Ser «bueno» no es suficiente

Cada vez que oigo hablar de Job me emociono, ya que es un personaje muy poco comprendido por la mayoría de nosotros, además que entendí de Dios su importancia al darme cuenta que su historia no encaja cronológicamente con ninguno de los otros libros de la Biblia, ya que para lo que Dios nos quiere enseñar a través de Job, no hay un antecedente y no hay un después, es una piedra fundamental de nuestra fe que no tiene tiempo, aplica en todo momento.

Hace unos días estaba en la ciudad de México y un poco antes de venir de regreso a casa, me puse de acuerdo para llevar a una buena amiga que vive allá e iba a pasar el fin de semana en la ciudad en una ciudad que queda de paso entre la ciudad de México y Guadalajara, siempre disfruto mucho de platicar con mi amiga, ya que siempre tiene temas interesantes que contarme y temas sobre los cuales podemos hablar horas y horas y esta no fue la excepción.

Me contó acerca de un libro que leyó que habla acerca de que ser bueno no lo es todo para ser exitoso en la vida, y esto se refiere a que en muchas ocasiones nos apoyamos en nuestros talentos naturales para salir adelante e incluso destacar, ya sea en nuestro trabajo, en nuestras relaciones personales o bien en cualquier aspecto de nuestra vida, pero llega un punto, de que esos talentos naturales dejan de ser suficientes, ya que no nos requieren de ningún esfuerzo, simplemente emanan de nosotros, pero en muchas ocasiones si no es que en la mayoría de ellas, no nos llevan a la excelencia, ya que no requieren de un esfuerzo, un empeño y dedicación, por lo cual tenemos que aprender y entender estos talentos y desarrollarlos para que sean algo consciente y no solo algo inconsciente en nuestra vida, para que ese talento se convierta en una habilidad dominada y podamos adicionar conocimiento y esfuerzo, para poder dominarlo y convertirlo en algo que realmente nos lleve a la excelencia cotidiana y a una mejor vida.

Job era un hombre especial y tenía un talento especial, ese talento era agradar a Dios, era simplemente un hombre bueno, siempre que leo el principio del libro de Job en la Biblia me emociona ver como Dios incluso presumía acerca de Job con el mismísimo Satanás.

Job 1:6-8
Un día los miembros de la corte celestial llegaron para presentarse delante del Señor, y el Acusador, Satanás, vino con ellos. El Señor le preguntó a Satanás: -¿De dónde vienes?- Satanás contestó al Señor: -He estado recorriendo la tierra, observando todo lo que ocurre.-
Entonces el Señor preguntó a Satanás: -¿Te has fijado en mi siervo Job? Es el mejor hombre en toda la tierra; es un hombre intachable y de absoluta integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal.-

No tiene usted una idea de lo que anhelo un día poder ser reconocido por Dios como lo fue Job, realmente me emocionaría en extremo que Dios hablara de mi como lo hizo de Job, a usted no le gustaría?.

Después de la escena que describe el pasaje, Satanás cuestiona la fidelidad de Job, ya que le dice a Dios que Job es fiel por toda la bendición que hay en su vida y pide permiso a Dios para tentar a Job y poco a poco le va quitando sus riquezas, sus ganados, sus hijos y aún su salud para demostrarle a Dios como Job renegaría de Dios y ya no sería ese hijo fiel e intachable del cual Dios le presumía, ya que Satanás entendía que tenía ese talento natural para agradar a Dios y que lo que le rodeaba era consecuencia del mismo.
Obviamente Job fue afectado por la tentación de Satanás y debe haber sido muy difícil pasar de una situación de extrema prosperidad a la extrema pobreza y enfermedad, pero al leer ese libro una y otra vez he aprendido que en el fondo de su corazón Job sabía y estaba seguro que la vida no solo se trataba de ser “bueno” y recibir beneficios por ello, sabía y estaba seguro que si se esforzaba y perseveraba en ese Dios al que había aprendido a agradar, podría obtener mas de El y que no tenía que haber beneficios y abundancia de por medio para que su relación fuera mas que estrecha y en extremo bendecida, por tanto paso un tiempo perseverando y conociendo acerca de Dios hasta que Satanás se cansó de tentarlo y tuvo que admitir su derrota.

Lo que mas me sorprendió desde la primera vez que leí acerca de Job, es que el mismo tuvo que entender que realmente no conocía a Dios, que conocía de un Dios fiel, de un Dios de amor, de un Dios que estaba ahí siempre en las buenas, pero que no había tenido ni querido entrar en contacto con ese Dios que es poderoso en la aflicción, no había nunca perseverado en ese Dios sobrenatural que es todopoderoso y que verdaderamente abre las ventanas de los cielos para derramar bendición sobre los hijos de Dios y se dio cuenta que aún habiendo sido próspero en el pasado, eso no era mas que un beneficio que era consecuencia de su talento natural, pero ahora que había que tenido que entrar en contacto directo con ese Dios al que solo agradaba y ahora tenía una charla constante y directa con El, había incluso una amistad entre ellos y había aprendido a desatar el poder de los cielos a su favor y de todos los que le rodeaban.

Note como Job al final de su historia admite que solo había oído de Dios, pero ahora sus ojos ven claro, porque ya no es una historia linda, ahora es una amistad con el Todopoderoso, por tanto le quiero invitar a que haga como Job, pero no lo haga cuando Satanás ya lo haya venido a tentar, hágalo desde antes, ayer le comentaba a alguien con quien comía, no podemos decir que tenemos una relación con Dios si no lo conocemos y no podemos decir que conocemos a Dios si no hemos leído su palabra y no podemos ser bendecidos y obtener los beneficios de Dios hasta no haber creído en El y en lo que El nos dejó por escrito.

Note que lo que le cuento no es algo lejano ni algo para personas “muy espirituales”, así como platiqué con mi amiga, el talento natural solo nos lleva a un nivel limitado de éxito, también nuestro talento natural para agradar a Dios solo nos llevará a una bendición limitada, pero en el esfuerzo y la dedicación, podemos perfeccionar ese talento y ver claro con respecto a las cosas de Dios para ser bendecidos como Dios realmente lo planeó para nosotros.