Hace poco mas de un mes tuve la oportunidad de venir a la Ciudad de México por motivos de trabajo y pude aprovechar para ir al concierto de la banda U2, nunca había ido a un concierto de ellos y nunca había visitado el famoso Estadio Azteca con capacidad según entiendo de 100,000 personas, que lugar tan impresionante!.

 

Al prepararme para ir al estadio, me percate por facebook que varios de mis amigos estaban también en la ciudad con motivo del concierto y a los que pude contacté con la intención de verlos aprovechando que estábamos todos en la misma ciudad, y me sucedió algo que le quiero compartir:

 

Una muy querida amiga me contactó al saber que estaba en la ciudad y me empezó a poner al día sobre su vida y me comentó que estaba yendo a la iglesia de nuevo y que estaba aprendiendo mucho de Dios, lo cual me dio un enorme gusto, ya que hace algunos años habíamos hablado en muchas ocasiones sobre su necesidad de hacerlo, me comentó que a diferencia de otras ocasiones, en esta, había decidido ir a una iglesia cristiana, que le gustaba mucho el como se compartía de la palabra, el que aprendía mucho, pero que en realidad no se acostumbraba y no entendía el porque las personas levantaban las manos y aplaudían al cantar alabanzas a Dios.

 

Me llamó la atención su comentario y me guardé la respuesta para cuando la viera en persona, al día siguiente me dirigí al Estadio Azteca con un buen amigo y me emocionó estar en ese enorme lugar, con tanta gente e incluso el sentir como se cimbraba el estadio ante los brincos de las personas, justo me llamó la atención un detalle, cada vez que el vocalista de la banda decía a la gente “manos arriba”, casi nadie tenía reparo en hacerlo, aunque no tuviera ningún sentido, al igual que para aplaudir.

 

Al día siguiente del concierto me encontré con mi amiga, tuvimos la oportunidad de ir juntos a la iglesia, cuando nos encontramos, nos saludamos y mi amiga me preguntó que me había parecido el concierto, ya que sabía que había sido mi primera vez en un evento de esa índole y magnitud, a lo que respondí lo siguiente: me encantó el concierto, fue interesante ver a tanta gente reunida, buena música, solo una cosa le dije, no entendí porque la gente levanta las manos y aplaude al cantar…

 

Obviamente mi comentario fue con toda la intención de hacer una comparativa acerca de su comentario de hace unos días y para poder explicarle la diferencia entre ambas situaciones, obvio no esta mal, ni tiene nada de malo el emocionarse en un concierto, el aplaudir y levantar las manos si uno así lo desea, pero tiene un gran sentido si lo hace uno para con Dios.

 

Muchas veces, solemos hacer cosas que no sabemos y no entendemos, y simplemente las hacemos porque otros las hacen, o no las hacemos porque nos sentimos incómodos, de hecho para muchos es incómodo el levantar  las manos a Dios en lugares donde se adora su nombre.

 

Como bien decía ninguna esta mal, pero sabía usted que a Dios le agrada que usted alce sus manos en señal de adoración, júbilo y rendición?, creo que usted y yo tenemos motivos suficientes para festejar a Dios, simplemente el recibir su misericordia diariamente a pesar de nuestra vida de pecado y poder despertar cada mañana es motivo de festejo y que mejor ocasión que para lazar nuestras manos a El y festejarle.

 

En otras palabras, Dios se agrada en que le adoremos y le festejemos de esa manera, y sabe, no es algo que solo tengamos que hacer en público, ya que no lo hacemos para agradar a otros, lo hacemos con la firme intención de agradar solo a Dios y a nadie mas, de hecho mis mejores momentos en presencia de Dios han sido a solas y extendiendo mis brazos a El, como si lo pudiera alcanzar físicamente.

 

Esta mañana le quiero invitar a que reflexione al respecto, hay muchas cosas que se hacen en ciertos lugares, no todas tienen un fundamento, e incluso he llegado a escuchar cosas como “en mi religión no hacemos eso”, cuando en realidad, Dios no es un Dios de religiones, todas las versiones de la Biblia dicen lo mismo, ya que son palabra de Dios, y todas ellas hablan de que Dios se agrada en que alcemos nuestras manos y le festejemos, le adoremos, le agradezcamos y le demos gloria con ellas por quien es El y por lo que hace de continuo en nuestras vidas, le invito a que lo intente en privado, tómese el tiempo de hacer las cosas a la manera de Dios y entre en una dimensión diferente para con Dios, entre en una dimensión en la que su obediencia y la disposición de su corazón a hacer su voluntad de Dios, tocan su corazón (el de Dios) y provocan su favor hacia usted, luego entenderá cuantas personas agradecidas y contentas hay para con Dios y se podrá sumar a ellas, entendiendo el sentido de festejarle como a El le agrada.

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