Ayer meditaba acerca de los hombres de la Biblia, en específico acerca de Abraham, Isaac y Jacob, ya que siempre me ha llamado la atención que a lo largo de la Biblia, Dios hace referencia a ellos una y otra vez, no se si lo recuerde, siempre se menciona el “Dios de Abraham, Isaac y Jacob”, justo ayer leía esa parte en Génesis cuando Jacob sale de su casa huyendo de su hermano Esau, tras robarle su bendición y en Betel se le aparece Dios y le dice “Yo soy el Dios de tu Abuelo Abraham y de tu Padre Isaac”, eso quería decir solo una cosa, que Dios seguiría haciendo en la vida de Jacob lo que comenzó en las generaciones anteriores.
Ayer hablábamos de la prosperidad y aunque la anhelamos mucho, poco sabemos de ella en realidad, poco sabemos de como se obtiene y como se conserva, y es interesante, ya que la clave de ello esta en la Biblia, y no solo está a nuestro alcance, sino que tenemos el poder en nuestras manos de replicarla.
Me llama mucho la atención como a lo largo de mi caminar en la vida me he encontrado con muchas personas que dicen ser Católicas y se dicen no practicantes, es decir, adoptaron a medias la fe de su familia, pero en realidad no están convencidas, luego también me encuentro personas que dicen ser Cristianas, pero en pocas ocasiones son personas que tienen una relación con Dios y con su manera de expresar su fe de manera constante y son pocos los casos de generaciones continuas de creyentes, obvio, no puedo generalizar, pero es el caso mas común, y esto no quiere decir mas que una cosa, hemos dejado de hacer las cosas como las hacían los hombres y mujeres de la Biblia, las generaciones actuales solo viven para si mismas, y no sienten haber recibido lo suficiente como para transmitirlo a la siguiente generación.
Una de las cosas que noto en la actualidad es que vivimos una vida de constante juicio, y la persona que mayormente juzgamos es a nosotros mismos y siempre estamos midiendo todo en nuestra vida de acuerdo a lo que hacemos y el resultado que obtenemos, es por ello que tenemos una constante necesidad de comenzar de nuevo, de ese famoso “borrón y cuenta nueva” ya que nunca estamos conformes con lo que hicimos y el resultado que obtuvimos y siempre creemos que podemos hacerlo mejor la siguiente vez, y no almacenamos ni acumulamos nada para el futuro.
Hay quienes creen que los hombres y mujeres de la Biblia eran especiales y que vivían una santidad extrema, siendo que no lo eran, mas bien todo lo contrario, lo que si, es que tenían todos un corazón para Dios y eso los hizo dignos de ser mencionados en la Biblia, pero en realidad fueron hombres y mujeres llenos de errores y defectos y muchos de ellos con un caminar terrible por la vida, pero sin miedo a reconocerlo delante de Dios, creo que 2 de los mejores ejemplos son Jacob y David, el primero siempre quiso hacer las cosas a su manera y aún habiendo recibido lo que tanto anhelaba (la bendición), no la reconoció, ya que sentía que nos e había esforzado lo suficiente por ella y el haberla robado de su hermano le causaba mas culpa que agradecimiento con Dios, por otro lado David, a pesar de ser reconocido por Dios como “un hombre con un corazón conforme al de Dios” , fue un hombre sujeto a su carne, y lleno de arranques que no le causaban mas que problemas, pero ambos al final de sus días reconocían esto y regresaban a Dios, ambos ganaron un nombre en el Reino de los Cielos y son considerados Héroes de la Fe, porque supieron una cosa importante, tenían que tomar y aferrarse a todo lo que Dios pusiera en su vida, ya que siempre lo siguiente que recibieran sería mejor y mas grande.
Normalmente en nuestras vidas no hacemos esto, por el contrario, recibimos algo de Dios, nos engolosinamos con ello y solemos olvidar de quien es que lo recibimos, lo perdemos ante el sentimiento de culpa y nos volvemos a quedar en ceros, de manera que constantemente anhelamos el pasado y lo que quedó atrás y nos conformamos con regresar a donde estábamos.
Me emociona leer que Dios diga “el Dios de Abraham, Isaac y Jacob”, o que diga “por amor de mi siervo David”, o cuando generaciones después son llamados “Hijo de David” en reconocimiento a que la bendición que estuvo sobre David aún recae sobre sus generaciones, y entender que estos hombres sabían esto, y que así lo transmitieron de generación en generación.
Estos hombres tuvieron que aprender a caminar en justicia, y esto no quiere decir que siempre lo hicieron, pero siempre volvieron a comenzar donde se quedaron la última vez, y no desde el principio, mas importante aún, se aseguraron que sus generaciones futuras, comenzaran justo ahí donde ellos se quedaron y no tuvieran que comenzar de nuevo, para que así la bendición de Dios fuera en aumento y pudieran verdaderamente ser identificados como el pueblo de Dios y no como individuos en Dios.
Mi invitación de esta mañana es a que reflexione en esto, cuantas veces hemos empezado usted y yo de nuevo en nuestra fe?, cuantas veces hemos perdido lo avanzado en Cristo a causa de nuestra culpa y nuestro desconocimiento de las cosas de Dios?, que es lo que heredaremos a las generaciones futuras?, tendrán ellas que comenzar de nuevo en su propio caminar en fe?
La respuesta es sencilla, Dios creó un pueblo a raíz de Abraham y toda bendición que puso en él fue en aumento generación tras generación, ya que ese es el plan de Dios, en otras palabras, si se puede, solo está en que imitemos lo que ellos hicieron, lo creamos y recibamos de Dios ese mismo favor que recibieron ellos, y que algún día nuestras generaciones futuras puedan estar delante de Dios y éste les diga, yo soy el Dios de tu Abuelo, y de tu Padre y ahora soy tu Dios.
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