Muchas personas se preguntan diariamente que es lo que Dios quiere para sus vidas y les cuesta trabajo el escuchar la voz de Dios cuando se encuentran en una situación difícil o bien cuando están por decidir entre 2 alternativas que parecen igual de atractivas y que no saben por cual de las 2 inclinarse.

Hace un par de meses escribí acerca de esto, nuestra sociedad nos ha enseñado a festejar los comienzos, a celebrar lo nuevo y a soñar hacia el futuro, nos encantan los nacimientos, ponemos nuestros sueños y esperanzas en el año nuevo cada año, nos gustan las nuevas etapas, pero no nos termina de quedar claro que Dios nos enseñó lo contrario, note que en ninguna parte de la Biblia, Dios nos enseña a celebrar el nacimiento de su hijo Jesús, pero nos enseña claramente a conmemorar su muerte, y de esto es de lo que le quiero platicar un poco.

Si fuera por nosotros, podríamos cambiar de planes todos los días de nuestra vida y a pesar de que somos seres de rutina, de vez en cuando esta nos cansa y llega un momento en el que nos ciclamos y empezamos a anhelar y a perseverar por un cambio y tomamos la primer oportunidad que se nos atraviesa en el camino, bajo la creencia de que las oportunidades se nos presentan una sola vez en la vida (aunque en realidad no tengo idea de donde viene este pensamiento), la realidad es que solemos cansarnos de la rutina cuando nos damos cuenta que nos es necesario empezar a hacer las cosas de manera diferente para poder obtener resultados diferentes, pero preferimos que nuestro entorno nos proporcione ese resultado diferente a que sea por nuestro esfuerzo o el hacer las cosas con consciencia.

El sábado platicaba con un gran amigo que nos es imposible el ver nuestro futuro y entender lo que Dios espera o tiene planeado para esa nueva etapa, si no somos capaces de analizar nuestro pasado, es decir, en nuestro pasado esta la clave para el futuro, y permítame explicarle porque:

Cuando miramos hacia adelante tenemos sueños, anhelos y queremos cosas nuevas, pero muchas veces, esos sueños y anhelos, no son otra cosa que un escape de nuestro presente, y muchas veces, si no es que la mayoría, solemos dar pasos hacia nuestro futuro, sin haber cerrado círculos o ciclos con nuestro pasado, lo cual no nos llevará a otro lado sino a ser perseguidos por nuestro pasado a todo lugar que vayamos, sin importar que nuestra vida haya cambiado y digamos no ser los mismos.

La cita de hoy habla de Abraham, cuando Dios aún no le cambiaba el nombre, cuando aún era un hombre que a pesar de ser próspero, sufría por no tener un hijo, habla de aquel hombre que no es diferente aún a usted y a mi y que en los términos en los que vivía, no merecía que su nombre fuera inscrito en la Biblia, pero no era eso lo importante, sino es importante lo que Dios está a punto de hacer en su vida a partir de la cita que le comparto.

Note como es que Dios antes de prometerle nada y antes de que le muestre su futuro, le dice “vete de tu tierra y de tu parentela”, y me llama mucho la atención del énfasis que hace en “tu parentela”, simplemente le pudo haber dicho “vete de tu tierra”, no lo cree?.

Hace unos días convivo a diario con unos amigos que conocí hace cerca de un año cuando me mudé a Guadalajara y hace unos días tengo un nuevo compañero de casa quien se mudó a la ciudad y quien fue acompañado por su Papá en sus primeros días en la ciudad, la verdad he disfrutado mucho esta semana pasada, y he aprendido mucho también, me encantó que el Papá de mi amigo estuviera aquí, ya que así aprendí como es que viven en casa y como es que será mi trato con mi “roomate”, por el otro lado mis amigos con los que ahora convivo tienen los mismos hábitos y la misma manera de hacer y entender las cosas y he aprendido como es que suceden las cosas en casa, y he aprendido a entender su cultura familiar y su estilo de vida, ambas experiencias han sido de lo mas enriquecedoras.

Y le cuento esto, porque a Abraham le sucedió de la misma manera, Dios le llamó a dejar su tierra, pero no solo eso, sino le dijo “deja a tu parentela”, es decir y en otras palabras, le dijo, deja los hábitos y las maneras en las que haces las cosas de acuerdo a como las hacen en tu familia, ya que voy a darte nuevos hábitos y nuevas costumbres, para que en ellos pueda yo (Dios) fundar no solo una nueva familia, sino a una nueva nación.

Nuestra parentela no tiene porqué ser solo nuestra familia, sino nuestro círculo íntimo, aquel que tiene los mismos hábitos que nosotros y son aquellos quienes definen quienes somos, por medio de lo que hacemos y creemos en común.

Abraham fue llevado a una nueva vida, pero el futuro que Dios le ponía enfrente, estaba directamente ligado con su pasado y con su presente, y Dios necesitaba que Abraham estuviera dispuesto a adoptar una nueva cultura, para que éste pudiera obrar de manera poderosa en su vida.

Por tanto, si usted se encuentra en esa etapa de su vida en donde está por comenzar un ciclo nuevo o bien anhela que Dios le permita arrancar un ciclo nuevo, deténgase, ya que probablemente lo esté haciendo mal, probablemente solo anhela un cambio, pero corre el riesgo de que su pasado le persiga, lo mas probable es que usted necesite dejar no solo su tierra (su situación actual), sino tenga también que dejar su parentela (su comodidad), para que Dios pueda provocar ese cambio verdadero en su vida.

En otras palabras, usted nunca podrá entender el plan de Dios para su futuro, si no esta usted consciente de su presente y de su pasado, ya que en ellos radica todo lo que viene a partir del día de hoy.

Si está usted esperando una respuesta de Dios para su futuro, le es necesario ver su vida actual, le es necesario entender que es lo que Dios está haciendo en usted ahora mismo y lo mas importante, le es necesario entender que círculos necesita Dios que usted cierre, para poder abrir nuevos en el futuro, sin ello, se verá usted en un círculo vicioso, donde cada determinado tiempo tenga usted que estar huyendo de su pasado de nueva cuenta.

En ésta mañana le invito a fundamentar su futuro en su pasado y a que deje de invalidar la obra de Dios en su vida y le permita que use su pasado y su presente para bendecirle, deje atrás a su parentela, es decir, deje atrás sus hábitos que no tienen que ver con Dios y adquiera nuevos hábitos que Dios le dará una vez que haya roto con los actuales, y permita que Dios haga de usted el primer eslabón de una nueva nación de hijos e hijas victoriosos y conquistadores.

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2 Comentarios

  1. Y cuan dificil es para algunos de nosotros dejar parentela y tierra por que deseamos que el cambio sea magico qie Dios con su poder cambie todo.. pero se nos olvida que somos de libre albreldrio la desicion es nuestra solo ay que poner dispocicion y disipina en el senor…. por que lo mejor esta por benir bendiciones y gracias