Hay quienes tienen la creencia de que tenemos que hacer cosas “buenas” para agradar a Dios, pero sabe, usted y yo tenemos un concepto diferente de lo que es bueno, ya que cada uno de nosotros tenemos diferentes gustos y diferentes maneras de percibir las cosas, no sin tomar en cuenta que normalmente las cosas buenas las entendemos en relación a lo que nos hace sentir bien y lo que nos gusta, no tanto las cosas buenas de acuerdo a la óptica de Dios.
No puedo recordar cuantas veces he escuchado la famosa frase de “no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti” y es una frase muy cierta, pero que hay de la contraparte?, solo hagamos a otros lo que queremos que nos hagan a nosotros?, que hay de los gustos de los demás?, que pasa si a los demás no les gusta lo que a nosotros, que pasa si nuestros gustos les incomodan?
Lamentablemente distinguimos lo bueno y lo malo por medio de lo que sentimos, es por eso que unos no entienden como malo lo que otros si, ya que de acuerdo a su situación cada uno tiene un ánimo distinto e incluso algo que siente como bueno en un momento, lo puede sentir como malo en otro.
Es por eso que hacer cosas “buenas” para Dios no es suficiente, realmente lo que tenemos que hacer para agradar el corazón de Dios son cosas inteligentes, así es, tal como lo lee, agradamos mas a Dios con nuestra inteligencia que con nuestros sentimientos, agradamos a Dios mas con un acto prudente pero pensado que con un arrebato de halagos y alabanzas sin fundamento.
Uno de los actos mas inteligentes que podemos cometer es el hacer misericordia, hay muchos que piensan que deben de sentir misericordia y muchas veces no la hacen, simplemente porque no la sienten, que tremendo!, pero pienselo de esta manera:
Las personas que actúan mal, sienten la misma culpa que usted y yo sentimos al cometer un error, solo que a veces para mitigar ese sentimiento, siguen actuando mal e incluso pueden llegar al punto de ser “inmunes” al sentimiento de culpa, bueno, en realidad solo lo son en apariencia, en realidad se acostumbran a el al grado que viven de manera constante en la incomodidad y en el malestar y dentro de ellos, hay una consciencia de que no merecen un buen trato o que les sucedan cosas buenas a causa de sus actos, aunque al igual que todos las anhelan, pero a diferencia de otros se sienten mas lejos de ellas que nadie.
Es por eso que nosotros al decidir hacer misericordia y tener un gesto amable con ellos, tratarles de la manera que ellos y aquellos que les juzgan creen que no merecen, no solo hacemos algo “bueno”, sino rompemos con toda una carga y una consecuencia acumulada probablemente por años, el hacer misericordia es un acto inteligente, es el tener la consecuencia de nuestros actos no culmina en un buen sentimiento, sino puede romper ataduras sentimentales y espirituales y podemos hacer que una persona cambie su manera de entender la vida.
Es justo eso lo que Jesús hizo al venir a la tierra, hizo misericordia en nuestra vida, a pesar de que no la merecíamos y luego nos dio la instrucción de imitarlo, Jesús no hizo un acto “lindo” y no hizo un acto “bueno”, sino que se puso en nuestros zapatos y entiendo que en el huerto de Getsemaní le fue revelado lo que había en nuestro corazón y como nos sentíamos y era tan fuerte que incluso sudó sangre a causa de ello y eso en vez de asustarlo o darle la oportunidad de juzgarnos, le dio mas ánimos de subirse a la cruz en paga de nuestro pecado, su acto fue un acto de amor, pero no un amor sentimental, sino un amor racional contra el que nadie puede.
Es por eso que en esta mañana le quiero invitar a que medite en esto, ore para que Dios le convierta en un acto de misericordia, y que le permita ponerse en los zapatos de aquellos que aparentan ser malos y pueda usted con su decisión y basado en la palabra de Dios impactar la vida de otros y romper cosas que ni ellos sabían que tenían que ser rotas para darles libertad.
Lectura del día de hoy: Proverbios 25
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