Le ha sucedido que le piden que haga algo y usted dice que si lo hará pero en realidad no lo quiere hacer y simplemente lo hace a medias para que no digan que no lo hizo?
Esto sucede todo el tiempo y tiene mucho que ver con el hecho de que nos da pena decir que no, sin darnos cuenta que es preferible decir que no, que quedar mal con algo hecho a medias o peor aun, el no hacerlo y que nos anden correteando por ello, yo mismo me he visto en muchas ocasiones en esa situación y le puedo asegurar que no es algo agradable y que hable bien de mi o de cualquier persona.
Al incurrir en una de estas situaciones, nos invade un sentimiento de culpa y empezamos a buscar la manera de justificarnos o bien de encontrar algo que no nos haga vernos tan mal, le ha pasado?.
Por tal y de situaciones como la que le comento, me imagino deben de haber nacido frases como «la intención es lo que cuenta», que no es (según mi opinión personal) mas que una justificación mediocre a un acto mediocre, ya que desafortunadamente, las intenciones no resuelven situaciones y no llevan a ningún lado.
Dios sabe todo esto, y desde los tiempos de la Biblia, se preocupó por enseñarle a los hombres que a El le agradan las personas de excelencia, no solo las que hacen las cosas, sino que las hacen bien, y dentro de este hacer las cosas bien se puede encontrar el decir que no y no sentirse mal por ello, ya que el ser una persona de excelencia, no nos compromete con los demás, ni nos obliga a cumplir las expectativas de todos, solo por el hecho de querer ser excelentes.
El actuar en justicia es una parte fundamental de una vida en excelencia, pero como todo, cada persona puede tener su propio concepto de justicia, como de excelencia, no en vano existe el gran conflicto actual entre los gobiernos de México y Francia, ya que uno considera culpable a la famosa y presunta secuestradora, mientras el otro no, y podemos vivir de esa manera, según nuestro propio pensamiento y opinión y asegurando que los demás se equivocan, o podemos buscar el verdadero parámetro de la justicia, de la excelencia y de todo aquello que no se pueda medir en unidades métricas, y ese parámetro es la Biblia, ahí no solo nos es enseñada la verdad, sino que nos es revelada por el Espíritu Santo de manera que encontramos el verdadero sentido según el Espíritu de Dios.
La cita de hoy me llama la atención ya que hace un planteamiento sumamente sencillo de como tener éxito en la vida y que se note, nos indica que solo debemos de actuar en justicia, es decir que hagamos siempre lo correcto a los ojos de Dios (ojo!, no a los ojos de los demás o a los ojos propios) y que lo hagamos con amor, es decir, que nuestro enfoque al hacer algo sea siempre con actitud de servicio y considerando a los demás antes de pensar en nosotros mismos incluso.
Obvio, esto no es una regla de algo que tenga que ser, sino que debe de ser, y que no se puede llevar a cabo con solo tener una «buena intención» para hacerlo, ya que si fuera así, correríamos el riesgo de que Dios tenga solo la buena intención de bendecirnos, aunque no lo haga (obvio usted yo sabemos que Dios no actúa de esta manera).
De manera que la cita de hoy es una garantía y una ruta que nos asegura el éxito en todo lo que emprendamos, nos pide solo como requisito que usemos el parámetro de la palabra de Dios para vivir justamente y que todo lo que hagamos, lo hagamos con amor, es decir, pensando en los demás y con la sinceridad de que si no queremos hacerlo, no lo tenemos que hacer, pero si decir que no lo haremos, de manera que seamos siempre justos.
Mi invitación en este día, es a que reflexione acerca de todas aquellas ocasiones en las que no ha tenido éxito en su vida y piense objetivamente si fue justo y lo hizo con amor, y le aseguro que se encontrará con la gran sorpresa de que en la gran mayoría de las ocasiones no fue así y por ello no prosperó su plan, después plantee la misma situación actuando con justicia y amor y dese cuenta de como el resultado sería radicalmente diferente.