Hace días que este pensamiento no abandona mi mente y mi corazón: «no recibimos bendición porque no sabemos como acercarnos a Dios».

Es interesante el pensar en todas las cosas que tenemos o que queremos hacer y las tratamos de la misma manera, una de ellas por ejemplo es el bajar de peso, todos sabemos que debemos de cuidarnos mas, todos sabemos que debemos de comer mas saludablemente y hacer ejercicio, mas no importa cuanto nos cuidemos, ni cuanto nos esforcemos, siempre habrá un cierto sentimiento de culpa, sabiendo que pudimos haber hecho mas o que fuimos condescendientes con nosotros mismos de una manera que no debimos, le suena familiar?

 

Con esto para nada quiero decir que no nos esforcemos o que no nos cuidemos, pero le quiero invitar a pensar en todas esas cosas que hacemos exactamente de la misma manera, como el bajar de peso y el cuidarnos, otro ejemplo que viene a mi mente de inmediato es el manejo de nuestras finanzas, todo el tiempo tenemos presente el hecho de que tenemos que ahorrar y que deberíamos ser mas cuidadosos con nuestras finanzas, y a su vez, nos ganan las ansias de comprar cosas que no estamos seguros que necesitamos o simplemente nos dimos un lujo que no podíamos en ese momento y andamos por ahí cargando con la culpa.

 

No me deja de sorprender esa capacidad que tenemos de sabotearnos a nosotros mismos, quiero entender que gran parte de ello tiene que ver con el hecho de que en la mayoría de las ocasiones no tenemos un plan, es decir, no analizamos nuestras acciones ni calculamos nuestros riesgos e impedimentos, por tanto al primer bache en el camino, caemos en la tentación, desistimos o simplemente somos víctimas de la pereza, que se yo.

 

Uff! que feo es eso de andar por la vida cargando con la culpa, no?, que terrible es el cargo de consciencia y el saber que no importa que bien o que mal nos veamos por fuera o que apariencia demos, por dentro somos solo nosotros con nuestra propia realidad y con las consecuencias de nuestros actos, la pregunta es como salir adelante de eso?, ya que durante años y años nos acostumbramos a vivir así y a hacer de esa manera de vivir, una rutina en la que dejamos que el tiempo borre la culpa y el malestar, solo para dar paso a una culpa nueva y a un malestar muy similar al anterior, nos pedimos perdón a nosotros mismos y le pedimos perdón a Dios, pero fuera de eso, nada cambia.

 

Otra de esas cosas en las que nos sucede igual que con el cuidar nuestro peso y el ahorrar, es nuestra relación con Dios, todo el tiempo estamos pensando en que esta debería de ser mejor y que podríamos hacer mas por Dios y mas por nosotros mismos y que nos deberíamos de acercar más a la iglesia y nos deberíamos poner mas en contacto con nuestra Biblia, pero aún en la iglesia somos infieles a veces y acumulamos el mismo sentimiento que con los 2 ejemplos que le mencioné anteriormente y no nos damos cuenta de una cosa que es importantísima: estamos tratando las cosas de Dios de la misma manera que las cosas del mundo.

 

Se da cuenta que a veces o mas bien casi todo el tiempo tratamos las cosas de Dios exactamente igual que el bajar de peso, el ahorrar, el dejar un hábito y que se yo?, y no nos percaramos que las cosas de Dios son completamente distintas y requieren un trato distinto.

 

Todo esto que nos sucede es consecuencia del hecho que estamos mas acostumbrados a escuchar la voz de Satanás que nos acusa que la voz de Dios, pero ponga mucha atención, ya que le voy a revelar algo que le va a ayudar a dar un giro de 180 grados en su manera de ver las cosas.

 

La cita de hoy, es una de las mayores verdades que existen: Dios nos escogió a nosotros y no nosotros a Él, y no simplemente nos escogió por nuestra linda cara, sino porque puso en nosotros la capacidad de imitarle y hacer grandes cosas en su nombre y para Él, de modo, que ni esforzándonos tanto como querramos, vamos a lograr tanto como si simplemente empezamos a caminar en nuestra vida de fe con la consciencia de que fuimos escogidos y provistos con lo necesario para ser agradables a Dios, mucho mas allá de lo que nos podamos esforzar y de lo que podamos hacer «bueno» por Dios.

 

Esta mañana, le quiero invitar a que vea las cosas de manera distinta, por un momento despejese de su culpa y de esa consciencia de que ha hecho mal las cosas y que no puede evitarlo, y simplemente tome un tiempo en pensar que Dios le escogió, en que Dios tiene un plan para usted, y que ese plan no depende del hecho de que usted se esfuerce o no, sino que depende de que permita usted que Dios le equipe y le provea de lo necesario para ser un gran hijo de Dios, un gran representante de su Reino en esta tierra y un hacedor de su voluntad, pero no por méritos propios, sino porque Él así lo quiso y punto.

 

Disfrute de saberse y entenderse escogido, dese cuenta que solo por el hecho de hacerlo así, incluso su oración cambiará y fluirá de una manera distinta, ya que el poder celestial que está puesto en usted se accionará porque simplemente así fue dispuesto desde el momento que fue creado.

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