Una de las cosas que he aprendido a lo largo de mi caminar por la vida, es que el hombre suele vivir engañado, ya que suele decir cosas que no pretende vivir y que no pretende hacer ciertas en su vida, a lo largo de toda ella, mas aún así rige su caminar.

Me llama la atención que el mundo pretende cumplir metas todo el tiempo, hace unos días veía los perfiles de los puestos vacantes de una bolsa de trabajo, y me llamaba la atención que la mayoría de ellos dicen “que le guste trabajar por objetivos”, y me puse a pensar, creo que todos los trabajos que he tenido dicen lo mismo, “trabajar por objetivos”, pero luego , no importa si se cumplen esos objetivos o no, siempre habrá nuevos retos y siempre habrá un jefe incansable (gracias a Dios!) que quiere más!, que nunca esta conforme y no importa el éxito o el fracaso ante los objetivos, siempre sucederá que nuestro esfuerzo no fue suficiente, recuerdo incluso que hubo un año en el que me tocó ser sumamente exitoso en comparación de mis objetivos y lejos de recibir una felicitación, me dijeron: “el presupuesto esta mal hecho, de seguro pudiste haber hecho mejores números, estás demasiado cómodo”, ahora lo recuerdo con gracia, pero le aseguro que en ese momento no lo tomé tan tranquilo como ahora lo comento.

A lo que voy es a que solemos vivir con la ilusión de las metas en nuestra vida e incluso aplicamos esta metodología a las cosas intangibles o mejor dicho inmedibles de nuestra vida, como la felicidad, que para muchos se ha convertido en una meta y no en un estilo de vida, no en una manera de pensar y de sentir, sino como algo que algún día va a llegar, sin darse cuenta que es tan fantasioso como pensar en un jefe satisfecho en el trabajo.

La espiritualidad es otra de las cosas que las personas ven como una meta, e incluso he aprendido de muchas personas que ante su frustración de no llegar a sentirse lo suficientemente espirituales, le han puesto una serie de etapas o escalones al asunto de la espiritualidad, de manera que luego se miden con otras personas y compiten por ser mas o menos espirituales que las demás.

Afortunadamente Dios no es de esa manera, no hay una forma de estar bien o mal con El, de hecho no hay algo que podamos hacer en esta vida para lograr que El nos deje de amar, y teniendo esto claro tenemos que entender que Dios tampoco es una meta, he escuchado a tantas y tantas personas decir que les es necesario acercarse a Dios, pero nunca he escuchado a ninguna decir que está lo suficientemente cerca como para tener una vida plena, ya que es una meta que no entienden y no son capaces de visualizar, espero poder explicarme.

Es por eso que me anima tanto leer al Apóstol Pablo cuando dice “yo mismo no pretendo haberlo alcanzado”, creo que a el mas que a nadie le queda claro el hecho de que no hay nada que alcanzar y que en el caminar con Cristo, no hay meta, ya que estamos destinados a la eternidad, es decir nunca llegaremos, lo importante es seguir avanzando y yendo siempre hacia adelante y no detenernos por absolutamente nada y menos por el pasado.

Otra de las cosas que he aprendido en mi caminar en Cristo, es que uno de mis peores enemigos es el pasado, no importa si fue bueno o malo, y entiéndalo de esta manera, si estamos destinados a la eternidad, habrá un momento que no podremos con todo nuestro pasado y dejaremos de avanzar, ya que este es demasiado pesado y voluminoso, por ello el mismo Apóstol Pablo, nos anima a olvidar lo que esta atrás y poner los ojos en lo que viene, y que olvidando el pasado, no tengamos una medida propia y no tengamos una expectativa que corramos el riesgo que no se cumpla.

Note la relación tan importante y tan peligrosa que hay entre las metas y el pasado, si tratamos de medirlo todo en nuestra vida, llegará un momento que vivamos frustrados, ya que entramos en una racha de incumplimiento de metas o bien de insatisfacción, ya que no importa cuantas veces cumplamos los objetivos o las metas, cualesquiera que estas sean, siempre habrá alguien que quiera o espere mas de nosotros y nunca les llegaremos a dar gusto.

Por tanto le quiero invitar a lo siguiente, tome un tiempo y medite acerca de su vida, dése cuenta que no importa cuanto se esfuerce, siempre tendrá que seguirlo haciendo, siempre habrá algo por lo cual seguirse esforzando, por tanto no corra el riesgo de cansarse, mejor, entienda que se encuentra en una carrera con rumbo a la eternidad y que todo lo que haga el día de hoy le beneficia o le afectará en su mañana, pero que eso no tiene precisamente que ver con el resultado de nada en su vida, es decir, no importa que tan grande sea el error que cometa, Dios no le va a castigar por ello, ni perderá su lugar en la eternidad por ello, o bien, no importa que tan grande sea su éxito, no es mas que una gran satisfacción en el camino, pero esa victoria no le asegura nada en la eternidad, por tanto mejor ponga sus ojos en la eternidad y aprenda a correr esa carrera de días gloriosos e interminables que Dios nos ofrece y que a diferencia de lo que conocemos, no tiene fin ni una meta.

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2 Comentarios

  1. Bendciones René!… que sabias palabras.