Es muy común el ver a muchos esforzarse por las cosas que anhelan en la vida y muchas otras tratando de agradar a Dios para poder obtener esas cosas que anhelan, lamentablemente no se dan cuenta que no es así, no es un intercambio, no es un “yo me porto bien y tu me das lo que yo te pido”, ya que lamentablemente todos y cada uno de nosotros tenemos nuestro propio concepto de “portarse bien”, o de lo que es bueno y lo que es malo, porque nuestra naturaleza tiende a justificar nuestros propios actos y a no verlos desde la óptica adecuada, aún viviendo en pecado continuo, siempre tenemos una justificación y una razón a nuestros ojos valida para cometer tal acto y estar de cierta manera “confiados” de que Dios permite que actuemos de esa manera a consecuencia de nuestra situación.
Para nuestro desencanto Dios no es así, Dios es absoluto y realmente espera santidad de nosotros, es decir, realmente espera que seamos blancos como la nieve delante de El y que lleguemos a la estatura de Jesús, pero a su vez es consiente de nuestra naturaleza y ha puesto una serie de cosas a nuestro favor para que podamos aspirar a esa santidad que obviamente viene acompañada de las bendiciones que necesitamos en nuestro diario caminar.
El problema de muchos radica en el hecho de que miden su relación con Dios por medio de la bendición que reciben, es decir, si su consciencia esta tranquila, les es fácil recibir bendiciones y sienten que Dios sonríe hacia donde están y derrama su favor sobre ellos, pero si su consciencia los acusa, entonces es todo lo contrario y no se sienten merecedores del aire que respiran y aceptan cualquier situación adversa entendiéndola como parte del castigo o el trato de Dios hacia ellas, cuando le puedo asegurar que Dios ni siquiera tuvo que ver con nada de lo que les acontece.
En otras palabras, para Dios no es ni importante el hecho de que nos esforcemos como locos a cambio de ser bendecidos, ni cambia de opinión de acuerdo a nuestro comportamiento, Dios es un Dios absoluto y si fue capaz de bajar de su trono y venir a la tierra y dar su propia vida por nosotros, no creo que haya algo que podamos hacer para que nos deje de amar o para que su intención de bendecirnos cambie, pero entonces?, por qué no recibimos el favor de Dios?, es mas sencillo de entender de lo que imagina y déjeme explicárselo.
Dios solo quiere una sola cosa, El anhela ser nuestro Dios, el que le reconozcamos como nuestra única y absoluta autoridad, como nuestro único proveedor, como nuestro único consolador y que lo necesitemos tanto como el aire que respiramos… ahora que lo escribo, recuerdo cada uno de los pasajes de la Biblia donde Dios dice literalmente esto y me doy cuenta que muchos no obtienen estos beneficios y no tienen este tipo de relación con Dios ya que nunca han leído acerca de ello, y por ello probablemente nunca lo han intentado siquiera!.
Depender de Dios es cosa interesante, depender de Dios no es simplemente pedirle algo y esperar a que El lo haga y culparlo indirectamente si no sucede con un sutil “Dios por algo hace las cosas”, sino Dios quiere que dependamos de El, El anhela que reconozcamos las cosas que no podemos hacer y están fuera de nuestro alcance, pero a su vez que no nos conformemos y que perseveremos y que tengamos en cuenta siempre que por medio de El podemos merecer todo lo que anhelemos y que al reconocer que no podemos o que está fuera de nuestro alcance y que merecemos su favor recibamos por gracia.
Lo he mencionado muchas veces en estas líneas, pero creo es importante lo haga de nuevo, hay 2 cosas que recibimos constantemente de parte de Dios y que son manifiesto de su amor, estas 2 cosas son su misericordia y su gracia:
La misericordia no es otra cosa mas que el que no recibamos lo que merecemos a causa de nuestro pecado, es decir, el no ser castigados de acuerdo a la ley de Dios y esto a causa del efecto de la sangre de Jesús en la cruz, y segundo la gracia, es el que recibamos las cosas que no merecemos a causa de nuestro pecado y esto va mas allá de solo la sangre de Jesús, sino tiene que ver con el plan eterno que Dios tiene para nosotros.
El aprender a vivir por gracia es una de las cosas que mas nos van a beneficiar a lo largo de nuestra vida, vivir por gracia significa que constantemente reconozcamos nuestra realidad, nuestros límites y que aún en las cosas pequeñas dependamos de Dios y le demos entrada a participar dinámicamente en nuestra vida, de manera que caminemos también reconociendo que recibimos lo que no merecemos y nos hace sentirnos amados.
Dése cuenta que aquellos que no reciben de Dios porque creen que éste esta enojado con ellos o no reciben porque creen que no son merecedores de su atención o de su favor, simplemente viven equivocados y tienen un Dios que no tiene que ver con el de la Biblia, le invito a meditar en la cita de hoy, y a que aprendamos a ser feliz y benditamente débiles, ya que solamente por medio de ese reconocimiento aún en medio de nuestra lucha contra el pecado, tendremos la intervención directa del Padre, por medio del Hijo y obteniendo el poder del Espíritu Santo reflejado en la gracia hacia nuestras vidas.
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