Uno de los mayores dilemas de muchas personas es el no saber que decir ante una situación importante, y esta puede ser desde hablar en público ante una audiencia, a alguien que acaba de perder a un ser querido, a alguien a quien ha perdido su trabajo, o cuando se presentan delante de Dios.

 Es cierto que a todos nos gustaría ser elocuentes y poder decir lo correcto en el momento correcto a la persona correcta, y no con la idea de “quedar bien”, sino simplemente poder dar por medio de nuestras palabras a cada persona lo que necesita.

 

Es precisamente ahí donde muchos tropezamos o nos detenemos, como es que decimos a cada persona lo que necesita escuchar?, como logramos hacer esa conexión única y específica con esa persona y le hacemos saber que entendemos lo que siente, sabemos por lo que está pasando o le damos ánimos para que siga adelante?.

 

La Biblia nos dice “Gozaos con los que se gozan, llorad con los que lloran” (Rom 12:15), y no tiene mayor ciencia, no es una sugerencia, ni es una invitación, es una instrucción, la cita es imperativa, pero si solo la hacemos desde el punto donde estamos, corremos el riesgo de aparentar ser hipócritas, ya que en realidad no podremos sentir el gozo de a quien celebramos o el dolor de a quien acompañamos, entonces, como hacemos, si en realidad no conocemos el corazón de aquella persona con quien estamos, como hacemos si muchas veces no conocemos siquiera de vista a las personas en medio de una audiencia que nos escucha, como hacemos para apoyar a alguien que esta del otro lado de la pantalla de un computador y que no sabemos a detalle cual es su situación?.

 

Nuestra mayor ventaja, es que Dios es un Dios omnipresente, es decir esta en todos lados, El conoce el corazón de todas las personas, además, El ama a todas las personas, independientemente de si estas le aman a El o no, y pretende que cada una de ellas (incluidos nosotros) reciba aquello que necesita, y es ahí en donde nosotros intervenimos…

 

La diferencia entre decir algo que pudiera sonar adecuado ante cualquier situación de alguna persona y realmente hacerlo, implica 2 factores, primeramente que lo que digamos venga de parte del que realmente entiende la situación y conozca el corazón del receptor y la segunda y creo que es la más importante, que tengamos un corazón dispuesto a ser un instrumento, es decir, a ser el medio pero no el autor de las palabras que habremos de decir a esa o a esas personas.

 

Pareciera imposible que al hacer esto lográsemos mas que diciendo algo desde el fondo de nuestros corazones, ya que nuestros corazones pueden estar llenos de buenas intenciones, pero al momento de prepararlos como instrumento, queda fuera nuestra mente y es Dios quien nos da la capacidad de sentir como siente esa persona y de decir lo que esa persona o grupo de personas necesita escuchar.

 

Orar es una de esas situaciones difíciles, sobre todo cuando no se tiene un hábito de hacerlo y las personas se sienten evaluadas por la calidad de su oración, también solemos no saber que es lo que tenemos que decir delante de Dios, a favor de los que están en derredor nuestro y además sonar espirituales! uff! es una de las cosas mas aterradores para muchos, le ha sucedido?.

 

Bueno, pues aún para esto Dios tiene una solución para nosotros, aún la oración dirigida hacia El puede ser controlada por El, ya que su Espíritu Santo puede dirigir nuestras palabras de manera que oremos conforme conviene y podamos usar el poder que Dios pone en nuestra boca y usarlo a favor de las personas o las situaciones en referencia.

 

El ejercicio es sencillo, la cita del día de hoy, se trata precisamente de eso, de que confiemos en que Dios es Dios, es decir que tiene gran poder y que ejerce ese poder sobre nosotros y que a todo lugar donde vamos, vamos en calidad de embajadores del Reino de los Cielos, solo tenemos que disponer nuestro corazón y querer dominar nuestra lengua, es decir a dejar que fluyan sus ideas (las de Dios) y no las nuestras, recuerdo cuando lo intenté las primeras veces, fue asombroso y el resultado fue glorioso, pero mas lo fue cuando tiempo después leí en la Biblia citas que había dicho en oración que jamás había leído antes y que fueron confirmación de que había sido Dios quien había usado mi lengua y que no habían sido simplemente ideas lindas.

 

Por tanto mi invitación del día de hoy y para todo el fin de semana es a que tome un tiempo a parte y antes que otra cosa, purifique su vida y su corazón de pecado, es decir, tome un tiempo para exponer a Dios lo que hay en su corazón y en su pasado, de manera que El le otorgue el perdón necesario para limpiarle y que de esa manera sea usted un vaso de honra que pueda contener palabras de bendición, de aliento, de alivio, que conforten y consuelen y que tengan la autoría de aquel que conoce los corazones de los receptores, que su vida (la de usted) pueda ser un verdadero instrumento y que su corazón conozca la verdadera compasión por medio de dejar que el Espíritu de Dios le permita entender que es lo que siente y piensa cada uno de sus interlocutores, y que las palabras que salgan de su boca impacten las vidas de quienes las reciban, lo quiere intentar?.

 

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Un comentario

  1. Nada es conincidencia todo es obra de Dios, mi creador y salvador ha contestado muchas interogantes en mi vida.

    Gracias Rene, por entregarme palabra de Dios a mi Vida. Bendiciones!