Es un hecho que la muchas personas solo se acuerdan de Dios cuando están en problemas y no es que se acuerden de El, sino que se acuerdan de quien les puede dar una respuesta y una solución a sus problemas. 

Hace unos días publiqué la siguiente frase en mi muro de Facebook: “La Biblia nos promete que todo le es posible al que cree, el problema radica en que muchos creen cuando tienen problemas y creen en soluciones a su problema, no en un Dios que tiene planes mas allá de lo inmediato y efímero”.

 

No es que esté mal el solo acordarse de Dios cuando estamos en problemas, al menos ya es un comienzo, hay quienes ni siquiera en esa situación se acuerdan de Dios, y solo le usan para culparlo de su desventura.

 

David el Rey tenía un profundo conocimiento del corazón de Dios, esto no le eximía de pecar, de hecho es uno de los hombres que mas me llama la atención en la Biblia ya que fue un hombre transparente por medio del cual Dios nos permite ver y entender que la santidad no es algo que se lleve puesto día a día, la santidad no se mide por nuestros actos y no se nota en nuestro rostro, sino nos permite entender que la santidad es algo que se persigue minuto a minuto y que como hombres estamos expuestos a pecar, y tendremos consecuencia por ese pecado que cometamos, pero no nos aleja de ser santos y poder renovarnos día a día, llevar nuestro pecado delante de Dios y ser perdonados de nueva cuenta cada mañana, tener la oportunidad de empezar frescos y limpios cada día.

 

Por tal me emociona leer los salmos que escribió David, ya que me llenan de aliento, me enseñan a perseverar en las grandes luchas, me enseñan a celebrar las victorias de Dios, me enseñan a temer al Padre y me enseñan a recurrir al Padre en momentos de angustia.

 

He aquí el secreto que tal vez nadie le había contado, resulta que Dios no solo nos va a ayudar porque es un Dios bueno y porque nos ama, obvio si es uno de los motivos mas fuertes, pero el otro motivo y uno que dejamos pasar de largo en muchas ocasiones y no nos damos cuenta, es que por medio de vencer a la angustia, la prueba, el peligro y toda cosa que nos aceche, Dios muestra su poder y deja de nueva cuenta claro quien es el creador del universo y el todopoderoso, es decir, se glorifica en todo lo que hace y aun mas venciendo al mal.

 

Esto David lo tenía mas que claro, por ello venía cada día delante del Padre, exponía si debilidad, su fragilidad como hombre, su tendencia al pecado y se declaraba impotente e incompetente para poder contrarrestarlo, reconocía que a pesar de ser débil ante el pecado, era algo que en su corazón había consentido por lo que se declaraba culpable por sus actos y los reconocía delante del Padre.

 

Es en el momento que confesamos delante de Dios nuestra naturaleza y reconocemos delante de Dios nuestros actos, que damos paso a que El actúe en nuestras vidas, antes no, y es ahí cuando El ejerce todo su poder y resuelve las cosas, pero con un solo fin el establecer quien es el verdadero Rey de Reyes y cuanto dependemos de El, cuando por reconocer primero nuestro pecado y después tener conciencia de que no solo fue borrado, sino perdonado y con ello lavado de nosotros que podemos lucir nuestra nueva investidura como señal de su gloria.

 

Así como es cierto que solo solemos acordarnos de Dios cuando estamos en problemas, también es cierto que pocas veces le reconocemos genuinamente en nuestros logros y en nuestros triunfos, y es un hábito que podemos generar, y el primer y mejor paso para hacerlo es cuando estrenemos misericordias, es decir, reconocerle cada pecado que nos ha perdonado y con el cual ha triunfado por encima de el enemigo que nos acecha.

 

El día de hoy le quiero invitar a que tome la misma actitud que David, tome el hábito de ir día a día delante de Dios, entregue su pecado, si le cuesta trabajo hacerlo, solo tome una Biblia con concordancia y busque aquellos temas en la Biblia de los que no esta seguro que son desagradables a Dios y encuentre la opinión de Dios acerca de su manera de vivir, ahí aprenderá a entender sus actos como pecados, luego, reconozca que ante muchos de estos actos no tiene control y que no pudo haberlos evitado con voluntad propia y permita que el Padre le perdone y los borre, cuando haya sido limpio, reconozca que por si solo jamás hubiera podido llegar a este estado y reconózcale a Dios el hecho de que es hecho nuevo y limpio, solo en este momento es cuando esta usted verdaderamente cumpliendo la voluntad  de Dios y haciendo las cosas de acuerdo a su plan, de esa manera aprenderá a vivir bajo la constante misericordia de Dios, estando tan limpio que su gracia le venga por consecuencia y todo lo que usted haga, le de gloria al único  que la merece, como ve?, lo quiere intentar?.

 

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