Hace ya días que planeo ansiosamente el escribir esta serie, me emociona hablar de un tema que no es muy popular para hablar, pero si es muy popular en nuestras oraciones, y creo que es tiempo de dar a Dios pie a que hable sobre nuestras finanzas, no lo cree?

Para aquellos que no son de México, quiero hacer la aclaración, en éste país usamos de manera coloquial el término “lana” para referirnos al dinero y es por ello que quise usar este término en el título, para hacer notar que no hablaré del tema de una manera seria y religiosa, sino que haré todo lo que esté en mis manos para que sea de una manera sencilla, comprensible y aplicable en nuestra vida cotidiana y podamos vivir una vida plena en Cristo, aún en nuestras finanzas, le parece?

Quiero comenzar con una opinión personal que esta respaldada en la palabra de Dios, muchas personas creen que Dios tiene como enemigo a Satanás, cosa que no es así, ya que Satanás ya fue vencido en la cruz y tiene un futuro asegurado en el infierno que es a donde será enviado, pero, Dios si tiene un rival, que es aquel que se discute el lugar de nuestro corazón e incluso ocupa mas tiempo de nuestra oración que el tiempo que pasamos hablando con Dios alabando su nombre y su grandeza, ese rival, es el dinero.

El dinero es aquel que puede hacer que cosas que nos estaban ahí estén, puede incluso doblegar voluntades y lograr cosas que no nos imaginamos, no se si depende de la cantidad de dinero que usemos o la necesidad de aquel que lo reciba, ya que a veces una pequeña cantidad puede servir para los fines mas asombrosos.

Una desventaja grande que tiene el dinero es que tiene un efecto efímero, es decir pasajero, no importa que tanto dinero hayamos invertido, a veces su efecto o el de aquello que compramos solo nos dura, unos segundos, minutos, horas y con suerte unos años, pero nada que podamos controlar, por el contrario, Dios solo hace cosas eternas, las cuales nos servirán desde el momento que Él las hace o las pone en nuestra vida, hasta la eternidad, por tanto, Dios mismo es quien cuida de no darnos todo lo que pedimos, y no porque no lo merezcamos  (ya que por ser herederos de su Reino lo merecemos, aunque no lo hayamos ganado), sino que pretende siempre mantener nuestra atención enfocada en Él y no en aquello que nos da, así que por lo general el favor de Dios viene acompañado de una lección de eternidad para que entendamos que no debemos de prescindir de absolutamente nada de lo que anhele nuestro corazón, pero que lo recibiremos el día que aprendamos a verlo con ojos eternos y no con ojos efímeros.

La cita de hoy nos habla de que la raíz de todos los males es el amor al dinero, es decir cuando le damos un lugar mas importante al dinero y a lo que puede comprar en nuestro corazón que a Dios, y no porque Dios haga un berrinche cuando hacemos así y nos pretenda castigar, sino porque todo lo que el dinero compra, nos ata a este mundo y nos aleja de aquello que esta en el Reino de los Cielos.

Es difícil el que usted y yo admitamos que amamos al dinero, de hecho el simple hecho de pensar en ello, como que nos saca de onda o nos contraría, pero permítame a lo largo de los próximos días mostrarle como es que ese amor se cuela en nosotros sin siquiera darnos cuenta y cuando menos lo pensamos, tenemos a Dios en segundo, tercero o que se yo lugar en nuestro corazón y ocupamos nuestras charlas íntimas con el Creador del Universo hablando de nuestro primer amor, el dinero.

Hoy no le quiero quitar mucho tiempo, le quiero invitar a que medite en la cita de hoy, léala una y otra vez y pregúntese a usted mismo si es que esto le puede estar sucediendo,  deje que Dios se lo muestre y piense detenidamente en su oración que tanto de lo que ora es ocupado por el dinero.

Se perfectamente por experiencia propia que es prácticamente imposible no orar por dinero y le mentiría si le dijera que se si esta bien o esta mal que lo hagamos, pero le aseguro que en los próximos días aprender a regresarle a Dios ese primer lugar en su corazón y como es que la mayoría de sus oraciones acerca del dinero no eran necesarias, como ve?, se anima?

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Un comentario

  1. Sandra

    Es cierto esto que planteas, hay veces que nos la pasamos orando mas para que Dios nos mande cosas materiales que pidiéndole paz en nuestro corazón, creo que debemos ser agradecidos con lo que ya tenemos y saber vivir con ello. Saludos