La oración y la Vida de Reino, parte 2

 Adicional a esto, y el hecho de que no solemos ver a Dios, se ha creado todo un mito alrededor de el orar y el hablar con Dios, me llama mucho la atención el encontrarme con personas que suelen decir que no saben orar, es casi como si tuvieran que admitir que no saben hablar y escuchar, aunque en realidad creen que hay que hablar de algún modo especial y de alguna manera reverente y elocuente y no se dan cuenta que en realidad pareciera que estuvieran en el banquillo de los acusados teniendo que demostrar su nivel de espiritualidad (siendo el término “nivel de espiritualidad” otro que no entiendo y uno que le aseguro que es totalmente ajeno a Dios).

Dios es un ser que está en todo lugar, es decir, es omnipresente, la Biblia nos habla de ello, de hecho es por eso que Dios tiene una identidad triple, y una de esas 3 identidades es la que habita entre nosotros todo el tiempo y no es necesario que veamos a Dios físicamente, para que podamos darnos cuenta de su presencia, solo es necesario que querramos entender que ahí está todo el tiempo, de hecho entiendo que el que no lo veamos es la manera que Dios tiene de lograr que perseveremos en El, le busquemos y no nos acostumbremos a su presencia, ya que si esto sucediera sería prácticamente el final de la humanidad, nos sucede a diario que nos acostumbramos a lo cotidiano, veo personas que se ven a diario e inclusive se dejan de saludar, como si ya no fuera necesario, por tal entiendo el interés de Dios de que perseveremos en buscarle.

Ahora bien, el término buscarle, tampoco es el adecuado, ya que como se busca a alguien que está ahí todo el tiempo?, es necesario buscarle?, la verdad es que no es necesario, solo tenemos que hacer un pequeño alto en nuestro camino y asegurar verle y dedicarle tiempo para hablar con El.

En fin, a raíz de tantos malos entendidos y tantos mitos acerca de Dios, se nos ha ocurrido el mas absurdo de los términos, y este se refiere a los que aseguran que se han “alejado de Dios”, y créame, es absurdo!, no se puede uno alejar de alguien que está en todo lugar!, o si?.

La cita de hoy es parte de uno de mis fragmentos favoritos de la Biblia (Salmos 139:1-18), que es prácticamente un poema que hace referencia a la característica de Dios de ser omnipresente, y se me eriza la piel al leer que aun si estuviéramos en el seol (infierno), ahí esta El a nuestro lado, es decir, no hay manera de que nos escondamos de Dios, de manera que no hay como “alejarnos” de El, y en definitiva no hay porque poner distancia entre El y nosotros para poder orar o hablar.

Este mito sobre nuestra capacidad de alejarnos de Dios, ha hecho que el orar se convierta en algo mas complicado aún, de hecho hay quienes ven el hecho de regresar a tener una relación estrecha con Dios como un camino largo y complicado, como si tuvieran mucho que recorrer para poder aspirar y merecer estar cerca de Dios, estoy seguro que quienes dicen eso, nunca habían leído la cita de hoy.

El llevar una vida de Reino, se refiere a que entendamos el Reino de Dios y lo llevemos a la práctica a nuestra vida cotidiana, es decir que tomemos la inmensidad de la personalidad y el poder de Dios y lo apliquemos a nuestro vivir diario de manera que logremos diferenciarnos de quienes no lo ven y no lo entienden así y estos vean y aspiren a tener lo que nosotros tenemos y de esa manera lograr que los hombres vuelquen su corazón a Dios y el entender su omnipresencia y el vivir conscientes de ella es un paso esencial para vivir una vida de reino y una pieza fundamental de nuestra oración, ya que sabremos siempre que Dios no nos ve para juzgarnos y para castigarnos, sino que Dios esta en todo lugar y siempre dispuesto a que hablemos con El y mas asombroso aún a responder lo que le preguntemos, como ve?, lo quiere intentar?.