Hace poco, un amigo muy cercano oraba a Dios acerca de un trabajo, y oraba con desesperación, obviamente oraba porque necesitaba el trabajo, pero por el otro lado oraba porque anhelaba tener una respuesta tangible de Dios, recuerdo en varias ocasiones haberle dicho se tomara las cosas con un poco mas de calma, pero el estaba convencido de que necesitaba una respuesta de Dios.

 

Dejé de ver a mi amigo un tiempo, y luego me enteré de que Dios le había concedido lo que había pedido, ya que consiguió un trabajo y no solo eso, sino que recibió la respuesta completa de Dios, lo sacó de su entorno, lo llevó incluso a otra ciudad y lo rodeó de favores, le dio un puesto con autoridad e influencia y un puesto en el que a pesar de ser nuevo tenía mucha libertad para actuar libremente y darle su toque personal.

 

Poco tiempo después tuve la oportunidad de visitar a mi amigo y fuimos a tomar un café, y tuve oportunidad de preguntarle como es que le iba en su trabajo a lo que me empezó a responder con una serie de quejas y cuestionamientos, al grado que llegó a pensar en dejar dicho trabajo, ya que me comentaba que incluso pasaba tiempo sin hacer nada y se aburría (wow, creo que todos quisiéramos un trabajo con un poco de tiempo libre y que nos pagaran bien, no lo cree?).

 

Ante su malestar y su queja, tuve que detenerle y hacerle un par de preguntas, tuve que cuestionarle si en realidad este trabajo había sido una respuesta de Dios a su oración como me lo había comentado o si simplemente había aceptado el primer trabajo que le habían ofrecido.

 

Después de un tiempo de platicar e indagar en su situación, me di cuenta que aunque mi amigo reconocía que era Dios quien le había dado ese trabajo, no se había tomado el tiempo de invitar a Dios a ese trabajo y menos había asegurado que la presencia de Dios estuviera con el en ese lugar.

 

Una de las cosas que solemos hacer es tener una relación con Dios a corto plazo, es decir, nuestra oración se parece mas bien a un pedir constante que a una charla con nuestro Creador y Salvador, y esta basada en nuestro pasado, y en nuestro futuro inmediato, de hecho no somos capaces de pensar en un futuro a mediano o largo plazo y en las cosas que pedimos, no consideramos la eternidad de Dios, ni la eternidad que pasaremos en su presencia, por tanto no damos oportunidad a que todas y cada una de las características de la personalidad de Dios tenga su efecto en nosotros y en las cosas que El da a nuestra vida y pone en nuestro camino.

 

Por eso me emociona leer sobre Abraham, El entendía muy bien esto, de hecho me llama la atención que Dios le enviara miles de años antes de que el pueblo de Dios (Israel) habitara la “tierra prometida” a esa tierra prometida, a habitarla por un tiempo, y sabe por que lo mandó Dios ahí?, muy sencillo, Abraham se aseguraría de levantar un altar, es decir un lugar de oración y adoración a Dios y asegurar que la presencia de Dios estuviera y permaneciera en ese lugar, Abraham entendía bien el concepto de la eternidad y la fidelidad de Dios, y sabía que lo que el hiciera, tendría un efecto mas allá de su futuro inmediato, sin saberlo a detalle, estaba santificando un lugar para que fuera la morada del Pueblo de Dios, quien posteriormente le edificaría una casa a Dios no muy lejos de ese lugar y en el que aun el día de hoy permanece su presencia (la de Dios) de manera constante tal como lo prometió Dios a su pueblo, en lo que ahora conocemos como “el muro de los lamentos”.

 

Por tanto aconsejé a mi amigo y le recomende que tomara un tiempo y estableciera el Reino de Dios en ese lugar y que hiciera como Abraham, que asegurara la presencia de Dios en ese lugar y que no perdiera la oportunidad para invocar el nombre de Dios ahí en su lugar de trabajo, que llevara una Biblia, y que leyera en ella, en esos tiempos libres que me mencionaba, que en definitiva, si Dios le había dado ese trabajo, también le daría la oportunidad de disfrutar a aquel quien se lo dio y a hacer el efecto de su regalo permanente en la vida de mi amigo y que se yo, posiblemente por las personas que serán impactadas por lo que Dios haga en la vida de este amigo mío.

 

La invitación de hoy, mas que una invitación es un recordatorio, a que tome conciencia de que todo aquello que pedimos a Dios y El nos responde y lo da, lo hace con un propósito eterno, que su favor va mas allá de nuestro presente y nuestro futuro inmediato, tiene aun impacto en nuestras generaciones futuras y por ello, tenemos que asegurar la presencia de Dios en todo lugar, pero mas aun en los lugares donde El nos envía, es un recordatorio a ser agradecidos y no simplemente darle gracias a El por lo que nos da, sino a invitarle a ese lugar, a establecer su presencia ahí, no solo para que nos vaya bien, sino para que podamos recibir y ver multiplicar las obras hechas por la mano de Dios desde el flanco que nos envió y entregó en las manos.

 

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