Como árbol y no como trozo de paja

El día de ayer le hablaba acerca de que Dios espera que seamos como árboles y que es nuestra responsabilidad el dar frutos, ya que si no los damos, entendemos que el pecado nos ha distraído de nuestro propósito, esto me dejó pensando largo tiempo y me recordó los tiempos en los que me he sentido como cualquier cosa pero no como un árbol.

Una de las características de todo árbol es que tiene raíces que lo sostienen y las cuales utiliza para obtener su alimento, pero no le ha sucedido como a mi, que a veces siente que no tiene raíces y que el mas mínimo viento se lo lleva consigo y le puede arrancar del lugar en el que está?

Muchas personas basan su estabilidad en su economía, otras en su estatus social, otras en su acervo cultural y que se yo, pero sabe, no importa cuanto dinero tenga, que tan reconocido sea en la sociedad o cuanto sepa acerca de las cosas de éste mundo, siempre habrá alguien que tenga mas que nosotros, sea más reconocido o sepa más, eso es inevitable y curioso, ya que no importa cuanto sea lo que tengamos, sepamos o seamos reconocidos, una persona que tiene mas de eso, siempre nos hace sentir inseguros e inestables, le ha sucedido?

La razón por la que le sucede esto es sencilla, es la culpa, en el fondo, todos sabemos siempre que pudimos haber dado un poco mas de nosotros, que nos pudimos haber esforzado mas, que pudimos haber sido mas disciplinados o que se yo, no importa que tan excelentes seamos, siempre hay esa sensación culpa que aparece y cuando vemos que alguien logró un poco mas, reconocemos de manera interna y automática que alguien hizo lo que nosotros no.

Igual nos sucede con el pecado, aunque nadie haya visto lo que hicimos, o aunque nadie sepa cual es nuestra situación para con el pecado, en ocasiones sentimos que nuestro mismo respirar nos va a delatar y que cualquiera podría saber que hay en nuestro corazón y en nuestro interior.

Todo esto nos hace sentir mas como un trozo de paja que se lo lleva el viento que como un árbol, y el solo pensar en ello nos ocasiona escalofríos, le ha sucedido?

Al pasar por una situación como la que le comento, he visto a muchísimas personas orar, primeramente por perdón y de nuevo por perdón y luego otra vez por perdón y luego empiezan a pedirle cosas a Dios, hasta que su alma se tranquiliza, para luego vivir como siempre lo han hecho, hasta que se encuentran de nuevo en la misma situación.

Creo que fue Albert Einstein el que dijo: “si deseas resultados diferentes, necesitas empezar a hacer cosas diferentes”, y normalmente hacemos lo mismo, pesamos que el “rezar” o el “orar” nos va a acercar mas a Dios y que con ello estaremos protegidos del mal y que Dios es como nuestro escudo contra la adversidad en la vida, pero sabe, eso como que se lo inventó alguien y lo hizo popular y ahora muchos lo hacen, no obtienen el resultado que esperan, mas lo siguen haciendo de la misma manera una y otra y otra y otra vez, y luego se asombran que Dios no los saca de su situación.

En ninguna parte de la Biblia nos dice que oremos o que recemos todo el tiempo, pero sabe, si nos dice que meditemos en la palabra de Dios de día y de noche, es decir, lo que acerca a nuestro corazón a Dios, no es la cantidad de horas que pasemos de rodillas pidiendo por nosotros mismos (ya que lamentablemente eso es lo que hacemos pensamos que pedir por nosotros mismos es orar o rezar), sino el tiempo que meditemos en la palabra.

La cita de hoy nos explica esto, me encanta que es el primero de los salmos escritos por David, ya que en ellos afirmó su personalidad, y si me lo permite me gustaría explicárselo:

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores,  Ni en silla de escarnecedores se ha sentado”

El pasaje nos habla acerca de lo afortunados que son aquellos que no necesitan de la opinión de otros para sentirse afirmados, ya que pocas veces serán honestos, también nos habla de que es una tranquilidad el reconocer lo que es pecado y evitarlo, no porque sea malo, sino porque es un camino que nos aleja de nuestro propósito y por último que feliz es el hombre que no se expone a la burla de otros, quien esta firme y no permite que lo que otros le digan le afecte y le haga titubear en su caminar.

“Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche”

Note como dice “está su delicia”, esto quiere decir, conoce la ley, la practica, recibe sus beneficios y por ello se goza en la ley, y segundo dice, no importa que la conozca, busca esa ley y busca aquello que sabe acerca de Dios en todo lo que sucede a su alrededor, en otras palabras busca a Dios reflejado en su creación, Dios está allá afuera en todo lo creado.

“Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”

Será firme y robusto, como un árbol, pero el secreto no es el árbol, sino sus raíces que están junto a las corrientes de aguas, en la Biblia, la palabra de Dios se simboliza como agua, es decir, el árbol plantado que echa sus raíces en el lugar donde es alimentado por la palabra de Dios, tendrá lo que necesita y aún mas justo a tiempo y no importa lo que suceda a su alrededor, no importa los problemas que puedan venir, no le afectarán, por ello no caerá su hoja y todo lo que hace es exitoso.

Para no hacer esto mas largo, existe el mito de que si hacemos cosas malas, recibiremos cosas malas o nos irá mal, y no es del todo así, mas bien, no nos suceden cosas buenas porque no estamos firmes y corremos el riesgo de que nos distraigamos con las cosas buenas y quitemos los ojos de aquel que nos las dio, por tanto, primero tenemos que ser buenos árboles, para que así recibamos todo lo que Dios tiene para nosotros y podamos por medio de ello darle gloria, lejos de simplemente seguir pensando en nosotros y ser como una paja que es arrastrada por los vientos de las circunstancias.