Normalmente se suele decir que de política y religión no se debe de hablar, porque es difícil que se llegue a un acuerdo y si, quienes dicen esto tienen razón, cada persona tiene su propia opinión acerca de la política y cada persona tiene su propia opinión acerca de lo que cree, o de lo que le dicen que crea, o de lo que su religión profesa, lo interesante es que las personas confunden el hablar de religión con el hablar de Dios, ya que esas, son 2 cosas muy distintas.

 

La religión es un conjunto de parámetros y reglas que un determinado grupo de personas deciden creer, lamentablemente en muchas ocasiones estos parámetros y reglas tienen que ver mas con su comodidad o su conveniencia que con Dios, y no es que esté mal, y no es que los critique, ya que no soy nadie para hacerlo, pero me preocupa que cuando las personas se dicen parte de una religión, esto no hace mas que medir a las personas y medirse a sí mismo en términos de piedad, hay quienes creen que pertenecer a una religión los hace “buenos” o “menos malos”.

 

De hecho las religiones son la herramienta perfecta para justificar sus actos, hay quienes caminan por la vida diciendo que desde que decidieron seguir o pertenecer a cierta religión, han cambiado y son mejores personas que otros, y pasan todo el tiempo comparándose con su pasado, como si en realidad lo pudieran medir y como si en realidad esto les garantizara un lugar en la eternidad, hay muchas cosas que las personas creen que no los llevan delante de nadie, mas que de su propia conciencia.

 

Me llama la atención que las religiones se tratan siempre de que logremos “ser buenos” y por lo general se traten mas de nosotros mismos que de Dios, se supone que nuestra vida debería ser Cristocéntrica y no Yo-céntrica, es decir, nuestro tiempo de oración y de intimidad con Dios se debería de tratar de El y no de nosotros y no solo creo, sino estoy seguro que nuestra oración se encuentra compuesta en un 90% de la palabra Yo y de todas sus variantes.

 

En otras palabras, las religiones desafortunadamente se tratan de como Dios nos acomoda a nosotros, de como podemos ser beneficiados por las cosas divinas, y de como ese conjunto de cosas nos hacen “buenos”.

 

Lo interesante es que Dios pretende todo menos que seamos “buenos”, al menos por medios propios, lo que Dios verdaderamente anhela de nosotros es que seamos “santos” y con santos se refiere a que seamos apartados para El, pero no como lo creen muchos y lo identifican a que seamos sacerdotes, monjas o pastores, y que pasemos el tiempo metidos en una iglesia o de misioneros por el mundo, sino mas bien que nuestros corazones sean apartados para El, es decir que lo que haya en nuestro corazón, sea un gran espacio donde El habite, pero no como alguien ajeno, sino como alguien que rija nuestras vidas.

 

Luego hay quienes piensan que tenemos que ser “buenos” para poder ir delante de Dios, cuando no saben de la oportunidad que se pierden, creo que el mejor momento de nuestras vidas para ir delante de Dios es cuando peor estamos, cuando el pecado nos sobrepasa, y es en ese momento cuando podemos ir con toda honestidad y sinceridad delante de Dios y clamar a El, no solo a pedir perdón, sino a reconocer que nos es imposible dejar de pecar y que no podemos con ese pecado, es en el momento que nos confesamos culpables e impotentes, que recibiremos verdadera misericordia, porque lejos de tener apariencia de piedad (que parezcamos buenos), habremos hablado por primera vez con la verdad delante de Dios a quien no podemos engañar, y es en ese momento que El actúa en nuestras vidas y las transforma.

La cita de hoy nos habla de eso, Jesús lo dijo muy claro, El no viene por los buenos, y que no pecan, El vino por quienes vivimos en pecado y lo reconocemos, y que por medio de El somos transformados día a día y conforme dejamos que El nos transforme, nos acercamos cada día mas a ser santos, es decir apartados para Dios.

 

En otras palabras, no es que podamos de la noche a la mañana decidir entregarle por completo nuestro corazón a Dios, obviamente sería ideal, pero nuestro corazón esta tan lleno de afanes, ideas y opiniones que nos cuesta trabajo hacer un verdadero espacio para El, pero no se preocupe, eso lo sabe El de antemano, por eso se aseguró de dejárnoslo dicho en su palabra, para que no esperemos a ser buenos para poder venir delante de El, sino para que vengamos tal como estamos, reconociéndonos como pecadores, para ser limpiados y transformados por El, y no solo una vez, sino todo el tiempo, ya que El entiende que somos incapaces de dejar de pecar, recuerde que El nos creó y sabe nuestras debilidades, y de esa manera haga El cada día mas su efecto en nosotros y nos lleve a vivir la vida que planeó para nosotros.

 

Mi invitación del día de hoy, es a que deje a un lado sus pensamientos religiosos, es decir, si no esta seguro que lo que cree esta respaldado en la Biblia, o si sus creencias le acercan mas a “ser bueno” que a Dios mismo, vaya delante de Dios, así como esta y pídale respuestas, hable claro con El y declárese pecador, e incapaz de dejar de serlo, pida por misericordia, recíbala y sea transformado día a día.

 

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