El recibir el perdón de Dios es una de las cosas mas importantes que necesitamos, de hecho, es algo que Dios nos da oportunidad de recibir cada día, por ello mismo declara en  su palabra que sus misericordias son nuevas cada día, porque no importa cuantas veces pequemos, siempre tendremos la oportunidad de ser limpiados de nuevo, obvio, siempre y cuando no incurramos en el descaro, no tanto porque Dios lo condene o lo cuestione, sino porque para poder recibir el perdón de Dios tenemos que tener un arrepentimiento genuino, y si pecamos con descaro, es imposible que nos arrepintamos de tal manera.

 

La Biblia es la palabra de Dios y es la verdad acerca de todas las cosas, esta se complementa con la revelación que recibimos del Espíritu Santo que nos guía no solo en el entendimiento de la palabra, sino en como ponerla por obras, pero hay un pequeño factor que depende (en mi opinión) de nosotros para poder entenderla y ponerla en práctica adecuadamente.

 

Ese factor del que le hablo, tiene que ver con el hecho de que la mayoría de las personas solemos tener una relación con Dios limitada a nosotros mismos, es decir, oramos por nosotros, pedimos por nosotros, e incluso nos arrepentimos solo de nuestros pecados, todo lo que tratamos con Dios se trata por lo general solo de nosotros.

 

Obvio, no puedo generalizar, pero estoy seguro que así sucede con la gran mayoría de las personas, y no porque lo suponga o lo sospeche, sino porque suelo platicar con muchas de ellas y entiendo perfectamente como es su relación con Dios.

 

Lo interesante de Dios es que El tiene una visión universal, global, que lo contempla todo y nos da la oportunidad de hacer exactamente de la misma manera si así lo queremos, incluso en beneficio propio (ese es el factor).

 

En las pasadas semanas Dios me ha hablado mucho acerca de las maldiciones generacionales, que son aquellas que vienen de nuestros padres, nuestros abuelos y las generaciones previas y que son aquellas que a veces entendemos como hábitos o cosas que simplemente entendemos como normales en nuestra vida, que siempre han estado ahí, es más, algunas ni siquiera las entendemos como pecado o como maldición, ya que viven con nosotros y en nosotros y que una vez que las identificamos, no sabemos que hacer con ellas o como orar por ellas.

 

La realidad es que solo ampliando nuestra visión y saliendo un poco de nosotros mismos, es como podremos identificar estas maldiciones y orar por ellas y es cuando no las vemos como consecuencia de nuestro pecado, que podemos orar por ellas con autoridad y muy probablemente nos sea necesario incluso pedir perdón en nombre de las generaciones previas a nosotros para poder cortarlas de raíz.

 

Suena asombroso que algo que haya hecho alguien mas en un tiempo previo a nosotros pueda tener impacto y efecto en nosotros y aún en las generaciones venideras, no?, pues aún mas poderoso es que podamos eliminarlas de nuestras vidas y prevenir a las generaciones futuras de estos males, genial!.

 

Al levantar nuestra vista y al empezar a ver las cosas de un nivel mas alto y mas amplio que nosotros mismos, es que podremos ver las oportunidades que Dios nos pone a la mano, dejaremos de pedir por cosas sencillas y vanas y empezaremos a orar como dice la misma Biblia, “como conviene”, ya que dejaremos de pensar que nuestra relación con Dios se trata solo de nosotros y que en realidad se trata de Dios y de como es que nosotros giramos alrededor suyo, para poder exaltarle.

 

Ciertamente vivimos tiempos difíciles, en México especialmente, ya que nos encontramos en una época de gran violencia, y he visto y escuchado a muchas personas orar y pedir por protección para si mismas y a otras muchas orando en contra de la situación, y créame, he orado también en muchas ocasiones con respecto a esta situación, hasta que pregunté a Dios como poder verdadera y efectivamente orara para que esta situación cambie, y la respuesta fue sencilla y directa, Dios respondió: “ampliando tu visión”.

 

De inmediato recordé la cita de hoy, recordé que tenemos la opción y la autoridad para interceder por nuestro pueblo, entendernos como parte de una generación y clamar a favor de todos los que pasamos por esta situación, pero más importante aún, el entendernos como parte de esta generación y clamar por perdón por cada uno de los integrantes de la misma, es decir, humillarnos como un pueblo, aún cuando no seamos nosotros personalmente quienes pequemos en violencia, dolernos por aquellos que posiblemente actúen de manera violenta sin entenderlo, porque simplemente esta en ellos y posiblemente sea consecuencia de sus generaciones previas, clamar para que todos podamos llegar a ese arrepentimiento genuino, dejar a un lado a nuestra persona y recibir un beneficio para la generación en la que vivimos y hacer verdadera la palabra de Dios a una dimensión mas amplia que simplemente nuestra persona en lo individual.

 

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2 Comentarios

  1. La bendición sea derramada para México, soy de Ecuador y acá la realidad no es muy diferente que digamos, pero apegados a Dios y sus promesas y el ampliar la visión podremos pedir lo que conviene…
    Rene, continúa con estos devocionales que son de mucha edificación para quien lo lee, porque palabra de Dios llegó a tí.