En ocasiones me asombra que las personas solemos saber perfectamente que es lo que queremos y lo que buscamos y pareciera que lo atribuyéramos solo a nosotros mismos y no al resto de las personas y cuando tratamos de ayudar a otros, los tratamos como si pensaran o sintieran otra cosa que nosotros no sentimos.

Me llama mucho la atención el interés que muchos si no es que todos ponemos a las celebridades y no me refiero solo a los artistas, sino incluso a los políticos o personas importantes, existe un impulso automático a quererlos saludar, a poder platicar con ellos o cuando mínimo a tomarnos una foto con ellos, le ha sucedido?.

En los pasados días que he tenido oportunidad de andar de visita por muchos lugares interesantes y pasar intensos fríos, y con gran gracia pensaba en esto: si me encontrara en la calle a Madonna o a Ricky Martin o que se yo a algún personaje famoso repartiendo cobijas en la calle, me formaría y no por la cobija, sino por la oportunidad de estrechar la mano de alguno de ellos y obvio tener una foto con ella o el para mi facebook.

No suelo ser aficionado a las celebridades, pero si me lo topo, seguro que lo hago y creo que la gran mayoría que leen estas líneas no reaccionarían de manera distinta, es de lo mas natural, pero que pasa con el esfuerzo que la celebridad pretende hacer?, que pasa con la cobija que me quería regalar?, donde queda su buena intención?

La realidad es que todas las personas buscamos ser reconocidos y mas por alguien que es importante, eso de cierta manera nos alimenta y nos abre paso a un mundo de posibilidades al nivel de quien nos reconoce, es decir, si un artista famoso nos reconoce, nos puede abrir paso al mundo de la farándula, o bien si un mandatario de un país se detiene a saludarnos porque nos reconoció en su paso por algún lugar, nos abre paso a su zona de influencia, y así sucesivamente.

La época navideña es una época que despierta muchos sentimientos “buenos” en las personas, no sé exactamente de donde viene un impulso natural por dar y una esperanza interesante (mas no desinteresada) de recibir y florecen en nosotros actitudes que normalmente no estaban ahí, al menos de constante en nosotros y sé de muchas personas que participan en muchas actividades altruistas de todo tipo impulsadas por éste “espíritu navideño” que les embarga.

Por favor no vaya a creer que yo estoy en contra de este tipo de acciones, por el contrario, solo que soy de las personas que me gusta meditar acerca de la profundidad y de la dimensión de las cosas que hago y con el paso de los años, me he dado cuenta que el “ser bueno” y “hacer cosas buenas” no es suficiente, de hecho no tiene ningún valor, ya que desafortunadamente no impactamos en lo absoluto la vida de las personas, y le voy a poner un ejemplo.

En México, el país donde vivo, tenemos una triste cultura de querer echarle la culpa de todo al gobierno y mas cuando somos afectados por algo, me llama mucho la atención en la temporada de lluvias (obvio no puedo generalizar) que muchas personas son afectadas por los causes crecidos de los ríos y las inundaciones y lo primero que dicen cuando son entrevistados en la televisión es que están esperando que venga el gobierno y les ayude, y me doy cuenta que año con año el fenómeno se repite y la mayoría de las veces participan las mismas personas que años anteriores, y me doy cuenta que el gobierno les puede ayudar tantas veces como quiera, pero su situación no va a cambiar por mientras no cambien el lugar en donde viven, ya que la naturaleza no dejará de hacer su efecto en ese lugar, y muchas veces este tipo de personas (repito, no puedo generalizar) viven en asentamientos irregulares, es decir simplemente pusieron su casa en un lugar que no les pertenecía o lo compraron muy barato a alguien a quien tampoco le pertenecía o que se yo, el gobierno les puede reparar sus casas tantas veces como quiera, o les puede dar muebles cada año, pero creo que esas personas serían mucho mas felices si las escucharan y les ayudaran de verdad y les ayudaran a cambiar su manera de vivir, tanto física, social como espiritualmente, no lo cree?.

Lo interesante de este asunto, es que siempre tenemos la oportunidad de impactar la vida de las personas y un desayuno o una cobija no harán la diferencia, pero 2 minutos de nuestra atención si y se lo voy a explicar.

Hace unos meses platicaba con una gran amiga y sierva de Dios acerca de predicar la palabra de Dios y le pedía un consejo y me dijo una cosa que impactó mi vida de gran manera, me dijo “si no eres capaz de amar a cada una de las personas que te escuchan, aún sin conocerlas, sólo darás un mensaje lindo, pero que a la mayoría le sea intrascendente”, wow! me dejó boquiabierto, que verdadero era ese consejo.

En otras palabras, si no soy capaz de pensar y entender que lo que voy a decir al predicar, al dar una plática o una conferencia, tiene que llegar con amor a las personas que me escuchan o me ven, entonces no tiene ningún sentido que me levante a hablar, si no preparo mi tema pensando en cada uno de ellos y orando por el efecto que mis palabras tendrán en su vida, no vale de nada todo mi esfuerzo.

Esto es exactamente igual que si nos encontramos a Madonna o Ricky Martin en la calle repartiendo cobijas en un día frío de invierno, de que nos sirve una cobija si no alimenta nuestro interior?, es chistoso, pero quien creerá la historia de que fue esa persona quien nos regaló la cobija? y es mas, que importa que nos la haya dado si no recuerda siquiera nuestro rostro, pero que sucede si nos dedica un minuto para saludarnos y darnos oportunidad a tomarnos una foto con ella o con el?, nuestro corazón se anima!, su tiempo y su espacio nos abre una puerta a su dimensión, de la misma manera sucede si participamos en cualquier actividad impulsada por nuestra buena voluntad, ir a regalar cosas a las personas, incluso ir a orar por ellas, solo remediará temporalmente su malestar, pero que hay de tomarnos un tiempo y platicar con esas personas de escuchar lo que tienen que decir, de darles un consejo que cambie y transforme su vida?

Wow! un momento de nuestra atención puede abrir una puerta a esas personas a nuestra dimensión y les puede abrir un mundo de posibilidades al que no tenían acceso antes, y si lo compartimos con amor, no solo recibirán, sino serán capaces de dar y compartir ellas mismas de aquello que han recibido de nosotros.

La Biblia no nos mandó a dares cosas a los pobres, la Biblia nos mandó a hacer discípulos (Marcos 16:15-18), y hacer discípulos no es otra cosa que enseñar otros a vivir como nosotros lo hacemos, y no seremos capaces de enseñar a nadie los secretos de nuestra vida si no los amamos, el enseñar a otros a vivir como nosotros (aunque sea en algún aspecto de nuestras vidas) transformará la vida de nuestros discípulos.

Por tanto le invito a lo siguiente, no frene su espíritu navideño, pero antes de hacer cualquier cosa, reflexione en esto, quiere “ayudar” a cientos o quiere transformar la vida de unos cuantos?, la diferencia radica en el amor que usted ponga en lo que hace y el dar amor requiere tiempo y calidad y no cantidad.

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

2 Comentarios

  1. Gracias por tus Dovocionales Rene! Creo en el poder de ayudar a otros, pero definitivamente aun mejor es impactar, dando lo que de gracia hemos recibido, el mismo Amor con el que Cristo me amo y me sigue amando! Y por consecuencia daré de lo que tengo.

    Bendiciones!!