Recuerdo que cuando era pequeño veía un programa de concursos infantil los domingos por la mañana y al final de este programa los 3 ganadores con mayores premios volvían a competir por un premio mayor y aquel que había ganado mas premios, tenía incluso la oportunidad de arriesgar  sus premios y ganar algo mas grande y mejor o bien un premio de broma, el ganador estaba entonces frente de 3 grandes telones llamados “catafixias” y era ahí donde definía con que se iba a casa, ya sea con un gran premio o bien con premio de consolación debido a su mala elección, en México creo que cualquier persona entiende el término “catafixiar” que significa canjear, debido a la frase utilizada por el conductor del programa al dar al concursante la oportunidad de canjear sus premios ya obtenidos por lo que había en cualquiera de las “catafixias”.

Las personas aman las posibilidades y los riesgos, siempre es emocionante pensar que se puede obtener algo mas sin esforzarse, y creo que en pocas ocasiones calculan el riesgo de perder, todas las personas creen que algo “divino” se moverá y hará que las cosas simplemente se den a fu favor y ganen algo mas, y si no sucede de esa manera, simplemente dicen “Dios por algo hace las cosas” y le echan la culpa a aquel que no tuvo nada que ver y no estuvo involucrado en el asunto.

Es cierto que Dios quiere cosas buenas para sus hijos, el detalle es que hay que ser hijos primero, luego hay que portarse como tales y al poder ser reconocidos como Hijos, no solo cosas buenas, sino cosas asombrosas sucederán en nuestra vida, sin necesidad de ninguna “catafixia”.

Y no se porqué a muchas personas les cuesta tanto trabajo entender esto, que en lo natural es igual que en lo espiritual, pero pongámoslo así de claro:

Imagine que es usted un niño, y es invitado a comer a casa de uno de sus amigos, al comer en su casa, recibe el beneficio del alimento de casa de su amigo, si después de comer el padre de su amigo decide invitarlos al cine a ver una película es objeto de la bondad del padre de su amigo, y si después de salir de ver la película le invitan un helado, es incluso objeto de la gracia del padre de su amigo, pero piense en esto, si posterior a esto, el padre o la madre de su amigo deciden que su amigo necesita ropa nueva y quieren aprovechar el viaje al centro comercial para hacer esas compras, simplemente le sucederá que tendrá que observar mientras a su amigo le compran cosas, por mientras usted observa, obvio, no es una sensación cómoda ni para usted, ni para su amigo y mucho menos para los padres de su amigo y puede usted en su corazón pedirle a Dios que los papas de su amigo se compadezcan de usted y que al menos le compren algo, para mitigar su sentimiento.

Wow! que escena, no?, ahora bien, la Biblia habla de que Satanás es el príncipe de esta tierra, es decir, a el le pertenece este lugar y tiene influencia en todo lo que en el sucede, en otras palabras estamos por así decirlo en su casa, ya que según la Biblia, nosotros como Hijos de Dios fuimos creados en otro lugar, nuestra naturaleza es distinta a los hombres y mujeres que ya habitaban aquí cuando Adán y Eva llegaron a la tierra y tenemos otro Padre, distinto.

Por tal, al aspirar a la suerte y a que las cosas que suceden en éste mundo se tornen a nuestro favor, nos pone en la misma situación que la del centro comercial, estamos esperando que alguien que no es nuestro padre, tenga lástima de nosotros y nos de cosas que “anhelamos” sin saber si estas cosas nos pueden meter en problemas con nuestro Padre al regresar a casa, imagínelo, que sentiría usted si su hijo o su hija llegan a casa con ropa que le compró alguien más?, sería mas que incómodo, no?.

En realidad, ningún niño debería de anhelar lo que tienen otros niños y menos lo que hay en sus casas, ya que lo que es seguro que no tendrán allá es al amor incondicional de sus Padres, creo que ningún niño debería ni quisiera “catafixiar” un momento en el centro comercial con los padres de sus amigos a un tiempo de amor, intimidad y lo mejor del corazón de sus propios Padres, no lo cree?.

Pues bien, la Biblia dice que Dios es el sueño del oro y la plata, la Biblia nos promete que Dios es Todopoderoso, y nos dice que como nuestro Padre, nos ama sobre todas las cosas y que usted y yo venimos de un lugar distinto al que actualmente vivimos, es decir, estamos de visita en la casa de Satanás y es con un propósito el que nos envió aquí, pero no podemos anhelar las cosas del lugar que habitamos, no podemos confiar en que siempre habrá una “catafixia” que nos de algo mejor, la misma Biblia promete que hay delicias a la diestra de Dios, es decir, lo que hay en el Reino de los Cielos, es un millón de millones de veces mejor que lo que el mundo nos puede ofrecer, solo que al desconocerlo, no sabemos como reclamarlo, al ignorarlo, no regresamos a casa a recibir lo que como hijos y herederos nos corresponde y nos quedamos todo el tiempo en casa de Satanás confiando en su misericordia o bien que nos “catafixie” nuestra realidad por una un poco mejor o menos peor, a veces sin medir las consecuencias o el precio que tendremos que pagar en la eternidad por aspirar a los beneficios inciertos de una casa que no es la nuestra.

La cita de hoy nos recuerda que si aspiramos a lo que este mundo nos da y aquel que lo gobierna, simplemente, no podemos ser objeto del amor de nuestro Padre, y sucede igual en lo natural, el lugar donde mejor se percibe el amor de nuestros padres es en casa, por eso siempre es tremendamente agradable regresar a casa y comer ese guiso especial que nos prepara nuestra madre, eso no tiene precio y no se compara con el mejor platillo del restaurante mas caro al que nos pueda invitar el papa de algún amigo que tiene su casa en este mundo.

Por tanto la invitación de hoy es a que deje de confiar en su suerte, no habrá “catafixia” que le resuelva la vida y le haga mas feliz, mejor, vaya a su Biblia, entienda su naturaleza, y reciba los beneficios de ser hijo, regrese constantemente a casa y viva como un Príncipe o Princesa, hijo del Rey de Reyes y Señor de Señores.

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