A veces me sorprendo la ligereza con la que hablamos, en muchas ocasiones pareciera que ni siquiera pensamos las cosas cuando ya están saliendo por nuestros labios y sin considerar el impacto de las mismas, ni quienes están a nuestro alrededor y sin darnos cuenta podemos hacer un gran daño.

Al paso de los años, Dios me ha enseñado a conocer a las personas por medio de sus palabras, solo hay que poner un poco de atención y entender el sentido de cada palabra y es posible saber lo que hay en cada corazón y cual es la autenticidad, honestidad e intención de cada comentario de cada persona.

Con el tiempo he aprendido a entender que las palabras son como la sangre, es decir, de nuestra boca sale lo que hay en nuestro corazón y normalmente hablamos lo que sentimos, sin importar sus consecuencias y nuestras palabras tienen la capacidad de dar vida, dar muerte o simplemente ser estériles y no tener impacto.

Ayer mientras volaba rumbo a casa veía la película sobre Margaret Tatcher, la ex-Primer Ministro de Inglaterra, quien al ser una mujer de edad avanzada, aún se preocupaba por la vida política y decía: “la gente habla de lo que siente y ha dejado a un lado el hablar de lo que piensa, pareciera que el pensar ha sido reemplazado por el sentir”.

Los medios de comunicación nos han hecho creer que lo que sentimos es importante y los personajes de las telenovelas actúan de esa manera y crecemos aprendiendo a imitarlos, entre mas lo veo me doy cuenta de lo terrible que es esto.

Imagine que usted necesitara una transfusión de sangre y le dieran a elegir entre 3 tipos de sangre, la primera está almacenada en un refrigerador especializado y es de reciente extracción, es fresca, la segunda, esta a temperatura ambiente y aparentemente en buen estado y la tercera tiene días expuesta al sol y está echada a perder, cual escogería para que le pusieran?

Obviamente la respuesta es que todos quisiéramos la sangre fresca y bien almacenada, mientras todos rechazarían la que está descompuesta, pero sabe, normalmente todos toman la que está en medio, la que no se sabe si está en buen estado o no.

A veces pareciera que es como un reto constante a Dios, nos aferramos a vivir en el límite entre lo bueno y lo malo, todo el tiempo estamos coqueteando con el mal asegurando que tenemos dominio sobre el y que un poco de malicia no hace mal a nadie, llegamos a un punto en donde ya no sabemos si somos buenos o somos malos, vivimos como esa sangre que ha estado ahí a temperatura ambiente y no sabemos si es de beneficio o es dañina.

Dios puso la posibilidad en nuestra boca de dar vida, de ser como esa sangre fresca y quise poner el ejemplo de la sangre almacenada adecuadamente, ya que es una de las cosas que debemos de aprender a hacer, el guardar nuestras palabras y usarlas solo cuando estemos seguros de que son necesitadas y darán vida.

Los zombies según las películas, tienen sangre putrefacta en sus venas, tienen heridas expuestas que nunca sanan y seguramente huelen mal, ahora hagamos este ejercicio, imagine que cada gota de sangre en un zombie es una palabra, y luego imagine que tipo de palabra es, impresionante, no?

La verdad es que si lo vemos de esa manera, hay miles de zombies a nuestro alrededor, las personas han olvidado lo importante que es el edificar con nuestras palabras a los demás y han olvidado el impacto que estas pueden tener.

No puedo evitar el pensar en las personas que deciden ir a orar por los enfermos a los hospitales y no tienen la consciencia del poder de sus palabras, obviamente es Dios quien sana, pero lo hace por medio de nuestras palabras, y son las personas las que pueden echar a perder una buena oración, tratando de hacerla escuchar elocuente y espiritual, olvidando el ingrediente principal, el Espíritu de Dios, pero como podemos hablar de un Espíritu del cual no hacemos acompañar nuestros pensamientos, sentimientos y nuestros hechos?

Esta mañana le quiero invitar a que reflexione detenidamente, son sus palabras un real canal de bendición y generadoras de vida?, si su respuesta es “no siempre” piense en esto, una sola gota de agua con excremento puede contaminar toda el agua en un recipiente, su “no siempre” puede afectar la vida en sus palabras y puede haber decenas, centenas o millares que se están perdiendo de una vida mejor a causa de sus palabras, le invito a que deje de ser un zombie espiritual.

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