Poner nuestros asuntos en manos de Dios es una de las cosas mas sencillas y mas difíciles a la vez, ya que es un acto que no requiere de mucho esfuerzo, pero a su vez significa renunciar al control sobre nuestros asuntos y a nuestra voluntad para dar paso a la voluntad de Dios.

El problema radica en que muchas veces no sabemos cual es la voluntad de  Dios, y como de alguna manera no confiamos en que su voluntad sea la misma que la nuestra, preferimos seguir haciendo las cosas a nuestra manera.

El no conocer la voluntad de Dios o el no estar seguros de ella es algo muy común, ya que a su vez radica en que no conocemos a Dios, solemos decir que tenemos una relación con Él, pero en realidad solo le invocamos en momentos de apuro, pero en raras ocasiones escuchamos su voz o le consultamos para saber que opina acerca de nuestros asuntos, hay quienes se conforman con respuestas como “si”, “no” y “tengo algo mejor para ti”, que en realidad no les consta que sea una respuesta de Dios, ya que en ninguna parte de la Biblia Dios responde de esa manera.

La verdadera razón por la cual nos es tan difícil poner nuestras cosas en manos de Dios es porque es un desconocido en muchos aspectos.

Pocas personas dejarían su celular, su cartera o alguno de sus hijos en manos de algún extraño, esto es completamente ilógico y solamente pone en riesgo nuestras pertenencias  y a nuestros hijos, y aunque “sabemos” que Dios quiere cosas buenas para nosotros, no estamos seguros que quiera lo mismo que nosotros, por tanto desconfiamos.

Entonces aquellos que dicen esperar una de las famosas 3 respuestas de Dios, realmente se acercan a Él siempre esperando un “si”, al no recibir respuesta asumen que es un “no” y en caso de que no estén dispuestos a renunciar a aquello que piden, se consuelan con un “tengo algo mejor para ti”, no lo cree?, seamos honestos, cuando ha recibido un literal “tengo algo mejor para ti” de parte de Dios?

Ahora bien, reaccionamos de esta manera, ya que nuestra consciencia por lo general nos delata y nos hace saber en donde estamos mal en nuestra vida, todos sabemos y estamos conscientes de que deberíamos de tener una mejor relación con Dios y que esa mejor relación implica ciertos sacrificios o dejar a un lado algunas cosas que nos agradan y nos proporcionan comodidad y el renunciar a esas cosas es algo que nos da miedo, ya que como conocemos a pocas personas que lo han hecho y tenemos pocos testimonios de lo que sucede después, simplemente tenemos miedo.

Es interesante, ya que desde Génesis hasta Apocalipsis, Dios nos dice una y otra vez “no temas”, ya que una vida de su mano es una vida llena de victorias, pero para ser victoriosos tenemos que enfrentar batallas, es decir, sin batallas no hay victoria.

El problema radica en que estamos tan acostumbrados a que las cosas sucedan casi por “milagro” que no estamos acostumbrados a ser parte de lo que provoca la bendición, no estamos acostumbrados a ser confrontados con la palabra y a identificar aquello que es inmundo en nosotros, tenemos miedo a ser exhibidos y castigados, siendo que es todo lo contrario, el exhibido y el castigado será Satanás, ya que es el el autor del pecado, nosotros ya fuimos perdonados, solo tenemos que reconocer el pecado en nuestra vida para tener acceso a ese perdón, pero no hay vergüenza ni castigo para nosotros.

Esta mañana le quiero invitar a lo siguiente, si usted espera algo de Dios, o si usted ha estado orando por algo que pareciera que no llega, no importa si es algo material, emocional o incluso la salud, no tema, invoque a Dios, permítale que le hable por medio de la palabra de su asunto en específico y que le muestre la raíz de su mal o de su espera y juntamente con Él enfréntelo, sin temor, aprenda a ser victorioso en todo y a que Dios se manifieste en usted de constante, póngase verdaderamente en manos de Dios y permítase tener el valor que solo la compañía y el respaldo de Dios dan.

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