Hay ocasiones en los que los problemas llegan a nuestra vida sin invitación y de repente nos encontramos en medio de un mar de dudas y de que hacer al respecto, lo mas normal y lo mas común es orar a Dios para que esta situación termine y los problemas se vayan de nuestra vida, pero… que es lo que sucede cuando los problemas no se van?, que sucede cuando pareciera que Dios no nos escucha?, nos vamos a conformar con un “Dios por algo hace las cosas” y nos vamos a resignar a sufrir?.

 

Lamentablemente muchas personas suelen vivir de esta manera, simplemente sobreviven soportando su situación y tolerando la aflicción una y otra vez, y creen que este sufrir fue la “cruz” que les tocó cargar.

 

En definitiva Dios si por algo hace las cosas, pero le aseguro que ese “algo” es algo que quiere compartir con nosotros y mas importante que nada, que junto con el problema nos ha dado la solución, solo que no siempre quiere que aprendamos a erradicar el problema de nuestra vida y no siempre quiere que oremos para que desaparezca, sino que quiere hacer en nosotros como hace con las ostras.

 

Las ostras suelen tener el control de su ambiente y saben perfectamente que es lo que pasa en ellas, hasta que en un descuido entra un pequeño grano de arena en su interior y rompe con toda la armonía de su existir, cuando pienso en esto, me lo imagino similar a cuando nos entra una basurita en el ojo y nos incomoda, pero en la ostra, esto tiene lugar en el centro de su ser, imagínelo!, que incomodidad!.

 

Debido a la constitución física de la ostra, le es imposible echar de si a ese pequeño grano de arena y por mas incomodidad que sienta, tiene que aprender a vivir con el grano dentro de si, y debe de ser algo difícil ya que dentro de la ostra todo es suave y terso, pero el grano es áspero e incómodo.

 

Ya que la ostra no puede hacer nada contra este incómodo visitante, lo que hace es secretar sustancias que hagan que sea menos el efecto de la presencia del grano, algo similar al lagrimeo en nuestros ojos cuando tenemos una basurita, y esta sustancia se va adhiriendo alrededor del grano de arena, este proceso puede durar años, pero el resultado al final del proceso es una flamante y grandemente apreciada perla.

 

Las perlas son bien conocidas por su belleza, por su dureza y su brillo, hay quienes pagan sumas altísimas por poseer una perla ya que no solo son bellas sino perfectas en su forma, color y consistencia.

 

En ocasiones Dios permite que pequeños granos lleguen al centro de nuestra comodidad y asegura que ese grano no pueda salir de nosotros, y por mucho que oremos, no quitará de nosotros esa incomodidad. En definitiva Dios no quiere hacernos sufrir, y no quiere vernos afligidos, Dios quiere que saquemos lo mejor de nosotros (que obvio es dado por El) y que aprendamos a encapsular ese mal, de manera que eso que hay en nosotros haga que eso malo e incómodo se convierta en algo bello y de gran valor.

 

El secreto esta en dejar de quejarnos, en dejar de sufrir por algo que no podemos remediar, el dejar de estar pensando todo el tiempo en como es que se grano de arena en nuestra vida nos incomoda, y que tomemos un momento en silencio y preguntemos a Dios cual es el propósito de esta aflicción y lo convirtamos en un reto.

 

Con esto no le digo que Dios mismo bajará del cielo y le dará la respuesta (tal vez lo haga, no se cierre a la idea), pero le comparto con conocimiento de causa, que pondrá a si alrededor herramientas, personas, habilidades y un sinnúmero de cosas que a simple vista no notaríamos para ayudarnos a convertir ese grano de arena en una perla, es decir en algo de gran valor.

 

En mi opinión y experiencia personal, algunas perlas en nuestra vida son el perdón verdadero y absoluto, la sujeción a la autoridad, la obediencia, cosas por las que Dios dio su vida, es decir, podemos pasar por desilusiones una y otra vez y no es que la gente a nuestro alrededor nos falle, sino que repetidamente Dios nos de la oportunidad para que clamemos a El y pidamos ponga en nosotros esa capacidad de perdonar verdaderamente y que probablemente solo de esa manera podamos entender ese asombroso sacrificio en la cruz, no le digo que así vaya a ser, pero le aseguro que es una de las maneras que Dios puede usar una situación como esta.

 

Cuando medito en esto, me imagino que a Jesús al venir al mundo le sucedió igual debe de ser incómodo dejar de ser todopoderoso y hacerse voluntariamente limitado como hombre y no solo eso, sino el no ser reconocido por los hombres y encima de eso ser despreciado, vaya grano de arena!.

 

No solo tuvo que vivir 33 años de esa manera, sino que encima tuvo que visualizar el pecado de toda la humanidad y pagar su precio, no ha de haber sido cosa fácil, por ello me maravillo como al estar en el huerto de Getsemani oró al Padre y aceptó la incomodidad de la cruz y dio paso a la creación de la perla de mayor valor en el universo, la salvación del hombre, cosa que nadie mas pudo dar ni asegurar mas que Dios mismo haciéndose hombre y colgándose de la cruz.

 

Una de las cosas mas importantes que debemos de observar es que Jesús no vino mas que a poner ejemplo de lo que somos capaces de hacer cuando El esta en nuestra vida y que mas allá de hacer grandes hazañas tenemos la capacidad de tomar decisiones a favor de lo correcto, lo agradable a Dios y lo eterno, tenemos la capacidad de permitir dejarnos incomodar por pequeños granos de arena y que sea El quien los convierta en perlas preciosas dentro de nosotros y nos haga generadores de valor.

 

Mi invitación esta mañana es a que deje de sufrir por las situaciones incómodas en su vida, pero tampoco se conforme con que a lo mejor “Dios por algo las permitió”, tome tiempo pida respuestas, deje de ver el grano de arena y visualice la perla que viene.

 

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