Provocar un pleito es una de las cosas mas sencillas que existen, solo es necesario abrir la boca y listo!.
La mayoría de nuestros pleitos y conflictos inician en una opinión, ya sea sobre el clima, sobre la política o bien sobre religión (aunque esto no tenga que ver con Dios).
Es impresionante como las personas tenemos esa necesidad de reconocimiento, y de que nuestro comentario u opinión sea reconocido, de como ponemos valor en que nuestras palabras tengan un resueno en las mentes y corazones de otros, y como si esto no sucede nos puede afectar de gran manera y llevar a la frustración y provocar una discusión.
Lo interesante de este asunto, es que en la mayoría de los casos, el objeto de nuestra discusión pierde importancia y la gana el hecho de tener razón, es decir, perdemos toda objetividad pues de hablar sobre algún tema, terminamos hablando de nosotros y dejamos notar nuestra falta de autoestima y atención de otros que tenemos.
Por eso es que la cita de hoy nos dice que cualquier tonto inicia un pleito, ya que en muchas ocasiones, la causa del pleito o discusión tiene que ver con defender su inteligencia, su conocimiento y su orgullo, lejos de discutir sobre algún tema en específico.
La parte medular de la cita de hoy, tiene que ver en la parte del que evita, ya que la entiendo como aquel que admite que no lo sabe todo acerca del tema que se discute y prefiere ir a investigar sobre ello, para tener una opinión mas acertada.
Es por eso que se dice que sobre política, deportes y religión no se debe de hablar porque siempre se termina en discusiones y quien lo haya dicho tiene razón, ya que en la gran mayoría de los casos, son temas sobre los que no se tiene el conocimiento necesario como para emitir una opinión objetiva, mas los que hablan de ello, hacen como si tuvieran los fundamentos necesarios para hacerlo.
Ay personas que se creen sabias por dejar de pelear, pero en realidad no hacen otra cosa que imponer un juicio sobre su interlocutor con lo cual se posicionan a sí mismas sobre esa persona (en otras palabras las juzgan de locas) y creen que por ello son mejores personas, la realidad es que la mejor solución a cualquier conflicto es el conocimiento, me emociona ver como Jesús no evitaba la contienda ni el conflicto, pero siempre lo enfrentaba con el conocimiento de la palabra de Dios, ya que contra esa no hay argumento, es decir sus palabras evitaban el conflicto ante el establecimiento de la verdad.
Los fariseos eran aquellos que se decían los estudiosos de la ley y que vivían de acuerdo a ella, pero en realidad, estaban tan enfocados en como otros veían que ellos cumplían la ley que se olvidaban de aquel que la había escrito, estaban tan enfocados en sus propios pensamientos y en lo que los demás veían de ellos que se olvidaban de Dios, por ello les era muy fácil entrar en discusiones, pero Jesús nunca discutió con ello, ni permitió le refutaran lo que decía, ya que sus palabras estaban sustentadas en la verdad de la palabra de Dos.
Por tanto, es mi invitación de éste día a que reflexione acerca de sus palabras y de en cuantas ocasiones ha provocado un pleito o formado parte de el, a causa de su propia opinión y de cuantas veces el objeto de la discusión ha perdido importancia ante la necesidad de ganar un argumento, para que en ello pueda darse cuenta como es que a veces nos peleamos con Dios mismo y consideramos que nuestra opinión y nuestra necesidad es mas importante que su verdad en general y para con nuestras vidas.
Mi invitación es a que haga el hábito de detenerse antes de hacer o participar en una discusión y medite acerca de si tiene los fundamentos necesarios para establecer la verdad y si no los tiene, puede opinar, siempre y cuando aclare que es su opinión de manera que aprenda a ser sabio en su prudencia.