A veces me sorprendo cuando escucho cuales son las oraciones de las personas, me impacta saber que hay personas que no hacen otra cosa mas que pedir, pedir y pedir y después de eso siguen pidiendo y piden de nuevo, y como no reciben ni una cosa ni otra, simplemente piden mas, como si estuvieran atinándole a lo que Dios puede hacer por ellas.

Sabe, cada día es una oportunidad para ver la respuesta de Dios a una oración y sin afán de jactarme, es algo que se ha vuelto una afortunada costumbre en mi vida, no pasa día sin que Dios responda algo y escriba algo en mi corazón, que responda a alguna duda y me haga crecer, y el secreto para esto esta en entender que orar y pedir no es lo mismo, por tanto, si queremos respuestas, necesitamos dejar de pedirle a Dios y necesitamos empezar a entender como es que funcionan las cosas en el Reino de los Cielos.

Normalmente sucede que las cosas que ocupan nuestra oración (es decir, lo que normalmente pedimos), ya fue previamente resuelto por Dios, solo que no lo sabemos, y es justo porque no lo sabemos que no lo recibimos.

La cita de hoy habla acerca de la primogenitura, Esau y Jacob eran gemelos, solo que Esau nació primero, lo cual lo hacía el primogénito, esto le daba muchas ventajas, la bendición patriarcal caería sobre el, era Esau quien recibiría una mayor herencia que su hermano y quien habría de quedarse la frente de la familia y sus negocios, era el quien sería el sacerdote de su familia (sacerdote se refiere a quien guía a su familia en el caminar con Dios), es decir, el simple hecho de nacer primero le daba muchos beneficios y muchas responsabilidades a diferencia de su hermano, pero Esau no entendía esto, y por tanto un día sin pensarlo y a cambio de un plato de lentejas, le vendió su primogenitura a su hermano Jacob, rechazó los privilegios y las responsabilidades de ser el primogénito a las cuales tenía derecho y prefirió como muchos lo hacen el día de hoy, empezar a pedir…

Muchas de las cosas que pedimos a Dios diariamente, son cosas a las cuales tenemos derecho, pero o las ignoramos o las rechazamos tal como lo hizo Esau, todo pareciera que nos gusta hacer las cosas al modo difícil, nos llenamos de todo tipo de ideas acerca de quien es Dios y lo que puede hacer por nosotros en vez de tomar una Biblia, leerla y lejos de entender que es lo que Dios puede hacer por nosotros, obtener una identidad de acuerdo al plan de Dios, para que dejemos de pedir, sino empecemos a tomar y a arrebatar con autoridad las cosas que nos corresponden.

Le voy a dar un ejemplo de como es que funciona esto de entender quienes somos y a lo que tenemos derecho:

Hay personas que pasan años pidiendo a Dios les de hijos, y cuando no reciben respuesta, intentan hacer ellos lo posible por tenerlos y llegan incluso a someterse a caros tratamientos para lograr su objetivo y si por alguna razón no lo lograron, de una manera muy sutil le echan la culpa a Dios diciendo “a lo mejor Dios no quiso que tuviéramos hijos” y sabe eso es una gran mentira!, Dios no querría que nadie se quedara sin tener hijos, eso va en contra de su palabra y Dios es fiel a su palabra.

El tener hijos es uno de los primeros mandatos de Dios a los hombres (Génesis 1:28), es decir, el tener hijos es nuestra responsabilidad, es parte de nuestro propósito, por tanto deberíamos de pensar en tener hijos como parte de nuestro propósito y no como algo lindo que quisiéramos tener.

La palabra de Dios dice: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3), y esto puede significar que muchas personas que esperan tener hijos, los quieren para ellos y además quieren que Dios se los de, como si fuera su obligación, pero entienda esto, el salmo 127:3 dice “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre”, es decir es completamente al revés!, Dios no nos da hijos a nosotros, nosotros somos los que le damos herederos a Dios, en el momento que cambiemos nuestra manera de pensar y nos demos cuenta que lejos de que sea algo de Dios para nosotros es algo de nosotros para Dios, y que tenemos el control sobre nuestro cuerpo para hacerlo, es cuando tendremos la intervención divina para que se cumpla el anhelo de nuestro corazón, no en vano hay tantos ejemplos de mujeres estériles en la Biblia, todas cambiaron su manera de pensar y cuando pretendieron tener hijos para honrar a Dios, su vientre sanó y le dieron herederos a Dios, el mejor ejemplo esta en Ana, madre de Samuel (1 libro de Samuel capítulo 1).

Esau estaba lleno de promesas, como usted lo está también, pero por comodidad rechazó estas promesas y pasó su vida batallando y culpando a Dios de su desventura, la heredad de Esau y sus generaciones fueron de deshonra, la Biblia lo narra.

En esta mañana le quiero invitar a que deje de batallar, quien sabe, a lo mejor esta usted despreciando lo que Dios puso en usted, a lo mejor es usted un primogénito para Él y no ha triunfado en la vida, ni en los negocios, ni en lo personal o que se yo, porque no ha tomado la actitud de primogénito, porque no conoce sus beneficios…

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