En la vida todo es un intercambio, normalmente damos algo y recibimos otra cosa a cambio, es así de simple, puede suceder en una tienda, en un restaurante o bien en la relación entre las personas, simplemente intercambiamos todo y nos damos el lujo de dudar en dar algo si no estamos seguros que recibamos algo de valor similar o que nos guste a cambio de lo que se nos pide o queremos dar, le ha sucedido?.

Lamentablemente solemos entender que las cosas con Dios son iguales, cuando no lo son, hay quienes pretenden pagar las bendiciones que esperan de Dios con “ser buenos” como si Dios se alimentara de nuestro comportamiento.

Al pensar en esto me vienen a la mente las personas que suelen decir que no son malas personas, ya que no matan, no roban, no hacen daño a nadie y pareciera que el no ser malas personas las auto califica dentro de las personas buenas y por ello merecieran algo  bueno de parte de Dios.

No es mi papel juzgar a nadie por ser bueno o malo, pero el no hacer daño a nadie, el no robar y muchas de esas cosas, simplemente es nuestra obligación no lo cree?, mas no nos lleva un centímetro mas cerca del “ser buenos” ya que entiendo que el ser buenos, conlleva el hacer cosas buenas, y sabe, ni aún así, es decir, ni aún siendo “buenos” obtendremos el favor de Dios, ya que afortunadamente en el Reino de los Cielos las cosas no son como en la tierra, es decir, Dios no entra en el intercambio.

Espero poder explicarme adecuadamente, Dios no quiere que seamos buenos, Él espera que seamos fieles a su palabra, ya que Él también lo es, es decir, su palabra es aquello que Él dijo que haría y lo hizo, lo hace y lo seguirá haciendo, pero no es algo que tengamos que ganarnos, ya que está ahí para nosotros, solo tenemos que tomarlo.

Imagínese que tuviéramos que pagar lo que hizo en la cruz por nosotros, no nos bastaría nuestra vida para pagar por la suya!, gloria a Dios que Él no hace intercambios! no lo cree?.

Para recibir el favor de Dios no nos hace falta ser buenos, ya que desafortunadamente cada quien tiene su propio concepto del “ser buenos” y lo que es bueno para unos, no lo es para otros, para recibir el favor de Dios necesitamos conocer a Dios y conocer a su palabra, tan solo eso tiene un efecto transformador y hará que lo bueno de Dios se refleje en nosotros, no es algo automático ni algo mágico, pero algo que si es seguro es que su palabra no volverá vacía (Isa 55:11), es decir, siempre dejará algo en nosotros y siempre se llevará algo de nosotros, por tanto, entre más contacto tengamos con la palabra de Dios, más agradables seremos a Él, ya que cada vez que lo hacemos, Él pone mas de si en nosotros.

Por qué es importante conocer la palabra de Dios?, es sencillo, ahí podremos ver y entender lo que Dios hará y lo que no hará en nuestra vida, ya que Dios es fiel, pero solo a su palabra, es decir, al no entrar en el intercambio de “cosas buenas”, nos da la garantía de que siempre que le busquemos en su palabra, le encontraremos y siempre que recurramos a su palabra, ahí es donde encontraremos y recibiremos su favor.

La cita de hoy nos cuestiona acerca de si Dios va a ser infiel si nosotros lo somos, es decir, nos cuestiona acerca del intercambio que pretendemos hacer con Él, la respuesta es sencilla, no, Dios nunca es infiel, aún cuando pretendamos provocarlo, todo lo que Dios hace, tiene un efecto eterno, afortunadamente su fidelidad es eterna, imagínese que fuera infiel también lo sería por la eternidad.

Esta mañana le quiero invitar a lo siguiente, tome un tiempo y piense acerca de las veces que se ha permitido prescindir de la bendición de Dios por pensar que su actitud no ha sido buena y no merece su favor, y dése cuenta que no tuvo porqué hacerlo, simplemente hubiera tenido que recurrir a la palabra e invocar su fidelidad.

Tenemos un Dios que no tiene límites, y que es paciente sobre todas las cosas, pero no podremos disfrutar de Él ni de su favor si no le conocemos.

No soy afecto a los propósitos de año nuevo, pero hoy haré una excepción, creo que es un gran propósito para el 2012 el dejar de pensar que estamos en un intercambio de beneficios con Dios y empezar a conocerle por medio de su palabra y su fidelidad a ella.

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