Imagine que tiene usted una cierta cantidad de dinero y que necesita invertirla en algún lugar que le reditúe rápidamente, ya que pretende usar ese dinero para comprar una casa o algo de gran valor, a quien acudiría para invertir ese dinero?

Obviamente sabemos que los bancos son confiables, porque los hemos visto a lo largo de años y generaciones, pero sabemos también que los intereses que dan por invertir nuestro dinero con ellos son bajos, y aun los planes a plazos fijos nos ayudan pero lo mas probable es que en realidad no hagan crecer nuestro dinero como necesitamos.

Por tanto en muchas ocasiones la alternativa es invertir en la bolsa o en empresas que hacen movimientos un poco mas audaces y arriesgados, pero como en realidad no les conocemos, es parte de nuestro proceso natural el investigar y no soltar nuestro dinero hasta que no estamos 100% seguros de quien es esa empresa y si es confiable para poner en sus manos nuestro patrimonio, obvio, no puedo hablar por todos, he escuchado muchas tristes historias de quienes en su afán por hacer crecer su patrimonio invierten ciegamente con quienes no conocen y terminan perdiendo su dinero.

Pero una cosa es cierta, ya sea que conozcan o no conozcan a aquella empresa donde invirtieron su dinero, no se desentienden de este, es decir no van e invierten y se olvidan de aquello, por el contrario, van y consultan tantas veces como pueden y si pudieran observarían el crecimiento de su dinero minuto a minuto, ya que hay un interés especial en que ese dinero en realidad crezca para poderlo invertir en aquello que planean.

Todo esto que le cuento, no es algo extraño, es algo de lo más natural, es algo cotidiano cuando estamos en una situación de ese tipo, ahora lo quiero comparar con aquello que hacemos con Dios:

A veces quisiera poder expresar en palabras mi asombro cuando veo a tantas personas decir “pongo en manos de Dios mi situación” y simplemente se desentienden de aquello y se dedican a hacer otra cosa, como si a partir de ese momento fuera responsabilidad de Dios el hacerlo y si no lo hace, pues simplemente es su culpa y no la de aquel que puso su asunto en las manos de Dios.

Esto se lo cuento, porque lamentablemente quien hace esto, es tan irresponsable como aquel que invierte su dinero en una empresa que no conoce y sobre la que no ha investigado, ya que si no conoce a Dios y no sabe que es lo que ha dicho y opina sobre nuestro asunto, no sabemos cual será su acción al respecto, acuérdese que no porque algo parezca bueno para nosotros en algún momento, esta alineado a la voluntad de Dios y será hecho por Él.

Ahora bien, existe una gran diferencia entre poner las cosas en manos de Dios y el desentendernos del asunto, es decir, si sabemos quien es Dios y que es lo que opina acerca de “x” o “y” asunto, lo ponemos en sus manos, pero no podemos dejar de regresar a su presencia a interceder y a ver como va ese asunto, de eso se trata, una relación con Dios requiere de mantenimiento y no de desentendimiento, no cree?

Hebreos 11:1 dice que la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, pero note que empieza con “certeza” y no con “esperanza”, el problema de muchos es que entienden por fe aquello en lo que tienen esperanza aunque en realidad no están seguros de que sucederá, la segunda parte dice la convicción de lo que no se ve, es decir hay que saber quien es Dios y como es que actúa para poder visualizar lo que si hará y diferenciarlo de lo que no hará.

Es precisamente en este momento cuando ya sabemos quien es Dios y que es lo que puede y hará por nosotros que empezamos a ejercitar nuestra paciencia, es el momento donde no podemos dejar de ver la meta, pero si alimentarnos del proceso mismo, para que podamos crecer junto con aquello que viene de Dios y que el día que sea cumplido, tengamos la estatura y la sabiduría para recibirlo, administrarlo y hacerlo crecer a u vez.

Es por eso que comparo el poner algo en manos de Dios con invertir nuestro dinero, ya que el invertir nuestro dinero para adquirir algo, como una casa, nos dará techo durante muchos años, y el poner algo en manos de Dios nos puede asegurar un lugar en la eternidad, y si no lo hace, a lo mejor no vale la pena que lo pongamos en manos de Dios, ya que si no nos lleva a la eternidad, no tendremos ningún tipo de respuesta del Creador del Universo.

Usted que opina?

 

 

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Un comentario

  1. Hola Rene
    es de gran bendición leer tus escritos estan tan llenos de verdad y sabiduría que muchas veces en las congregaciónes ni se habla tan directo por temer ofender a alguien o cuidar otras areas de una organización que es la Iglesia.
    sabes me encanto esto lo de darle seguimiento a las peticiónes expuestas al PADRE para estar 100% seguros que el que fue lo que decido al respecto de tal petición como dices darle seguimiento al ver los rendimientos de nuestra oración o dar un cambio de rumbo.
    te mando un gran saludo y abrazo en Cristo.