A lo largo de mi vida, he tenido la oportunidad de ir a muchos lugares, conocer a muchas personas distintas y a comer todo tipo de platillos, tanto tradicionales, como novedosos, según sea el lugar, la costumbre o simplemente el plato que me pongan enfrente.
De hecho, he creado un hábito muy interesante y muy divertido, el de fotografiar la comida que tengo enfrente y publicar esas fotos en mi Facebook, para compartirlas con mis amigos y la gente que aprecio, esta costumbre ha tenido revuelo, me es hasta cierto punto simpático que cada vez que veo a alguien que hace tiempo que no frecuento, siempre me dicen lo mismo “que bárbaro René!, que rica comida pones en tu Facebook!”, o comentarios acerca de que varias veces a la semana hay fotos nuevas de comidas nuevas en los diferentes lugares a donde voy, de hecho hay quienes han cuestionado el hecho de que como mucho, a los que siempre hago la aclaración de que como igual que todos, solo 3 veces al día, solo que yo si anuncio a los demás que es lo que como y ellos no!.
Mis fotografías tienen de todo tipo de comentarios, a algunos les parece delicioso, a otros no tanto, otros no se atreverían a probar ciertos platillos, ya que de la vista no parecieran del todo atractivo, o al saber que contiene o de que se trata, no resulta estar dentro de la dieta regular de las personas, todos estos comentarios son muy enriquecedores y he aprendido a disfrutarlos todos, es parte de mi crecimiento cultural en ocasiones.
El porqué comencé a hacer esto, es sencillo, no es tanto el sabor ni lo que como lo que impulsó que empezara a tomar fotografías, mas bien, tiene que ver que no suelo ir a comer a ningún lugar que no me hayan recomendado, es decir, es muy raro que por iniciativa propia visite un nuevo lugar y tome el menú, sino tengo como costumbre el ir a comer a los lugares que la gente me recomienda, ya que por lo general tras cada recomendación hay una historia que contar, algún evento en especial, alguna anécdota, la historia de los dueños del lugar o que se yo, eso hace que cada comida sea mas interesante y le da un ingrediente mas adicional al sabor de lo que voy a comer.
Sobre todo cuando como algún platillo exótico que no refleja visiblemente a lo que debe de saber, suelo preguntar a que me debe de saber ese platillo, ya que probablemente su sabor no tenga que ver con aquello que es tradicional o acostumbrado para mi paladar y es ahí donde he aprendido a verdaderamente disfrutar la comida que tengo frente a mi, es ahí donde descubro sabores nuevos y he desarrollado una nueva capacidad de disfrutar comidas que nunca antes había comido, a través de entender a que se supone que me deben de saber y es entonces que un platillo se hace merecedor de una buena fotografía y que esta a su vez sea publicada en mi muro de Facebook.
El ser humano es un ser de rutinas, a las cuales se acostumbra rápida y fácilmente, y le es molesto salir de ellas, por tanto no solo al comer, sino con cualquier otro tipo de actividades, le cuesta trabajo disfrutarlas, ya que no son como lo que acostumbra, por tanto suele rechazar cosas nuevas o fuera de su área de confort y lo que no se parece a lo que piensa o a la expectativa que tenga, le es desagradable.
Con las cosas de Dios no es distinto, cada persona tiene su propia idea de como y quien es Dios y de la relación que tienen con El, sin importar si esto es o no es correcto, adecuado o simplemente agradable a Dios, lamentablemente hay un gran desconocimiento de las cosas de Dios y muchos mitos creados por personas que adaptan las cosas de Dios a sus gustos e interpretaciones personales, que coinciden con otros quienes fácilmente adoptan esta creencia o este estilo de relacionarse con Dios.
Lamentablemente, las personas han creado una cultura de Dios alrededor de si, en vez de hacerlo al revés, es decir, debería de ser al contrario, que nuestra relación con Dios se trate de El y no de nosotros, que nuestra oración se trate de El y no de nuestras necesidades, que nuestros pensamientos se traten de El y no de como El interviene en ellos y como ayuda a lo que deseamos y anhelamos.
En mi caminar en Cristo he aprendido tal como lo he hecho con la comida, a preguntarle a Dios como es que debo sentir o a que me debe de saber cierta situación, como es que debo de tomar ciertas cosas y como es que debo reaccionar ante muchas otras, he aprendido a hacer las cosas a su modo y no al mío y he descubierto que cada pequeño cambio en mi vida tiene el mismo efecto que el de la comida que nunca he probado antes, es decir cada cambio tiene una gran historia o una anécdota que la enriquece, una guía que me dice a que me tiene que saber ese cambio de vida y he aprendido a disfrutar el cambio, o ese nuevo hábito en Cristo, no porque sea mala mi manera anterior de ver o entender las cosas, sino porque simplemente Dios tiene preparada una mejor versión de nosotros mismos y necesita que lo aprendamos para que lo implementemos.
La cita de hoy habla de amar a Jesús sin haberle visto, y cuando decidimos hacerlo de esa manera, solo amarle sin haber visto sus efectos previamente en nuestra situación, cuando nuestro amor por El se trata de El y no de como ese amor o El afectan nuestra vida, recibiremos una alegría gloriosa e indescriptible, es decir, habremos aprendido a amar de manera plena y desinteresada, tal como El lo hace con nosotros.
Yo le quiero invitar a que tome un tiempo para buscar a Dios en su palabra, a creer que todo lo que ahí dice es verdad y a ponerlo en práctica, no porque sea bueno, sino simplemente porque lo dice la Biblia y por ello es agradable a Dios, verá que conforme pasa el tiempo, si vida se irá llenando de momentos con un sabor tan agradable y nuevo, digno de publicar en su muro de Facebook que den gloria y honra al único que lo merece!.
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