El tema de las religiones es siempre uno muy controvertido, ya que lamentablemente va regido por lo que muchas personas opinan acerca de lo que dice la Biblia, eso en el mejor de los casos, pero en realidad muchas de ellas se basan en cosas que ni siquiera están escritas en la Biblia, sino basadas en su comodidad o en lo que ellas opinan de como deberían de ser las cosas, otras incluso están basadas en lo que alguien alguna vez dijo o hizo sin investigar si realmente era cierto y simplemente lo siguen haciendo por costumbre.

 

No es que una religión este bien u otra este mal, el objetivo de cualquier persona, ya sea en lo individual o en compañía de otras personas debería de ser el seguir y pretender la santidad en sus vidas, esta significa el apartar su corazón para Dios y pertenecerle a El antes que a cualquier otra persona o afición.

 

En el tema de la santidad es en donde aparece la religión, ya que muchas personas prefieren no acercarse a la iglesia (que no es lo mismo que una religión), porque creen que al acercarse ahí les prohibirán hacer esto u lo otro, no les permitirán llevar a cabo su vida social como lo tienen acostumbrado o tendrán que realizar actos o sacrificios que en realidad no tienen ganas o disposición para hacer.

 

La diferencia entre tener una religión y una relación con Dios es la palabra de Dios, en ella viene establecida su ley, sus promesas que son mas que las reglas que pudiéramos encontrar en ella, la diferencia radica entre lo que Dios opina y lo que otras personas opinan acerca de lo que podemos o no hacer de y en nuestra vida, de hecho la Biblia nos promete que Dios ha puesto dentro de nuestro corazón su ley, eso quiere decir que esa pequeña voz que muchos llaman conciencia, es en realidad la voz de Dios hablándonos acerca de lo que es justo y de lo que es correcto, de manera que al leerlo en la Biblia de nuevo, es una confirmación a lo que en el fondo de nosotros sabemos que esta bien o esta mal.

 

Por tanto, no hay algo que podamos decir que nos es prohibido, o algo que este mal, ni delante de Dios, ni delante de los hombres, la cita de hoy nos aclara precisamente eso, no hay nada que no nos sea permitido, pero en realidad no todo nos conviene, ya que puede atentar contra nuestra integridad o nuestra vida eterna, todo podemos hacer, pero no todo nos lleva a crecer y creo o entiendo que es el anhelo de todos el crecer y llegar a mas, no?.

 

Hace unos días reflexionaba acerca de la reunión que tuve con un amigo acerca de un negocio que quiere emprender y como se estaba preparando para ello, a lo que tras mucho pensarlo no pude evitar el twittear la siguiente frase: “La diferencia entre un soñador y un emprendedor, es que el segundo tiene un plan”.

 

Con lo anterior hago referencia a que muchas personas sueñan sin tener un plan y llega un momento en que se cansan de soñar, o bien, ven una oportunidad rápida y sin esfuerzo para realizar ese sueño y suelen ser capaces de cualquier cosa para lograrlo, aun sin que sea algo correcto o algo edificante.

 

El tener un plan es basar nuestras vidas en la palabra, en ella encontraremos guía, en ella entenderemos el como usar lo sobrenatural a nuestro favor, en ella sabremos cuando es el tiempo adecuado para invocar lo sobrenatural y tener la certeza de que sucederá, en ella tenemos la seguridad de nunca equivocarnos y vivir a prueba de errores, en ella sabremos que paso sigue en nuestras vidas.

 

Mi invitación de esta mañana es a dos cosas en específico, la primera es a que viva una vida libre de pensamientos religiosos, Dios no prohibe nada, en otras palabras Dios no le quiere cambiar, sino le quiere transformar, no hay nada que esté bien, ni que esté mal, simplemente pudiera estar cerca o lejos de su voluntad (de Dios), mas no es nada que no pueda ir corrigiendo todos los días y retomar el camino mientras aun tengamos vida, ya que eso quiere decir que seguimos siendo objeto de la misericordia de Dios y la segunda es a que si no lo ha hecho, comience a elaborar ese plan que necesita para su vida, deje de solo soñar y aprenda a hacer lo correcto y lo edificante, para que cada día pueda asegurar que los beneficios en su vida van en aumento y en dirección a la eternidad.

 

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