No le puedo decir cuantas veces me he parado en mi vida frente al espejo y me he cuestionado cual es el motivo por el cual me encuentro en esta vida, creo que empecé en mi adolescencia y entre mas pasaba el tiempo, mas aguda se hacía la interrogante, aunque iba y venía por motivo de las distracciones de la vida cotidiana y el a veces pretender esquivar mi propia realidad.

Con el tiempo aprendemos a evitar temas importantes en nuestra vida, como el pensar en lo que hacemos y porque lo hacemos, cuando menos nos damos cuenta, nos encontramos rodeados de culpas en nuestra vida a causa de todas las cosas que hemos hecho y creo que incluso mas por todas las que no hemos hecho, hacer ejercicio, ahorrar, tener una mejor relación con nuestros Padres, confesar ese pecado oculto que hay en nosotros, tener una mejor relación con Dios.

Cuando empecé a trabajar aprendí a someterme a la autoridad de mis jefes, no le voy a decir que me fue fácil, y estoy seguro que algunos jefes aun sufren al pensar en el tiempo en el que trabajé a su cargo, pero con el tiempo me fui dando cuenta que era responsabilidad de mis jefes el que yo hiciera un buen trabajo y el proveerme de un ambiente que me facilitara el hacerlo, por lo que aprendí a colaborar con ellos, a cuidar sus intereses y a hacer las cosas de la mejor manera, para que a ellos les fuera bien y por ende a mi también.

Con el tiempo aprendí el significado de la palabra “mayordomía” y me di cuenta de la bendición que había en ponerla en práctica y puse todo de mi parte para convertirme en mayordomo de mis jefes y a cuidar sus intereses como si fueran los míos, no sabe que experiencia tan agradable, no sabe como es que lo disfrute el vivir para ser siervo y no sirviente de alguien y compartir los beneficios de su éxito.

Después de un tiempo tomé una decisión, quería ser mayordomo toda mi vida, no tenía necesidad de anhelar un negocio propio, para que? si estaba en la situación ideal, no sin tomar en cuenta que la Biblia habla de ello, entonces? para que moverme de ahí?

Afortunadamente tenemos un Dios que sabe mas que nosotros y lo tiene todo planeado desde la eternidad, sin darme cuenta, Dios me fue orillando poco a poco a independizarme y a poner mi propia empresa, a no depender de nadie y a hacer las cosas como siempre las había hecho, pero ahora no sabía para quien hacerlas, acaso las haría para mi mismo?

Dios es un Dios de orden, y jamás permitirá que algo llegue a nuestra vida antes de tiempo, pero sabe, tampoco permitirá que retrasemos aquello para lo que estamos listos y ese fue mi caso, yo siempre supe que era inminente que iba a poner mi negocio, no sabía ni se aún cuanto tiempo lo he de tener, pero me enseñó una cosa muy importante y se la quiero compartir:

Con el tiempo aprendí a trabajar sin supervisión, mis jefes escasamente me pedían les rindiera cuentas, por el contrario, yo les buscaba con resultados, poco a poco me convertí en un trabajador independiente dentro de una organización, en otras palabras todo estaba orquestado para aprender a hacer las cosas de manera independiente e irme preparando para poner mi empresa.

No pretendo contarle que fue algo fácil, sino todo lo contrario, el miedo me invadía constantemente, ya que no me sentía seguro poniendo mi empresa, una y otra vez pedía a Dios mejor me diera un buen trabajo y fuera yo el mayordomo de alguien mas, hasta que me quedó claro, si estaba destinado a ser el mayordomo de alguien y a pesar de que lo era en muchos aspectos de mi vida, no lo era en lo laboral y profesional, he aprendido con el tiempo a rendirle cuentas sobre mi diario trabajar a Dios, he aprendido a trabajar sin supervisión, pero siempre rindiendo cuentas, aprendí que no tengo un negocio propio, sino trabajo en la empresa de mi Padre Celestial y que aun en ella se engrandece Él.

Cada día que pasa, me queda mas claro cual es mi propósito en esta vida, y sabe, lo mas interesante ha sido que el propósito no es mío, en el momento que aprendí eso, aprendí a vivir en paz y siendo mayordomo y cuidando sus negocios como si fueran míos, con todo lo que tengo y con todo lo que soy, aprendí a cambiar mi realidad y a no esquivarla, ya que ya no es desagradable y aquello que queda por cambiar, es una esperanza en vez de una carga…

 

Lectura del día de hoy: Proverbios 20

 

 

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *