Cada vez que oro, me pregunto si oro en la dimensión adecuada, es decir, primeramente me pregunto si realmente mi oración va alineada a la voluntad de Dios, segundo me pregunto si no es que me estoy quedando corto con mi oración y tercero me pregunto cuantas personas se verán beneficiadas por mi oración.
Al pensar en esto recuerdo a tantas personas que me han dicho en alguna ocasión “a lo mejor Dios está demasiado ocupado como atender mis peticiones” o “a Dios le pido mis cosas difíciles, de lo demás me encargo yo” o el peor de todos “que no dice Dios, ayúdate que yo te ayudarte?” (por cierto esta última no esta escrita en la Biblia como muchas personas creen), que interesante darse cuenta que algunas personas no consideran su oración o sus peticiones dignas como para ser llevadas delante de Dios, no lo cree?.
No podemos dejar de ver la manera en la que Dios hizo las cosas y cómo es que a parte nos las dejó por escrito para que aprendiéramos la manera en la que a Él le gusta hacerlo todo, mire, es sencillo de entender, Dios creó a la humanidad por medio de un solo hombre, de Adán, luego de el saco a la mujer que es su complemento y algunas generaciones mas adelante, prometió hacer todo un pueblo que lo incluye a usted y a mi también a raíz de uno de sus descendientes, si lo ve, aquel hombre solitario que creó en el paraíso es la fuente de un gran número de hijos de Dios hoy en día, ahora bien, por que no pensar que su oración, por pequeña que sea, puede de la raíz de una bendición que abarque a miles?
Una de las cosas más peligrosas que existen (y lamentablemente más comunes) es el orar sin visión, bien lo decía el mismo Jesús, “no reciben porque no saben pedir!”, y veámoslo de esta manera, podemos pedirle a Dios que germine una semilla sembrada en un algodón en un frasco, para que esa semilla se convierta en una planta y podamos obtener una buena nota en la escuela y tirar ese frasco o simplemente olvidarlo después de haber alcanzado nuestro objetivo, o bien podemos cuidar de esa planta y alimentar a nuestra familia en alguna ocasión con sus frutos, todo depende de la visión que tengamos.
En nuestras finanzas no nos sucede diferente, normalmente oramos y pedimos a Dios a corto plazo y sin ninguna visión en lo absoluto, es decir, no vemos mas allá de nuestra necesidad inmediata, de nuestras deudas, de nuestro apuro en si, pero no vemos el impacto que puede tener en nuestra vida y en la vida de quienes nos rodean.
Recuerda la historia del hijo pródigo?, es una de mis favoritas, hay muchas personas que cuestionan al hijo pródigo por pedir su heredad al Padre cuando este aún vivía y mas cuestionan el hecho de que el Padre reciba al hijo y aún considere compartirle de sus riquezas cuando regresa, siendo que ya se había gastado su heredad, pero tenemos que entender el contexto cultural de la época y el plan de Dios en todo esto:
En los tiempos de la Biblia, se usaba que los Padres heredaban a los hijos en vida, e incluso la herencia (dice la Biblia) llegaba hasta sus nietos, es decir, era una costumbre dejar bien acomodados a los hijos y a los nietos y no solo en dejarles riquezas, sino también un negocio y la instrucción de como trabajarlo, para que esto se siguiera dando, además el Padre seguía teniendo lo suyo después de heredar a sus descendientes, para poder seguir viviendo holgadamente el resto de sus días, por tanto, el hijo pródigo, no pidió nada fuera de contexto, el problema fue que lo pidió sin visión, y sin instrucción, de manera que lo desperdició (usted conoce la historia) y cuando regresa, no es que tome de la herencia de su otro hijo para darle al que se fue, sino que toma de sus propios bienes para compartirlos con su hijo, ya que todo hombre justo da a cada hijo como corresponde y en este caso el Padre de la historia es la representación de Dios y por tanto no puede ser injusto.
Ahora bien, imagínese lo que sucederá el día que usted y yo aprendamos a cambiar nuestra oración de acuerdo a la manera en la que Dios hace las cosas, en otras palabras, imagine que sucederá el día que dejemos de orar para que nos vaya bien en un negocio que estamos arrancando, y en vez de eso establezcamos el Reino de Dios en ese negocio y sembremos bendición e instrucción para las generaciones venideras, imagine que sucederá el día que oremos por finanzas sanas para nuestra vida sea de ejemplo a nuestros hijos y nuestros nietos y que sienten un precedente en sus vidas para que jamás pasen por los apuros que nosotros pasamos, que mejor herencia, no lo cree?.
Creo que de todos los temas que he escrito en este serial de “que onda con Dios y la lana?”, éste es el que mas me emociona, ya que me da una visión, no me exhorta, sino me marca la clara necesidad de ver mas allá de mi, de aprender a ver las cosas desde la perspectiva de Dios y hacer las cosas a su modo y no al mío que es limitado, y que no me permitirá ir mas allá de mi propia imaginación.
Hoy le invito a pensar en esto, hoy le invito a cambiar su oración, deje de batallar por dinero, deje de sufrir por sus deudas, empiece a pensar en sus generaciones futuras y tome en cuenta que todo lo que haga (no solo lo económico) tendrá un impacto en sus vidas (las de sus generaciones futuras) y depende de que tan bien o que tan mal y que tan de la mano de Dios lo hagamos, aprendamos a hacer todo con una visión a futuro, aprendamos a hacer como los hombres y mujeres de la Biblia, heredemos en vida a nuestras siguientes generaciones, pero empecemos hoy y no el día que muramos, que le parece?