Vivir una vida en Cristo puede ser tan fácil o tan difícil como nosotros decidamos hacerlo, es decir, podemos pasar nuestra vida pensando en un Dios espiritual el cual tiene designios ocultos para nosotros y si tenemos suerte nos los revelará o nos dejará sospechar que fue El quien intervino en nuestra vida o bien podemos experimentar a un Dios vivo, que camina a nuestro lado, que nos revela segundo a segundo su voluntad y quien nos habla todo el tiempo, quien nos llena de favor pero a su vez de responsabilidades, quien espera que nos esforcemos en El y por medio de El y no en nuestras propias fuerzas, de manera que permitamos que El sea quien luzca en nuestra vida y nosotros reflejemos su luz admirable.

Gracias a mi trabajo y mi ministerio tengo la oportunidad de conocer a muchas personas todos los días, y me encanta darme cuenta que todas ellas tienen una gran necesidad de Dios y siempre termina éste (me refiero a Dios) siendo el tema central de nuestras conversaciones, me encanta ver que Dios me puede llevar del otro lado del mundo o bien me lleva a platicar con el vecino y me recuerda que a expresarles a todos que El es el centro de mi vida y tengo la bendición y la fortuna de bendecir a muchos, aclarar las dudas de otros tantos o de simplemente llevar una palabra de consuelo, aliento o ánimo, aprovechando la perfecta coordinación de Dios para hacerlo.

Una de las preguntas mas comunes de las personas, es el plan de Dios para sus vidas, muchas empiezan a caminar con Dios o en dirección hacia Dios y se pueden confundir y se pierden tratando de ser “buenas” o bien cumpliendo requisitos y lineamientos de otros como para “medir su espiritualidad” o hacerse “aceptos” delante de Dios por medio de la opinión de otros, otras tantas se sientan a esperar como si Dios fuera a bajar del cielo para decirles que hacer, pero entre tanto permanecen sentados o viviendo una vida “a su manera” por mientras viene Dios y se las cambia.

Una de las cosas de las que me he dado cuenta es que casi todas estas personas tienen un factor común, ven el plan de Dios como algo lejano, como algo aislado, como algo confuso y borroso, que Dios de una manera espectacular y asombrosa les tiene que revelar de manera que no lo puedan dudar, de manera que no puedan decir que no y en ese momento cambiarán su vida de manera radical y absoluta.

De hecho me he dado cuenta que no es diferente en los aspectos sentimentales de aquellos que buscan a Cristo, hay una falsa creencia acerca de eso, demasiadas veces he escuchado que hay quienes esperan que Dios les revele quien es el hombre o la mujer para ellos o ellas y que de la noche a la mañana se dé un amor épico como solo Dios lo podría provocar, cuando Dios no se atrevería a irrumpir en nuestro libre albedrío y designar a alguien para otra persona, eso iría contra la naturaleza de Dios y contra su palabra, pero para muchos y muchas es cómodo pensarlo así, ya que así no se tienen que preocupar por ese asunto y le pueden echar la culpa a Dios si no sucede como ellos o ellas esperan, o peor aun se desesperan y se casan con el primero o la primera que se atraviesa en su camino y le quieren poner un toque de Dios y espiritualizarlo ante los demás.

Tanto el plan de Dios para la vida de los hombres y mujeres como el encontrar a aquella persona con la que pasaremos el resto de nuestras vidas es algo que está tan cercano a nosotros que no lo vemos en muchas ocasiones, Dios nos ha llenado de talentos, de habilidades, a veces incluso nos provoca hábitos, para asegurar que cuando nos abramos a ver y entender ese plan, tengamos las herramientas necesarias para llevarlo a cabo y vivirlo plenamente, mas nos sucede que la mayoría del tiempo estamos tan enfocados en nosotros y nuestros pensamientos que no nos permitimos verlo.

Hace un tiempo leí un libro acerca de la visión de Dios y de como obtenerla (Chazown de Craig Groeschel) que lleva a hacer una serie de ejercicios prácticos para descubrir la visión que Dios tiene para nuestras vidas y uno de ellos se trata de hacer una serie de notas en las que describimos hechos, sucesos, memorias, habilidades y situaciones de nuestras vidas, esto con el objetivo de darnos cuenta de que Dios siempre ha estado hablando a nuestra vida y que todo nuestro caminar esta salpicado de esas señales de hacia donde ir y que hacer, mas no las hemos visto o no las queremos ver.

Recuerdo bien que hace unos años mi Mamá se encontraba en una situación similar, buscaba cual era su propósito en la vida y que sería de su vida en los años que le quedan, y recuerdo con gran alegría que fue a la presencia de Dios y buscó respuesta en El y asombrada se dio cuenta que Dios tenía años preparando ese propósito y aún los medios para que fuera de esa manera y solo le faltaba el tomarlo y hacerlo fructificar y hoy por hoy vive una vida plena en ese aspecto de su vida, sin problemas y dominando esa parte de la cual Dios le habló y le entregó.

Me encanta leer la cita de hoy, como es que Dios habla a Abraham y le dice simplemente “alza tus ojos y mira desde el lugar donde estas”, wow! Dios no llevó a Abraham al otro lado del mundo, Dios le mostró que era justo ahí donde se encontraba empezaría el siguiente paso para llegar a su mañana y que todas las cosas a su alrededor estaban ya dispuestas para que así fuera, solo le hacía falta levantar su mirada de su situación actual, solo le hacía falta querer abrazar la visión que Dios tenía para el y tener un corazón dispuesto.

Por tanto mi invitación para usted el día de hoy es precisamente a eso, deténgase, deje de esforzarse tanto, deje de luchar contra lo que no sabe y no va a saber, deje de tratar de convencer a Dios de algo que usted sabe en su corazón que no sucederá de esa manera y levante la mirada de su situación actual, permita por mientras lo hace que Dios le hable y le muestre el porqué cada una de las cosas que le rodean están en ese lugar y momento y como todas ellas están confabuladas para acompañar ese propósito perfecto de Dios para su vida.

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