Una de mis citas favoritas en la Biblia es Hebreos 11:1, que dice: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve», me emociona pensar que la fe tiene que ver con lo que hay en mi mente y en mi corazón y que puede suceder en cualquier momento, si le doy oportunidad a Dios a que lo haga.

Uno de los secretos para tener fe y saber que esperar y que no, consiste en conocer a Dios y saber cuales son las cosas que puede hacer y las que en definitiva nunca hará, es decir, Dios es todopoderoso y lo puede hacer todo, pero el es fiel a su palabra y a su voluntad y aun siendo todopoderoso, jamás hará cosas que vayan en contra de sus principios y las cosas que El definió como desagradables, inmundas o pecaminosas delante de sus ojos.

Diario me encuentro con personas que dicen creer en un «ser supremo» que quiere cosas buenas para nosotros y nos «invita a hacer el bien» y lo mas interesante, es que dicen tener fe en éste ser supremo con el cual no tienen ningún tipo de relación, pero entonces como tienen fe en el?, si no le conocen, si no saben lo que puede hacer por ellos o lo que no hará?, como saben que esperar de el?, si ni siquiera conocen su nombre y no saben como llamarle!.

Suena duro decirlo, pero estas personas en definitiva no creen en Dios, ya que Dios es todo menos un ser ajeno a nosotros, El promete un sinnúmero de beneficios para sus hijos, y para ser sus hijos tiene que ser como sucede en una familia, ser cercanos y saberse de la misma carne.

Le ha pasado que se encuentra en una situación económica difícil y piensa recurrir a sus padres por un préstamo?, por que recurre a ellos?, porque sabe o mínimo sospecha de su manera de vivir que tienen ese dinero para prestarle, no se los pide sin saber, sino que conoce si son administrados y sabe sobre sus hábitos de ahorro, no?, con Dios no sucede distinto, si conoce a Dios y sabe lo que hace y como lo hace sabrá que pedirle, ya que conoce las dimensiones de las cosas que puede hacer o no por usted.

La cita de hoy nos habla de la fe como un don espiritual, es decir, adicional al conocimiento de Dios que pudiéramos tener y a creer en su característica de ser todopoderoso, Dios nos puede dar por medio de su Espíritu Santo un don que venga directamente su corazón y que nos de una certeza de cosas para esperar y estar confiados en cosas mas allá de las comunes, que nos ayudan a creer y confiar no solo por nosotros sino incluso por otros, nos da una revelación especial sobre los asuntos de nuestro Padre y como si perseveramos en esa fe, veremos cosas asombrosas y sobrenaturales cumpliendo el principal requisito de Dios, el verdaderamente creerle y darle su lugar como Dios.

Por tanto, no me asombra el hecho de que el siguiente don que menciona este pasaje, es el de las sanidades, es decir, que Dios por medio de su Espíritu Santo manifestado en nosotros, pueda dar sanidad a las personas, así como Jesús lo hizo y prometió que nosotros lo podemos hacer también, el que simplemente podamos imponer nuestras manos sobre alguien en enfermedad, obvio guiados por el Espíritu Santo y que podamos invocar el nombre de Jesús y creer que Dios por medio de su Espíritu sanará a esa persona y que suceda!.

Se que dirá, fácil de decir e incluso romántico, pero difícil de llevar a cabo, pero sabe, en realidad no lo es, Dios no nos lleva a hacer cosas imposibles, sino a testificar cosas imposibles, en otras palabras, no somos nosotros los que llevaremos a cabo sanidades, sino que Dios nos permite ver y comprobar como es que por medio de su nombre invocado y nuestra fe, El da salud a cualquier enfermo.

Entre mas pienso en ello, mas entiendo porqué Dios los llamó dones, ya que no son para cualquiera, y no se confunda, no hablo de que sean solo para los «muy espirituales», sino que hablo de que no cualquiera que «crea que hay un ser supremo» podrá ver la gloria de un Dios majestuoso y espectacular, si así fuera, sería como si la Reina de Inglaterra, quitara un lugar de su mesa a uno de los Lores que tienen un título nobiliario por generaciones y sentara a un turista en ese lugar, de la misma manera Dios tiene las manifestaciones de su Espíritu para sus hijos y de entre ellos para los valientes que se atreven a creer en lo que hará en el entendido que aun los hombres no pueden llegar a performar tales obras.

En ésta mañana le invito a reflexionar sobre ello, que es lo que usted cree de Dios? y esta seguro que eso que cree tiene que ver con Dios?, o es solo su versión personal de Dios?, esa versión que usted tiene le promete cosas asombrosas y las cumple?, o solo le sucede que esta a la espera de «a ver que sucede y ver si Dios quiere»?.

Si por alguna razón usted nunca ha entregado su vida a Jesús y no dimensiona como es que Dios puede hacer una diferencia en su vida, éste es el mejor momento para hacerlo, es tan sencillo como hacer una pequeña oración en la que se declare hijo de Dios y permita que El sea su Señor y Salvador, aprenda que aunque Jesús a pesar de haber muerto y resucitado por todos nosotros, solo puede hacer efecto en nuestras vidas en el momento que le reconocemos en nuestro corazón y nazcamos de nuevo (espiritualmente) y seamos hechos hijos por adopción.

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