Este fin de semana tuve la oportunidad de predicar en un Congreso Juvenil en Ciudad Juárez en el norte de México, al orar al Padre acerca de lo que habría de compartir me recordaba de la primera vez que lo hice, ya hace algunos años, que usé como tema central la frase “Ja ich glaube” que significa “si yo creo” en alemán y fue con esa frase que empecé a hablar el sábado pasado.

 

Al empezar mi tema, lo hice de una manera dinámica, empecé por enseñarles a los Jóvenes a decir “Ja ich glaube” (se pronuncia “ya ihj glaube”), esto hizo un buen impacto, ya que no solo estaban aprendiendo una frase en alemán, sino que empezamos la plática con una declaración poderosa, ya que el tema central del congreso era “Danos México” y estábamos preparando a una generación para salir y empezar a arrebatar a México para Cristo.

 

Al meditar y orar sobre esto, llegué a la conclusión que empezar una vida en Cristo es como aprender un idioma nuevo, ya que empezamos por aprender el significado de cosas que siempre habíamos dicho pero que nunca habíamos contemplado, aprendemos a entender el poder que Dios ha puesto en nuestros labios y nos damos cuenta que hay declaraciones que sin saber hacíamos y que solo afectan nuestras vidas, aprendemos a orar, y dejamos de rezar, para poder empezar a tener una relación dinámica con Dios, en otras palabras, el empezar una vida en Cristo, transforma nuestra lengua.

 

Y con esto no quiero hacer referencia en lo absoluto a que antes de vivir una vida en Cristo hablásemos mal, simplemente, aprendemos a hablar un nuevo idioma, el idioma de la palabra de Dios.

 

Lo interesante del idioma de la palabra de Dios es aprender que no hay nada que se repita en el Reino de los Cielos, es aprender que Dios quiere hacer cosas nuevas en nuestra vida, es decir, el principal enemigo del idioma que habla Dios es la rutina, a Dios no le gusta y no le interesa que nos acostumbremos a El, ni a la manera en como hace las cosas en nuestra vida, por el contrario, El espera que dependamos de El esperando cosas siempre nuevas y siempre frescas, El espera que nunca nos dejemos sorprender por las cosas que hace, ya que solo de esa manera lograremos crecer continuamente.

 

De hecho si lo observa, Jesús en su estancia por esta tierra, no sanó a 2 personas de la misma manera, cada vez lo hizo de manera distinta, ya que en cada ocasión se encontraba con alguien distinto, su manera de sanarlos y su manera de entrar en comunión con ellos era única e individual, Dios tiene esa capacidad de tener una relación única e individual con cada uno de nosotros, por lo tanto no existe una receta para tener una relación con Dios, ya que lo que le funcionó a la persona de a lado, probablemente no nos funcione a nosotros, el único común denominador es la lectura de la palabra, ya que es ahí donde Dios nos adiestrará de acuerdo a su Espíritu.

 

La cita de hoy es una que hace brillar mis ojos cada vez que la leo y que confirma lo que le platico, nos habla de la tremenda capacidad original y auténtica que Dios tiene para hablar con sus hijos, para responder sus preguntas y para actuar en sus vidas, pero vea como es que termina la cita, tiene una condicionante, dice “para los que le aman” y es por eso que muchas personas nunca llegan a esa dimensión de favor y autenticidad de beneficios de parte de Dios, ya que están mas enamoradas de lo que Dios puede hacer por ellas y de lo que Dios les puede dar que de Dios mismo.

 

Ese es el nuevo idioma que aprendemos a hablar cuando decidimos llevar una vida en Cristo, cuando aprendemos de Dios, cuando empezamos a entender su carácter, cuando aprendemos lo que le gusta y lo que aborrece y empezamos a amarle por lo que El es, lejos de amarle por lo que representa como beneficio o como limitante en nuestra vida.

 

Mi invitación de esta mañana es a que tome la decisión de aprender ese nuevo idioma, si es que nunca había decidido a hacerlo o bien si ya había decidido a seguir a Cristo como forma de vida, recuerde que nada en su vida a partir del momento de esa decisión será igual, que no habrá una receta secreta para hacer u obtener ciertas cosas, ni oraciones que funcionen para una u otra cosa (de hecho Dios advierte sobre las vanas repeticiones en la oración en el capítulo 6 del libro de Mateo), por el contrario aprenda que cada necesidad, aún cada agradecimiento es una charla nueva, fresca, sencilla y original que tiene un resultado exactamente igual, aprenda a decir si yo creo de una manera nueva, de hecho le invito a probar con un “Ja ich glaube” y declarar en su vida que cree que Dios hará cosas nuevas que ningún ojo ha visto y que ningún oído había escuchado hasta el día de hoy, como ve?, se atreve?.

 

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Un comentario

  1. Amén!, para la gloria de Dios…