Es interesante que muchas veces en nuestra vida midamos nuestro éxito en base a lo que los demás ven y opinan de nosotros, y no está del todo equivocado, pero sabe, a veces incluso las cosas que son entre Dios y nosotros las medimos de la misma manera y podemos llegar a equivocarnos.

Solemos entender de que las cosas materiales y el éxito económico vienen de Dios y aunque no estamos al 100% conscientes de ello, sabemos que Dios es el dueño del oro y la plata según la Biblia y por ello damos por hecho que cuando las cosas van bien, es porque de alguna manera agradamos a Dios, pero que pasa cuando no es así?.

He visto a muchas personas sufrir por dinero y creo que en ocasiones yo mismo he pasado por esa situación y cuando la cosa se pone difícil, no entiendo exactamente porqué en automático le atribuimos la culpa a Dios, ya sea que nos abandonó o bien que estamos pasando la consecuencia de algo que hicimos y Dios nos está castigando, le ha sucedido?.

La verdad es que Dios no quiere otra cosa que seamos bendecidos en abundancia, en todos los aspectos de nuestra vida, incluidas nuestras finanzas, pero una vez que Dios abrió la llave de la bendición, depende enteramente de nosotros el aprovechar el fluir de su bendición o el desperdiciarlo.

En otras palabras y si lo pensamos detenidamente, si verdaderamente somos hijos de Dios y pasamos por momentos difíciles, entre ellos los financieros, solo es cuestión de que miremos nuestras acciones pasadas y nos daremos cuenta que nada de lo que hicimos previamente o bien pocas cosas estuvieron hechas de acuerdo al estándar de hijos de Dios, es decir no nos podemos verdaderamente decir hijos de Dios sin comportarnos como tales, y pretender tener resultados diferentes a nuestras acciones.

Todos hemos dicho y escuchado en alguna ocasión la frase que reza “lo que siembras cosecharás”, y creo que aplica primero en las cosas de Dios que en todo lo demás, por tanto si no hemos involucrado a Dios en el proceso, no podemos esperar que El milagrosamente y de la nada proporcione un resultado que no vaya en lo absoluto de acuerdo a como hicimos las cosas, no lo cree?.

La cita de hoy nos habla de que todo lo que hagamos, lo hagamos como para Dios es decir, Dios debería de ser parte de todo lo que hacemos, no solo las cosas de la iglesia y de la fe, si lo entendemos bien, todo lo que tenemos podemos tenerlo por medio de El, pero solo será así si lo hacemos parte de nuestro proceso y nuestro vivir.

Hay quienes dicen abandonarse en Dios, pero solo lo hacen cuando las cosas ya no tienen solución, pero, por qué no lo hicieron cuando empezaron a hacer aquello  que ahora nos aflige?, que culpa tiene Dios de nuestros errores?.

Dios es un Dios de excelencia, por tanto, no entiendo porqué Dios podría estar involucrado en absolutamente nada que no fuera hecho con excelencia, creo que incluso para usted y para mi nos sería difícil participar en algo que no está de acuerdo al nivel de compromiso, calidad y seriedad a los que estamos acostumbrados, y si alguien nos pidiera ayuda en algo que le saliera mal, lo primero que diríamos o al menos pensaríamos sería en las razones que son mas que evidentes por las cuales esa acción salió mal o fracasó.

No puedo imaginarme que Dios piense o reaccione exactamente de la misma manera que le acabo de describir, pero si puedo entender que El sabe la razón por la que estamos en ese aprieto y estará mas que deseoso de revelarnos como es que llegamos a esa situación, que es lo que tenemos que hacer no para remediar la situación, sino las cosas que tenemos que corregir en general en nuestro diario vivir, para que no nos suceda de nuevo y podamos prevenir el que nos vuelva a pasar en alguna ocasión, es decir, tenemos un Dios eterno, que hace cosas eternas y no solo ve cada situación en particular.

Ahora entiendo mas que claramente porque a Dios no le agradan los sacrificios, las mandas, las promesas, ya que cada una de ellas van dirigidas a cosas particulares y efímeras, pero Dios siendo un Dios eterno, necesita actos que vayan dirigidos a la eternidad, para poder El ser partícipe y poner su mano sobre ello.

En muchas ocasiones hemos hecho las cosas con una mala percepción de los conceptos involucrados, la cita de hoy dice que hagamos las todas las cosas como para Dios y eso involucra excelencia, pero no recordamos que la excelencia es parienta directa de la permanencia, es decir, si no hacemos cada cosa cuidando su impacto en la eternidad, no tiene ningún sentido que la llevemos a cabo, ya que solo estaremos invirtiendo en nuestra vida y en sus resultados efímeros en vez de invertir en el Reino de los Cielos y su impacto en la eternidad.

Hoy le quiero invitar a que reflexione en todas las cosas que hace, cuantas de ellas están hechas como para Dios, su trabajo, su familia, sus ahorros?, le invito a que busque en la palabra la manera de bendecirlos, hacerlos crecer e incluso administrarlos de acuerdo a como Dios previamente lo estableció para que pueda El ser partícipe de ellos y abrir las ventanas de los cielos en abundancia sobre nosotros y vivamos como verdaderos hijos de Dios.

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