Los Salmos ciertamente son de mis favoritos en la Biblia, en ellos encuentro muchas cosas que se parecen a mi vida y circunstancias cotidianas que son vigentes desde los tiempos en que fueron escritos hasta la eternidad.

 

Me encanta que Dios haya escogido a David y ponerlo como Rey sobre Israel y no solo eso, sino hacerle el Rey mas mencionado después de Jesús en la Biblia!, eso me emociona!, David no tenía nada de especial, era solo un muchacho cuando Dios le ungió Rey,  y así como a usted y a mi nos prometen muchas cosas cuando somos jóvenes y ven en nosotros ese potencial de lo que algún día podemos ser.

 

Una realidad es que David jamás aspiró siquiera a ser Rey antes de que Dios le llamara y le ungiera, mas creyó en Dios y a pesar que tuvo que esperar casi 17 años desde el día que fue ungido hasta que se sentó en el trono, nunca dejó de creer.

 

La diferencia entre David y muchos de nosotros es una y es sencilla, David conocía el corazón de Dios y veía el hecho de ser Rey como una parte de la bendición y un escalón en su vida a alcanzar y subir y no una meta.

 

Nosotros hoy en día vemos las bendiciones como metas y no como medios y etapas de nuestra vida, pedimos bendición, pero no visualizamos que es lo que haremos con ellas, es decir, pedimos algo y lo pedimos tanto que tal vez pensemos en disfrutarlo, pero no vemos como usarlo a futuro y como esa bendición nos puede llevar a la siguiente y así sucesivamente.

 

Hace algunas semanas le hablaba de como es que en ocasiones hablamos de Dios y no solo en conversaciones, sino aun en las predicas de las iglesias como si Dios no estuviera presente en ese lugar, nos olvidamos de su omnipresencia y nos olvidamos de su omnipotencia, es decir incluso oramos a Dios como si no estuviera aquí y como si en realidad dudáramos de que tiene el poder de hacer aquello que pedimos.

 

Por eso me emociona leer los Salmos!, David tenía esa conciencia de que Dios estaba en todo lugar, aun cuando este pecaba y sabía que Dios es como el sol, que aunque nos escondamos de El, por algún lado nos alcanza su brillo y que si tenemos esa conciencia de El, también nos será como escudo, que no importa lo que enfrentemos no nos hará daño si nos hacemos acompañados de Dios.

 

La Biblia habla de que David tenía un corazón para Dios, esto no le quitó de pecar y de equivocarse, aun siendo Rey y no solo eso, el Pueblo de Israel fue testigo de su pecado, pero eso no era importante, lo verdaderamente importante es que David sabía en su corazón que había hecho mal y recurría a Dios diariamente a ser limpiado y corregido por El, de manera que su grandeza no ha podido ser menguada por los siglos posteriores a su época.

 

Le invito a que reflexione en la cita de hoy, haga como David quien hizo de Dios su verdadero acompañante, de día y de noche y aun de noche, así como el sol se refleja en la luna, David veía a Dios por medio de las cosas y las personas que le rodeaban, ello le ayudó a tratar de llevar una vida de integridad y de gran excelencia, también le invito a no ser limitado en su oración y en sus peticiones, no pida cosas pensando en ellas como una meta, usted merece una corona como David, obvio la merece por misericordia y por gracia, pero esa corona, es una etapa, la Biblia nos enseña que llegará un día en que la tendremos que echar delante de los pies de Dios para reconocerle como Rey de Reyes, es decir, aun una corona no es una bendición sino una etapa dentro de una vida de bendición.

 

Por tanto, recuerde que Dios lo único que anhela es bendecirle al grado que usted refleje su luz admirable, y para ello tiene que ser tratado por El, pero no como si fuera algo ajeno o algo rutinario, por el contrario, como algo diario, cotidiano, continuo, no religioso, algo donde lo mas común sea la excelencia de Dios reflejada en usted y en mi.

 

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Un comentario

  1. Gracias, bellisimo mensaje!!