos han escuchado, su nombre se perpetuó como uno de los héroes de la fe y uno de los mejores ejemplos a seguir de toda la Biblia.

La cita de hoy es consecuencia de esa obediencia y de esa consciencia de ser el factor de cambio, a partir del momento que Abraham entendió que solo tenía que tomar decisiones sabias y que por medio de ello Dios le respaldaría, quien hablara a su favor recibiría del mismo favor que el recibía, pero ay de quien hablara en su contra, ya que se le revertiría y le afectaría tanto como fuera la intención de sus palabras.

Por tanto, hay cosas que pasan a nuestro alrededor y que parecieran afectarnos, a veces pareciera que el mundo se ensaña con nosotros, y quisiéramos que esas cosas cambiaran de la noche a la mañana, pero no lo harán hasta que entendamos que es eso en nosotros que provoca todas esas cosas y lo cambiemos, de esa manera, no solo viviremos mejor y de manera mas cómoda, sino lo que pase en nosotros afectará de manera positiva a nuestro entorno.

Así que esta en nuestras manos el seguir viviendo y pensando que todo se trata de nosotros y permitir que nuestro ambiente nos afecte o convertirnos en el factor de cambio y afectar a nuestro entorno con ello de manera que tengamos la entera garantía de que no habrá palabra que nos afecte y que todo lo que recibamos de los demás sea pura y entera bendición por el efecto de lo que daremos a ellos en retribución por medio de la promesa de Dios.

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